La semana pasó como un frenesí expectante. No sabía en qué momento un feroz asesino podía convocar a mi mejor amigo para iniciar una masacre.
Parte de su iniciación consistía en cazar como manada y devorar carne fresca. Intentamos hacerlo por nosotros mismos, pero no resultó bien. Luego de verlo destrozar un conejo y corretearme por medio bosque exigiendo más, concluimos que no podía ser su guía espiritual en su camino a la iluminación sobrenatural.
Producto de esa tarde realmente desagradable, comencé a considerar llamar a alguien para que lo ayudara con sus problemas peludos. Lo discutimos y él estuvo de acuerdo, el problema era que no sabíamos a quién acudir. Después de todo, el vínculo entre un alfa y su beta no podía suplirlo cualquiera. Sin duda, se trataba de una relación sumamente toxica y retorcida.
Tal parece, no cualquier hombre lobo podía convertirte. Debías ser mordido por un alfa, un lobo más violento y fuerte que cualquier otro y una vez transformado deberías tu lealtad absoluta a él. Así que no conforme con pegarte la rabia, se encargaba de lavaba el cerebro hasta que fueras su fiel ayudante. Y aunque ciertamente estaba aterrado haciendo hasta lo imposible por impedirlo, tenía que admitir que Scott no era el único hombre lobo rondando por mi cabeza.
Misterios envueltos en cuero y sensualidad mortal se paseaban por mis fantasías ante el menor descuido. Un momento estaba asegurándome que Scott no atacara a ningún estudiante y al siguiente me perdería en el recuerdo de voces grabes y profundas rozando mi oído, sedosos cabellos negros y miradas magnéticas. Era innegable la fuerte impresión que me habían dejado. Ciertamente los Hale's eran personas difíciles de ignorar, pero a mí, me estaba costando más que a la mayoría. Y mi situación tampoco era de ayuda.
Todo inició la mañana del jueves. Mi padre comenzó a sospechar luego de la tercera "pijamada" en la casa de Scott. La tapadera había funcionado hasta que Melissa se negó a recibirnos alegando que "no podíamos seguir pasando más noches sin dormir". ¿Cómo fue que la enfermera supo acerca de mi técnica secreta para el insomnio? Nunca lo sabríamos. Obviamente nada tenían que ver los tres packs de bebidas energizantes y video juegos que dejamos regados la noche anterior. Probablemente sus instintos maternales fueran la clave de su clarividencia. Ya saben, esa habilidad que toda madre posee, esa que le permite reconocer una travesura o a un niño enfermo con solo una mirada.
Así que cuando opté por el plan B y le pedí permiso a mi padre para invitar a Scott a dormir, no me esperé su negativa. "Si Melissa no nos recibía en su casa era porque algo habíamos hecho", fue su única explicación. No importó cuanto argumentara sobre un simple cambio de ambiente para mantener las cosas interesantes, o un intento por no incomodar a Melissa en su regreso del turno nocturno. Debí suponer que mi padre desconfiaría cuando súbitamente mencionara ese maldito tabú.
El traer gente a la casa, se había tornado una negación silenciosa. Yo no invitaba a mis amigos, cuando mucho, los recibía en la sala mientras esperaban que terminara de alistarme para salir juntos de aseo. En mi casa, no existían las parrilladas con vecinos, ni las pijamadas con amigos o las tardes de juegos. Al principio, se debía a la delicada salud de mi madre, después fue debido a la adicción de mi padre, y a día de hoy se mantenía como una insana costumbre. Probablemente fuera debido a la vergüenza que representaba ver a la imagen de la rectitud ahogándose en una botella; o talvez, al miedo que inspiraban los gritos histéricos de una mujer desquiciada; y solo quizás, a la vulnerabilidad que implicaría permitir que alguien viera a semejante testigo. Solo es una casa, dirían algunos, y ellos tendrían razón. A simple vista eran solo un par de pisos, tres habitaciones y muchos metros cuadrados sin mucho para decir. Pero si mirabas atentamente, si te quedabas un segundo en silencio y le permitías hablar, te percatarías de la mohosa soledad corroyendo cada rincón de esa deprimente casa. Lo asfixiante y viciado que se volvía el aire entre esas paredes. Toda ella parecía sepultada bajo la óbita vibra de sus habitantes, tan muertos por dentro como las plantas en el jardín.
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магьосник : Brujo
RandomBeacon Hills, un extraño pueblo en medio del bosque, rodeado de silencios de ultra tumba y secretos que podrían llevarte a terminar dentro una. Stiles Stilinski un joven de 17 años que, a pesar de haber crecido en este pequeño paraje maldito y cono...