Capítulo 11: Confesando todo

137 4 3
                                    

Era tanta la confianza que le tenía a Ana, que decidí contarle algo que había prometido no decir, mi mayor secreto, lo que había pasado esa noche, todo lo que me habían hecho.

Estaba decidido, así que me dirigí hacia ella.

-Ana, ¿puedes venir un momento?- dije en tono serio.

-Claro Sebastian, ¿qué pasa?- dijo preocupada.

-No sé cómo decirlo, te he agarrado mucha confianza, así como tú confías en mi, yo confío en ti, ¿no es así?- dije.

-Claro que si- dijo asintiendo con la cabeza.

-Bueno, tengo que contarte algo que prometí no decirle a nadie, pero no puedo guardarmelo más- dije.

-Está bien, dime- dijo intrigada por saber que era lo que le diría.

Al contarle, Ana produjo una sonrisa misteriosa, una sonrisa que me recordaba a alguien, Evelin, no pude evitar sentir temor, es cómo sí lo supiera desde hace un tiempo.
Ana al notarlo dejo de sonreír para mostrarme un rostro lleno de comprensión.

-Te creo Sebastian, ¿sabes? deberías de hacer algo al respecto, yo te apoyaré en todo lo que decidas hacer, para eso estamos los amigos- dijo consolándome.

-Gracias por los consejos, también por escucharme y creerme, se que puedo confiar en ti- dije un tanto alegre y confuso por aquella sonrisa.

-No tienes por que agradecer, es lo que hacen los amigos ¿no?, gracias a ti, por brindarme tu confianza

Ana me ayudó a sentirme mejor, todo parecía volver a la normalidad, me estaba recuperando de aquel momento terrible, había aprendido a superarlo, cada día, me sentía una persona libre y alegre, aquella persona que era meses atrás.

Convivía cada vez con más personas, pasába momentos excelentes en la escuela.

Fue en esa etapa, cuando conocí a Gabriel, Joel, Pamela y Verónica, todos ellos, alumnos dos años mayores que yo.

Pamela parecía ser una persona demasiado alegre, con una forma de ser única, era diferente a las demás chicas, lo cuál logró llamar mi atención.
Y no me había equivocado, era única.

Con el paso de algunos días, Pamela y yo nos llevábamos demasiado bien, hacíamos demasiadas locuras, reíamos a carcajadas, en fin, pasábamos grandes momentos juntos.

Al mismo tiempo mi relación de amistad con Ana era de lo mejor, pareciera que esta amistad duraría demasiados años, eso pensaba.

Cuando le presenté a Pamela, Ana pareció estar disgustada, su mirada la delataba, más bien, pareciera asesinarla con la mirada, pero, ¿porque?, solo éramos amigos.

Algo extraño le pasaba a Ana, podía notarlo pero no sabia el porque de su comportamiento.
Su mirada completamente transformada, una mirada que causaba furor.

(...)

Pasaban las semanas y mi amistad con Pamela iba en aumento, al igual que con Jessica, mi amiga de la infancia, Jessica conoció a Pamela meses antes que yo, por lo que se hablaban bien, ambas eran buenas amigas lo cuál me sorprendió cuando me enteré.

Todo era perfecto, estaba con las personas que más quería, pasábamos demasiados momentos, experiencias únicas que quedarían marcadas por siempre.

(...)

-Sebastian, ¿puedo hablar contigo?- dijo Pamela, dirigiéndose hacia el lugar donde me encontraba.

-Claro, ¿que pasa?- respondí.

Al igual que con Ana, Pamela había decidido contarme algo importante, sentía la necesidad de decírmelo.

-No quiero que nuestra amistad termine después de lo que te voy a decir- dijo nerviosa.

-Claro que no, puedes decirme- respondí seguro.

Estaba ansioso por saber, Pamela parecía estar nerviosa, ¿que me diría?...

All About MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora