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El auto se detuvo a una gran distancia, Hoseok apago las luces y quedaron en silencio por un momento. Para el las horas habían pasado demasiado rápido y más cuando se habían confesado mutuamente.

–Quiero que sepas que esta noche te sacare de aquí– tomo su mano, pero no reparo en los ojos brillantes y llenos de ilusión de la pequeña– no traigas nada, no es necesario– negó besando sus finos dedos– si te preocupa Wendy dile que venga también, si es necesario las sacare un tiempo del país hasta que estén seguras para volver, junto a mi estarás bien.

–Hobi...– lagrimas salieron de sus luceros y el solo se acercó para robarle un dulce beso– no quiero meterte en problemas.

–No lo harás, nadie se enterara de lo sucedido. Me encargare mi pequeño girasol– beso su frente y quito el seguro de su cinturón– ahora vamos para que descanses. – ella asintió.

Caminaron tomados de las manos por un rato. Había estacionado algo lejos par que no se oyera el ruido del auto ni las luces, sus manos estaban entrelazadas y por nada del mundo el dejaría de tomarla. Hoseok se había dado cuenta lo mucho que le encantaba aquella criatura, era tan linda, tan sencilla que su alma termino de complementarse con la de ella. Estaba enamorado desde mucho y ni cuenta se había dado.

–Bien– suspiro algo triste por lo que seguiría– sube, duerme un poco y habla con Wen, sé que no tiene sus papeles a la mano y eso no es inconveniente. Ella tiene el celular que te ofrecí un día– Amber bufo y lo dejo de mirar causando una risa n el chico– ya, tu no quisiste tomarlo, necesitaba otra forma.

–Es peligroso algo así– mordió su labio– pero hablare con ella.

El solo asintió y se acercó tomando su cintura y besando esos dulces labios que ahora eran adictivos, la sensación era tan placentera, tan satisfactoria, no importaba el momento ni el lugar ellos se amaban y se estaban demostrando bajo aquella madrugada. No necesitaba llegar más allá de nada porque estaba seguro que de ese girasol entre sus brazos estaba hecho para él.

Pero tenían que saber que donde estaban no era precisamente el paraíso, que podían ser observados por alguien que ya tenía un plan trazado y que posiblemente arruinara su dulce escapada.

...

–Y entonces... ¿solo así?– Wendy parpadeo, estaban fuera de la iglesia y esperaban al nuevo rector con el nuevo padre.

–Solo me dijo eso, no quiso darme detalles– jugo con sus manos– tengo algo de miedo, incluso me dijo que los chicos participarían.

–uh– canturreo– dime que hay algún soltero, necesito un hombre, mujer.

– ¡Wendy!– golpeo su nuca y esta solo rio– no, todos tienen parejas, son muy lindas y amables, además creo que los únicos que no la tienen son muy mayores– colocó su mirada al cielo.

–Un Sugar daddy es un sugar daddy– se encogió de hombros y sonrió perversamente– si fuera con eso muñecos que me describiste mis futuros hijos serian dioses.

Amber solo la observaba carcajearse, amaba aquella chica sin filtro y tan segura de si misma. Era su hermana y por eso había tomado la decisión de irse junto a ella.

–Disculpen– ambas voltearon viendo al lindo profesor de ojos azules– ¿Cómo están?

–Bien– Wendy sonrío apretando sus labios, la verdad aquel hombre no le cae nada bien– ¿Sucede algo profesor?

–De hecho quería que vinieran a la oficina del rector, quiero que vean algunas ideas y posibles proyecto– sonrío– quiero que vean posibilidades de formar un futuro.

– ¿Y cómo haríamos eso?– comento Amber, la mano de Wendy tomo la de ella llevándola hacia atrás y apretó brevemente esta.

–Busque varias formas y...

El sonido de las puertas más los aplausos interrumpieron al joven moreno, el rector salía con aires de grandeza, su traje era a cuadros y sus horribles anteojos eran desagradable a la vista de los demás.

–Buenas tardes jóvenes– aplaudió llamando más la atención– hoy estamos alegres ya que un nuevo padre llega, quiero darle la bienvenida como debe ser– sonrío– por favor pasemos al comedor para darle una grata y calurosa bienvenida, recuerden mantener sus modales y comportarse.

Todas, junto a los profesores fueron adentrándose a una de las pequeñas alas de la iglesia, allí se situaba una mesa de madera algo desgastada pero en buenas condiciones. Al entrar había un buen banquete y se sentaron cuando les dieron indicaciones.

–Muy bien– el hombre toco suavemente la cuchara contra la copa, todas miraron al hombre y este sonrío– Señoritas, caballeros– estos inclinaron la cabeza– denles la bienvenida al padre y el nuevo monaguillo de este humilde pueblo– la puerta se abrió dándole a paso a ambos– Jung Hoseok y Park Jimin.

El chillido de Amber y Wendy fue épico, ambas estaban con los ojos muy abiertos. Delante a unos cuantos metros a la cabecera de la mesa estaba el castaño bien vestido de padre, sonriendo radiante, a su lado el rubio de labios carnosos quien sonreía por lo bajo con ambas manos en su espalda.

– ¿Sucede algo señoritas Kim?– todos las miraban expectantes, es que vaya sorpresa.

– ¡Rata!– grito Wendy, y eso basto para que todas subieran a las sillas gritando y buscando a la rata fantasma, mientras ambos chicos contenían la carcajada de sus vidas. 

 

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Rapunzel 🌻Jung Hoseok🌻©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora