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-¿Por qué tardaron tanto?
Jake los miró con curiosidad, luego de que ambos entraran en la habitación.
-Encontré a Jay a punto de besar a mi hermano.
Había utilizado un tono tan causal para decirlo, que Jay casi se había ahogado con su propia saliva.
-¡Eso no es verdad!
-No, claro que no.
Exclamó Heeseung, sarcásticamente, sentándose junto a un confundido Jake y acunando una de sus mejillas con su mano, acercando sus rostros.
-El bastardo en serio iba a besarlo. ¡A mi hermano!
Dijo, dramáticamente, copiando la posición en que había encontrado a Jay y a Jungwon, para luego depositar un pequeño y rápido beso en los labios de su novio.
-¿¡Te gusta Jungwon!?
Jake lo miraba con los ojos muy abiertos, mientras sus dedos despeinaban los cabellos de un Heeseung que ahora reposaba la cabeza sobre sus piernas.
-¿Podrías gritarlo un poco más fuerte, Jake? Creo que no te escucharon en México.
-Entonces, sí te gusta.
No había sido una pregunta. Jake lo miraba con complicidad, mientras en sus labios se dibujaba una sonrisa burlona. Jay suspiró y se desplomó sobre la cama. La cosa era que, Jungwon sí que le gustaba pero, ¿cómo le explicaría a Heeseung toda la situación? Probablemente, si le contaba a su mejor amigo que su hermano tenía un celare y que ese celare resultaba ser él, su amistad terminaría, y eso significaba perder a Heeseung. Y también a Jungwon.
-¿Podemos dejar ese tema, por favor?
Heeseung se levantó de su posición, dirigiéndose hacia la puerta del baño.
-Está bien, pero no creas que lo olvidaré.
Y cerró la puerta tras él.
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"En realidad, nadie puede saber si una historia terminará en tragedia o comedia. Quizá sea imposible desde el principio clasificar una existencia como una u otra. La vida no hace más que fluir imparable, guardándonos toda clase de sabores."*