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Tres días después decidimos que ya era hora de que lo intentáramos, de que nos arriesgáramos.

Nunca es tarde para ir por lo que quieres.

Estos tres días fueron maravillosos, nuevamente volví a sonreír, a reírme de verdad, a sentirme completo.

- Ya ves, tuve razón.- dice Elena mientras vemos a los animales.

- Sí, sí, siempre la tienes.

- Lo sé.- sonríe con arrogancia.- ¿Qué es lo que buscas exactamente?

- Bueno, Ale una vez me dijo que le encantaría tener un hámster, así que busco uno para ella. 

- Que detalle.

- Así es, mejor ayúdame a buscar uno.

- ¿Cómo lo quieres?- la miro con el ceño fruncido.

- ¿Cómo que cómo lo quiero?

- Pues sí. ¿Regordete, flaco, tierno, travieso?

- Vaya, pues... ¿Regordete estaría bien?

- ¿Es una pregunta o una afirmación?- se cruza de brazos mientras alza una ceja.

- ¿Afirmación?

- No puede ser.- suspira frustrada.- Mejor déjamelo a mí.

- De acuerdo.

Se va a otra sección, así que decido irme a buscar algo que le agrade a mi novia.

Que bien suena. Mi novia.

¿No lo creen?

¡Dios! De solo pronunciarlo hace que se me acelere el corazón.

Después de buscar por horas el dichoso hámster, por fin encontramos el adecuado.

- Es hermoso.- dice la chica con cara de cordero mientras lo ve.

- Si bueno, es gordo.

- ¡Es mejor! Míralo, se ve tan tierno, me dan ganas de morderle un cachete.

¿Qué les puedo decir del animal? Sólo que es gordo y de color blanco.

- Mejor vámonos.- digo.

- Bien, pero pasemos por un helado antes.

- De acuerdo.

Después de pasar por el helado, nos dirigimos a su casa, cuando llegamos ella se baja y me desea suerte.
Cuando arranco nuevamente, veo al animal que va en el asiento del copiloto, pero me percato de que con con cada parada que hago se va para enfrente.

Así que lo hago más seguido, es divertido ver como se cae ese pequeñín gordinflón.

Llego a casa de mi novia, me bajo con la caja en donde va el hámster y camino hasta tocar el timbre.

- Mira lo que.- me detengo al ver a su madre.- Hola señora Bianco.

- Nicolás.- sonríe.

- ¿Cómo está?

- Bien, bien. ¿Y tú?

- También. ¿Estará su hija?

- Claro, está en su habitación arreglándose.- se abre paso para que entre. 

- ¿Saldrán?- frunzo el ceño.

- No, pero una amiga que conocí en la universidad vendrá a la casa en unos minutos.

- Wow, eso es bueno.

- Sí, hace mucho que no la veo. Ella vive hasta Toronto.

- ¿Usted estudió allá?

Una noche más a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora