Tres

15 2 0
                                    

Maldita alarma. Siento que apenas he dormido y estoy toda adolorida, me duele el cuello, la espalda y los brazos, claro, es por la estupida calidad de las camas de hotel. Estoy tan enfurecida. Siempre tengo que ser como el perrito de mis papas. Eso me pasa por creerme que era la mejor para ellos y que ellos me amaban mas que a mi hermana.

Bueno, ya, me da igual. Lo importante es que después de ver los internados, voy a poder ir de compras y luego largarme sin más de este hotel y estar en mi casa. Con mis cigarros. Con mi todo.

Relájate...

Me pongo unos jeans rasgados, unos tenis dorados brillantes y una blusa con rayas rojas y blancas.

Mi cabello se ajusta y no se esponja. Así que lo cepillo un poco y lo dejo suelto.

Mis papas están también listos, así que bajamos, ya que iremos a un restaurante a desayunar. Se llama Otto's y venden comida riquísima. Para eso de la comida, hasta mi hermana tiene buen gusto.

-Quiero el bufete.

-Nadie quiere bufete, eso es de gente corriente.

-Pues yo no soy corriente...

-¡Cállense las dos! Estamos en un restaurante. Publico nenas. Cálmense ya.

-Dijimos que íbamos a compartir la comida ya que son platos grandes, pero si se van a seguir peleando, que cada quien pida lo que quiera.

Típico de mi familia. Nunca podemos tener algo bien. Mi hermana y yo nos pelamos, mi mama nos anda calmando y mi papa, como siempre, dándonos la razón y malcriandonos mas. Bueno, no es que sea malcriada, pero mi hermana valla que lo es. Es una corriente, y no es por ofender a nadie con lo de los bufetes, pero a mi me parece de esa forma.

Al final, termino pidiendo unos hotcakes que vienen con ensalada de frutas y leche, la cual pedí light.

Terminando, nos vamos directo al coche. Y digo directo por que quería ir a comprar algo, pero a mi nunca me escuchan.

Pues me jodo.

Pues se joden.

Pues nos jodemos.

Y ahí vamos, a un internado. Que bueno que no soy yo, por que ni de broma. Tener que estar encerrada y no poder hacer nada. No, no y mas no. A mi jamás, primero prefiero ser comida por los aliens... Mi hermana y sus películas, debería de dejar de verlas con ella.

Cuando llegamos, me sorprendo. Pensé que mis padres meterían a mi hermana en algo más estricto. Aunque bueno, al llegar no da esa impresión. Soy de juzgar mucho antes de saber. Si, da una impresión de un internado hippie. Todos se visten como quieren, me cae que hasta se vienen desnudos y no hacen nada. Pues mas suerte para mi hermana. Con su mal gusto y estilo horrendo, encajara con esta gente de cuarta...

Mejor me calmo que ni siquiera los conozco. Si, soy bastante presumida, pero esto de venir me tiene harta. Como si mi hermana no fuera ya independiente como para que decidiera por si misma.

-Atlanta, vamos.- mi madre se oía emocionada aunque en su cara se reflejaba un poco de angustia, algo me escondía. No sabia disimular muy bien y aparte yo sabia y había aprendido a distinguir las expresiones de la gente muy bien.

Caminamos hasta entrar en una recepción. Muy decorada, con un estante lleno de libros y documentos a la izquierda y una puerta, la cual me suponía que te llevaba a mas documentos, en la parte derecha. En medio había un escritorio con tres sillas delante y una detrás.

Obviamente, en cuanto llegamos me senté en una silla, digo, no soportaría estar parada todo el rato.

Llego de la puerta una señora alta, con tacones y muy bien vestida, de no más de 27 años. ¡Pero qué raro todo aquí!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 13, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Yo no soy asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora