- ¿Así que te gusta practicar gimnasia?- pregunta mientras caminamos hacia un restaurante.- Me gustaba, ya lo deje de practicar.- giramos hacia la derecha.
- ¿Y por qué lo dejaste?
- No tenía mucho tiempo.
- ¿Qué hacías?
- Pues en ese entonces iba a clases de guitarra, iba a la escuela y eso consumía mi tiempo.
- ¿Lo extrañas?
- Aveces.- admito.
- ¿Y ahora te gusta más tocar la guitarra?
- Sí.- sonrío de lado.- ¿A ti te gusta hacer algo?
- Pues de vez en cuando me gusta hacer manualidades.
- ¿Ah si? ¿Cómo cuales?- la miro.
- Pues aveces tejo o hago poemas.- veo como se sonroja.
- ¿Sabes tejer?
- Sí.
- Eso es genial, mi abuela una vez quizo enseñarme pero me aburrí a los pocos segundos.- admito apenado.
- Es relajante.- sonríe un poco.
- Tal vez algún día lo intente.- me quedo callado al observar que llegamos al restaurante que había escogido.- Llegamos.
Frente a nosotros tenemos una caballa, tiene mesas en el exterior en un lugar un poco apartado de la puerta, y al rededor hay árboles.
- Venía aquí de pequeña.- dice con una enorme sonrisa, mostrándome su dentadura.
- ¿Ya no lo haces?
- Últimamente no, mi padre tiene mucho trabajo y hace demasiado tiempo que no comemos en familia.- se muerde el labio.
- Bueno, entonces entremos.
Los dos nos encaminamos hasta entrar al lugar, una vez allí puedo observar múltiples mesas, personas comiendo y hablando, y también un poco de humo.
El lugar es... ¿Rustico? Sí, creo que esa es la palabra correcta.
- Wow, no pensé que la rocola siguiera aquí.- dice la chica.
- La verdad es que jamás había venido.
- No hablaras en serio.- me mira con desaprobación.
- Es verdad.
- No puede ser, aquí tienen una de las mejores hamburguesas. ¿Cómo es que jamás supiste de este lugar?- grita.
- No lo sé.- me encojo en hombros de forma divertida.
- Mejor vamos a sentarnos para que ordenes una hamburguesa y veas de lo que te pierdes.
Toma mi mano y me guía hasta encontrar una mesa, he de admitir que cuando nuestros dedos se juntaron fue algo magnífico, fue como si su toque echara chispas y me recorrieran todo el cuerpo.
Ver nuestras manos entrelazadas fue uno de las vistas más hermosas que pude haber presenciado.
- Buenas tardes, yo seré su mesera el día de hoy.- dice una mujer un poco robusta.
- Buenas tardes.- dice ella.
- ¿Ya saben qué van a ordenar?
- Dos hamburguesas por favor.
- Claro.- apunta en su libreta.- ¿Con todo?
- Una sin picante y cebolla.
- La otra sí con todo.- hablo.
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Una noche más a tu lado
Teen Fiction¿Alguna vez han pensado que allá afuera hay alguien para nosotros? ¿Nunca se han preguntado, cómo es que las personas encuentran a su pareja de vida? Bueno, Nicolás se preguntaba lo mismo, ya que siempre le llamo la atención ese tipo de historias...