Todos atienden sus respectivos dolores de cabeza al día siguiente, pero incluso el día después de Navidad Mark tiene que trabajar, por lo que se marcha después del almuerzo y Jeno desaparece durante el resto del día.
No se miran a los ojos durante el breve tiempo que pasan compartiendo la cocina, bebiendo café y compartiendo aspirinas para el dolor y cuando Mark regresa esa noche, Jaemin lo sobre compensa mostrando su afecto por él, sintiendo una extraña sensación de culpa. Y cuando Mark lo lleva a su cama y ofrece sexo oral, Jaemin se lo permite, a pesar de que no se siente realmente con el ánimo, se obliga llegar al orgasmo gracias a los pensamientos que tiene de unos ojos, una boca, piel y manos que no se parecen en nada a las de Mark, aumentando así la culpabilidad.
Se levanta de la cama más tarde, cuando Mark se ha dormido, se interna en la oscuridad y el frío de la sala, mira a su alrededor buscando la manta y cuando no la encuentra, se pone la sudadera con capucha que encuentra en su lugar. No es hasta que se envuelve en ella mientras mira la televisión que se da cuenta que le pertenece a Jeno, su olor se filtra en sus sentidos provocando un hormigueo sobre su piel.
Jeno llega un momento más tarde, como siempre y luce curiosamente tranquilo. Jaemin no puede leer su lenguaje corporal, ni siquiera sabe cuánto recuerda de la noche anterior, y cuando Jeno no hace más que dejar las llaves en el mostrador y sonreír brevemente, Jaemin pregunta:
—¿Dónde has estado?
—Pase el día con Yeji.
Jaemin asiente con la cabeza y espera que sea la verdad y que Jeno no haya estado caminando por las calles todo el día solo, evitándolo.
—¿Lo pasaste bien?
—Fue bueno, sí—Jeno murmura vagamente—Voy a poner el agua a hervir.
Regresa con dos tazas de té caliente y pone una en manos de Jaemin mientras se sienta junto a él.
—Gracias—esto se siente tan irreal y a la vez tan normal que no puede entenderlo.
Jeno asiente señalando el televisor.
—¿Dónde estamos hoy?
—Edimburgo—dice Jaemin después de tomar un momento para pensar. En realidad no ha estado prestando atención al programa de tv.
—Es muy bonito.
—Nunca he estado allí.
—Deberías—dice Jeno—Pide a Mark que te lleve.
La mención de Mark es deliberada, con eso lo ha traído aquí, poniéndolo entre ellos como una barrera. Un recordatorio de por qué anoche fue un error y no el tipo de noche de la cual Jaemin todavía puede recordar cada detalle, sentir cada toque. Traga saliva.
—Mira, lo que pasó anoche...
Jeno lo mira y con tal mirada le pide que calle—¿De verdad quieres hablar de eso?
—Fue solo que—dice Jaemin, pero sí, lo quiere, de verdad—bebimos mucho, las cosas se pusieron un poco raras...
—Está bien—dice Jeno, con tono ligeramente molesto.
Jaemin contiene la respiración, mira el costado de la cara de Jeno—Me voy a casar con tu mejor amigo—pero lo está diciendo por las razones equivocadas y lo sabe. No está diciéndolo para recordarle a Jeno por qué lo que pasó la noche anterior estuvo mal, lo dice por qué lo que está sintiendo es peligroso y masivamente inapropiado.
Lo dice porque quiere provocar una reacción en Jeno, quiere una pista sobre cómo se siente, lo que piensa acerca de cómo en un minuto tiene momentos con Jaemin y al siguiente discute sus deberes de padrino con Mark.
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El Padrino - Nomin
Любовные романыJaemin está a punto de casarse tras un arrollador romance con un hombre que conoció una noche en un bar gay. Pero entonces conoció al mejor amigo de su prometido, Lee Jeno. © todos los créditos a su respectiva autora (Lola Carson).