A pasado ya una semana, Bendy y Borís asian lo posible por encontrar algún antídoto.
La Universidad ya se encontraba vacía y eso les daba más tranquilidad al buscar algunos libros y uno que otro frasco raro de químicos.
Siempre la misma situación, cada antídoto que creaba, este explotaba o no servía, sus esperanzas ya se estaba perdiendo.
—suspira triste— ...
— hermano, no te rindas, se que podrás hacerlo —trataba de darle ánimos—
— no Borís... Todo está perdido... Ya emos intentado una semana y no hay resultados —apoyo su mejilla en la mesa mirando a Borís—
— no de la noche a la mañana vamos a encontrar el antídoto, todo tiene su tiempo —acaricia la espalda del menor— lo vamos a encontrar, te lo prometo —sonríe—
Dos semanas.
Cuatro semanas.
Dos meses.
Ya no abia esperanzas, y Borís también la perdió.
Bendy sollozaba en el sillón con una manta cubriendo su cuerpo, Borís a lado lo consolaba, durante estos meses de búsqueda, Bendy se a sentido acosado, recibía burlas de parte de sus compañeros y envidia de sus compañeras, todo era un desastre.
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No aguantaba verlo de esta manera, me entristecia al saber que no podía hacer nada más que solo consolarlo.
Enredaba mis dedos en el cabello rizado de mi hermano dándole tranquilidad para que sesara sus sollozos.
— porque tu no te sientes como yo... —pregunto mientras se apoyaba en mi pecho—
— porque es parte del destino, algo que tu nunca creíste, por esa razón me mantengo tranquilo sin problemas —able suave—
— no te molesta que te digan afeminado? —me miro con sus ojos llorosos—
— ni en lo más mínimo, ellos no sabes la ventaja que puede ser esto, somos especiales ahora —sujete sus mejillas y plantarle un beso en la frente—
— perdón por no averte contado antes, y aserte parte de un Doncel... —dijo mientras miraba el suelo—
— me lo merezco por curioso jj —solté una risilla—
— por una parte si, pero por otra yo soy culpable de no decirte que era esa planta —recosto su cabeza en mis piernas—
— ya deja de echarte la culpa, ya paso, ya no eres el unico, ambos compartimos el mismo destino, como hermanos inseparables que somos —sonreí mientras le asia churitos en sus mechas de la frente—
— jeje —soltó una risilla asiendo que me calmara un poco más—
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