Poet (parte 1)

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Ship: Melizabeth

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Ship: Melizabeth

Meliodas entraba con su pequeño saco sobre su hombro y una sonrisa de paz pura permitiendo que sus zapatos con pequeño tacón resonara por la calle de piedra. Había vuelto ahí muchas veces y todas había salido con dinero y el corazón alegre

No iba a mentir, de todos los reinos que visitaba, ese era su favorito. Liones tenía una gran variedad de cosas y ciudadanos a los que podía venderles sus preciadas palabras para ablandar el corazón de alguna joven hostil. ¿Por qué? Seguro te estarás preguntando, pues no había explicación tan metafórica como el deseo de alguien que de todo corazón ama lo que hace

Meliodas era poeta, un rubio que desde pequeño tenía el don de las palabras y cuando su familia murió, debido a una peste que afecto a sus seres queridos, menos a él, debió de hacer su mayor esfuerzo y madurar rápidamente para no derramar lágrimas que lo dejarían en la ruina. No lo iba a negar, era un pequeño de 6 años que acababa de perderlo todo y estuvo llorando y sollozando al lado de la cama de sus difuntos padres por un largo rato, hasta que los vecinos reportaron con los caballeros sacros un olor putrefacto en su casa, entraron a la fuerza y solo encontraron a el unido sobreviviente casi deshidratado por tanto haber llorado

Nunca pudo estar quieto, incluso cuando lo llevaron a un orfanato para niños como él, sus manitas nunca estuvieron en un solo lugar y tampoco sus piernas. Es así que mientras corría de unos niños que jugaban a atraparlo y luego a dejarlo colgado de algún estante, tropezó con la biblioteca, un enorme libro pesado y grueso cayó sobre su cabeza haciendo que perdiera el conocimiento y de esta forma asustar a los que lo perseguían, seguro pensaron que estaba muerto porque no dudaron en irse para evitar que los culparan por eso.

Para su mala o buena suerte, no sabía con exactitud cuál de las dos era, despertó en la enfermería con una doctora cuidando el enorme y doloroso golpe que se había causado. Dijo que 3 niños lo perseguían antes de chocar y golpearse así que castigaron a aquel trío sin poder salir de su habitación durante las horas de juego por una larga semana e incluso los pusieron a barrer los salones de clase como castigo más.

Cuando el pequeño blondo había preguntado qué le había hecho perder el conocimiento, la maestra le mostró aquel gordo y gran libro pesado con unas letras en cursiva que decían "Diccionario" Quedó completamente maravillado por la curiosidad que lo carcomia por dentro, pidió de favor que se lo fueran en sus flacas y huesudad manitas y empezó a leerlo como si lo que tuviera en las manos, fuera el mismísimo secreto de la vida humana. Sus descansos pasaron de verlo correr de un lado a otro a verlo sentado debajo de un árbol, con la fresca sombra cubriendolo del sol, y pasando de página en página devorando cada palabra que podía entender y leer, pues el libro estaba tan abandonado que algunas de sus palabras se habían perdido por el polvo de los años, todo hasta que terminó el enorme libro a los 7 años y frunció su ceño sin saber que otra cosa podría hacer.

Soldier, poet, king Donde viven las historias. Descúbrelo ahora