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Alessandra

Escuchar esas palabras, ver como sus ojos brillaban por cada frase que salía de sus labios.

Hizo que mi corazón se rompiera, que mi alma saliera de mi cuerpo, que los recuerdos llegaran a mi mente como si fueran partes de una película.

Claro que quería estar con él, claro que sentía lo mismo que Nicolás, claro que desde el momento en que lo vi algo en mí reacciono.

Claro que... me gustaba.

Pero no estaba lista...

No quería equivocarme con él, no quería pasar lo mismo otra vez.
No quería que mi corazón saliera lastimado una vez más, no podía.

Tenía miedo, miedo de expresar mis emociones, de que me dejara llevar y al final todo saliera mal.

Estas inseguridades llegaron cuando... cuando Axel llegó a mi vida, cuando me endulzo el oído para después romperme en dos.

Cuando me prometio la luna entera, cuando dijo que daría todo por mí.

Él fue la persona que más me hirió en esta vida, con sus actos, sus golpes, sus palabras hirientes.

Nosotros comenzamos a salir cuando íbamos en preparatoria, cuando era una chiquilla inocente y me creía cualquier cosa.
Al principio todo era color de rosa, eran risas y cariño.

Pero con el tiempo... con el tiempo fue revelando su verdadero yo, con el tiempo comenzó a golpearme cuando no hacia lo que quería, cuando hablaba de más, cuando me ría con alguien más, cuando no llegaba a tiempo a nuestras salidas, cuando...

Cuando hacia cualquier cosa.

Me golpeaba hasta que se cansaba, y cada vez que hacia eso al siguiente día llegaba con rosas y de rodillas pidiéndome perdón, diciendo que no lo volvería a hacer y que me amaba más que a nadie.

Y tenía miedo, tenía miedo de hablar de más, de decir algo que no le pareciera, no solo a Axel, sino a todos, comencé a cerrarme, a dejar que vieran en mí algo que no les gustara y terminaran alejándose.

Cerré mi corazón, enterré mis emociones, sepulte a la Alessandra alegre, amable, habladora y explosiva que era antes.

Con el paso del tiempo me recupere, hable y me aleje de la persona que había hecho mi corazón pedazos.
Claro, no volví a ser la misma de antes.

Y ahora... ahora que Nicolás me dijo todo eso, que preparo todo lo que vi en su casa, que hablo con cariño y me veía con amor.

Tuve miedo, miedo de que la historia se repitiera una vez más, de que... saliera herida, y que en el agujero en el que estaba, entrara otra vez y ahora ya no hubiera escapatoria.

Por eso no pude hacerlo, por eso deje que el miedo se apoderara de mi cuerpo y hablara por mí.
Verlo ahí, con sus ojos brillantes, su ceño fruncido y su cara triste, hizo que me rompiera un poco más de lo que ya estaba, pero... no podía, no podía regresar y decirle quién era en realidad, cuál es mi historia, porqué actué así.

No... no podía hacer eso.

¿Y si pensaba que estaba rota?

¿Qué no valía la pena por dejar que alguien así me hiciera eso?

¿Qué no era lo suficientemente fuerte para su parecer?

Era mejor alejarme de él, era mejor que... no supiera la verdad, que ninguno de los dos saliera lastimado.

Una noche más a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora