La húmeda de una brisa fría con olor a pino se cuela por mis poros y envuelve mi nariz. Las rugosidades de los troncos a mi alrededor rozan mis dedos a medida que me interno en las profundidades del bosque. Unos hipnotizantes aullidos que parecen llamar mi nombre me guían por un sendero antiguo el cual desconozco. La desesperación en sus lamentos llega al punto de agobiarme e impulsarme a acelerar mis pasos, hasta encontrarme corriendo a toda prisa. Detengo mi marcha cuando la noche se aclara bajo la luz de la luna que se cuela por un pequeño claro. En él, me reciben dos magníficos animales casi idénticos. El reluciente pelaje de noche que envuelve al primer lobo me persuade de admirar la esbeltez de su imponente figura hasta sus antinaturales ojos de un azul tormentoso. Una vibración casi electrificante se apodera del aire a medida que me sumerjo en ellos. Sin embargo, no dura lo suficiente cuando un impulso casi magnético me obliga a desviar mi vista hacia el lobo de sedoso pelaje azabache que me mira deseoso desde la izquierda. Su contextura es evidentemente mayor, aunque menos fornida que la del anterior, pero igual de hermosa e imponente; al punto de invitarte a vagar por ella. Mis ojos se posan en su extraña mirada, esta parece contener el mismo azul eléctrico de su acompañante, pero no me dejo engañar, soy perfectamente capaz de diferenciar el tono tres veces más profundo y oscuro que empaña los ojos del segundo sabueso, casi como si quisiera ocultar en él un sin fin de misterios. Desconcertado por su enorme belleza y su majestuosa presencia, deslizo mis iris entre uno y otro. Estos aúllan una vez más invitándome a acercarme y así lo hago. Me coloco en el centro del claro y espero paciente a que ellos acorten la asfixiante brecha que nos separa. Poco a poco me rodean casi acechándome hasta que finalmente se sientan expectantes frente a mí. Solo basta con que extienda mis brazos hacia ellos para que sus narices ansiosas comiencen a olisquearme embelesados. El roce de su pelaje en mis manos inseguras cuela suavemente un sentimiento de una paz y felicidad casi indescriptible. Al parecer, mi olor tiene el mismo efecto en ellos, que pronto se acuestan a mi alrededor ronroneando al son de mis manos curiosas que se deslizan por el oscuro mar de sus pelajes. La calma de este momento tan íntimo se rompe cuando un eco amortiguado comienza a resonar a nuestras espaldas, colocando instantáneamente a mis peludos amigos en una posición de alerta con sus garras y dientes al descubierto. Sus gruñidos amenazantes no logran acallar el sonido cada vez más fuerte. La resonancia es tal que todo el bosque parece vibrar al son estruendoso de ese molesto pitido y mis pies retroceden cuando la tierra bajo ellos comienza a sacudirse. Cubro mis oídos con fuerza intentando aislarlo y mi mente rápidamente analiza la situación en busca de una salida. El extraño sonido de hace unos momentos se hace tan familiar que automáticamente intento recordar donde lo he oído antes. El reconocimiento distorsiona mis gestos justo cuando los arboles comienzan a desmoronarse y el suelo se resquebraja serpenteantemente. Volteo a verlos presa del pánico justo cuando los lobos comienzan a distorsionarse hasta perderse en mi inconsciente. El estruendoso pitido borra mi ensueño y me obliga a despertar.
La agitación me encuentra desparramado entre mis sabanas cuando me apresuro a apagar mi ruidosa alarma. Otra vez ese sueño, nuevamente la sensación de desolación me encuentra cuando recuerdo las miradas tristes de las bestias justo antes de desaparecer. Me digo a mi mismo que no puedo seguir angustiándome por la pérdida de seres que ni siquiera existen y me levanto para ir al colegio. Luego de arreglarme bajo a la cocina y preparo el desayuno para dos mientras tarareo una absurda canción pop. Escucho la escalera crujir cuando mi padre comienza a deslizarse desde el segundo piso guiado por el olor del café recién hecho. Las ojeras opacando sus suaves ojos celestes y su desarreglada cabellera rubia me recuerdan el turno extra que tuvo anoche en la comisaria. Le extiendo su taza y un plato con panqueques haciendo que su seño se frunza al probar el primer sorbo y miré con desaprobación el resto del menú.
–¿Qué es esta horrible cosa? – dice mientras le da otra probada.
– Buenos días a ti también– digo dándole un trago al mío – Es café descafeinado– explico cuando sus acusadores ojos no dejan de mirarme y le sonrío alegre cuando su ceño se frunce más profundamente. –Sabes que tienes que cuidarte más, así que no te quejes– advierto mientras lavo los utensilios usados, provocando que resople y comience a devorar los panqueques para así poder ignorarme. Veo que a pesar de que he usado los ingredientes alternativos los come gustoso así que sonrío victorioso y me hago una nota mental para guardar esta nueva receta.
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магьосник : Brujo
RandomBeacon Hills, un extraño pueblo en medio del bosque, rodeado de silencios de ultra tumba y secretos que podrían llevarte a terminar dentro una. Stiles Stilinski un joven de 17 años que, a pesar de haber crecido en este pequeño paraje maldito y cono...