¿Desahucia & Esperanza?

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La hora del almuerzo era más tranquila de lo habitual, tres asientos se encontraban vacíos en aquella mesa en la que todos solían reunirse.

Clint tomaba la orden de Sam y Natasha, como sí de un mesero se tratará, debido a qué perdió una apuesta. Steve y Wanda hablaban algo alarmados sobre la posible infidelidad de Stark, Rogers no se sentía realmente cómodo con ello, incluso podría decirse que se sentía avergonzado, pero intentaba fingir lo mejor posible.

Un delicado y conocido olor distrajo a Barton de su tarea, aquel perfume le parecía sencillamente delicioso.

- Hola Laura- saludó girándose parcialmente
- Hola Clint
- Te ves todavía más hermosa, Qué te hiciste? Un corte nuevo quizás? Si, es eso, Cierto?
- Solo un pequeño corte, Cómo lo supiste?
- Bueno, nunca reveló mis secretos, pero te daré una pista- Laura ladeo la cabeza- ojo de Alcón- ella rio y él guiñó un ojo para después ambos volver a lo que hacían con una leve sonrisa. Sam y Natasha se miraron como comunicándose por unos instantes.
- Qué es esa sonrisa Clint?- preguntó Sam levantando una ceja
- Exacto, acaso estabas coqueteando? Realmente coqueteando?- agrego Nat
- No, claro que no, Qué más era a parte del club sandwich?
- No cambies el tema
- Ella te gusta, no es así?
- No...
- Ja! Negarlo te delató, ella te gusta
- Podrían ser más discretos. No querrán humillarse públicamente

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- A dónde vamos James?
- Con un amigo?
- Un amigo? Acabas de volver y ya tienes un amigo?
- Si, impresionante, no es así? Es el mejor amigo que he tenido nunca
- Bien...- Barnes dobló en una esquina seguido por Helmut, quién miro a su alrededor con curiosidad- conozco este lugar...
- Estás seguro?- James no recordaba que Helmut conociera el camino a casa de Barton
- Si, vamos a casa de Clint?
- Cómo lo sabes?
- Veníamos a sacarlo de su cueva todos los días, durante dos meses. La culpa lo carcomio- fue entonces cuando Barnes recordó aquella ausencia suya
- Oh, entonces, creo que ya conoces a mi amigo...
- No lo creo, vamos te sigo, quiero conocerlo

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Sharon llegó a reunirse con sus compañeros con dos carpetas gigantes en manos.

- Hola, perdón por llegar tarde- saludó ella dejando las carpetas sobre la mesa
- A dónde llevas tu oficina?- se burló Clint mirando a su compañera
- A publicidad, esto es todo tu trabajo, con tu trabajo y mi trabajo- respondió señalando a Barton y Rogers en ese orden
- Por qué no le dijiste a Parker qué lo llevara?- pregunto Wanda
- No lo pensé y al único mensajeroeque vi fue a Quill y él es un inútil
- Bueno, dejemos de hablar de personas inútiles; Steve, amigo cuéntanos porqué llegaste tarde- todos se giraron a dónde Rogers con genuino interés, pero él parecía estar perdido en sus pensamientos, su cuerpo estaba ahí, pero no sé podía decir lo mismo de su mente
- Steve?- llamó Wanda sacándolo de su trance
- Perdón, qué pasa?
- Por qué llegaste tarde?
- Ya les dije, mi neumático se poncho
- Dos horas para cambiar un neumático? Vamos hombre, puedes mentir mejor
- No estoy mintiendo Clint, nunca lo hago. Bueno, se poncho mi neumático, lo cambie, pero mi repuesto estaba igual de dañado
- Haremos como que te creemos, cierto Nat?
- Claro, pero sabemos la verdad, sabemos porqué llegaste tarde- en la mente de Steve comenzaron a crearse los peores escenarios, las peores peleas e incluso, comenzaba a sentir el odio de sus compañeros ¿Sabrían lo de Stark y él?
- De verdad?- pregunto por fin, intentando apartar sus pensamientos, Clint asintió; el resto se veían entre sí, confusos e intentando encontrar respuestas en el otro- por qué llegué tarde?
- Nat lo dices tú o lo digo yo?
- Dilo tú, sé que te mueres por decirlo
- Cierto. Sabemos que un día como hoy, hace tres años, Peggy se fue de este mundo, dejando en todos nosotros un vacío que nunca podrá ser llenado y, sabemos amigo mío, que tú eres, por mucho él más afectado
- Clint, Natasha, yo...- las palabras se escapaban cuan aves asustadas, no sabía que decir, recordaba el doloroso día como sí fuera ayer, pero no podía decir que había sido ello el porqué de su tardanza, sería fallarle a Peggy, fallarse a sí mismo, simplemente no podía hacerlo
- Está bien Steve, te entendemos, solo queremos que sepas que estamos aquí y siempre lo estaremos y, no debes ocultarnos este tipo de cosas
- Es que...
- No digas nada hombre, solo asiente, sabemos que siempre pierdes las palabras cuando se toca este tema

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Lucky saltaba de un lugar a otro cuando James y Helmut llegaron a casa de Barton, el hermoso perro se acercó al zaguán, la única barrera entre ambos, cuando Barnes se sentó frente a él.
Helmut los veía de pie y con una cálida sonrisa en el rostro.

- Cuál es su nombre, James?
- Lucky, míralo Helmut, es hermoso
- Ya lo creo, y parece que te quiere
- Espero que sí, tuvimos una plática muy profunda la última vez que nos vimos, ambos abrimos nuestro corazón- James siguió acariciando las orejas del perro y al mismo tiempo levantó el rostro hacía Helmut, con una sonrisa. Tenía cierto parecido con un niño feliz por conseguir una mascota, o porque un helado le fue comprado.
- Claro que le agradas, tenlo por seguro, todo el mundo te adora, eres extremadamente tierno y agradable
- Antes eso me parecía algo muy bueno, algo de lo que me podía sentir orgulloso, pero ahora me aterra- Zemo sonrió resignado y con los labios casi fruncidos, se agachó y acarició a Lucky
- Lo sé, es aterrador pensar que algo tan puro como el amor, llevó a alguien a comenter el peor error de su vida, pero no dejes que eso apague tu brillo, marchite tu alma o aniquile tu espíritu. Se más fuerte que eso, yo sé que eres más fuerte y que, sí bien ahora te sientes atrapado en un pozo profundo, recuerda que tienes muchas personas que están dispuestas a sacarte de ahí sí se los permites- James bajó la mirada, sabía que Helmut tenía razón, pero ¿Cómo diría todo lo que le pasaba al resto? ¿Cómo superaría todo, podría hacerlo o era solo una falsa esperanza?- James, sé que tú cabeza es un lío, que cierras los ojos y te sientes perdido, que tan solo dormir te vuelve un pequeño niño desamaparado, pero también sé que quieres salir de eso, que quieres volver a cerrar los ojos y no encontrar otra cosa más que paz, que quieres ir a dormir en la noche sin miedo a despertar sudando frío. Así que por favor, deja que los demás te ayuden como yo lo hago, acércate nuevamente a ellos cuando y solo cuando, tú te sientas listo
- Yo, Helmut, yo... Yo no creo poder hacerlo
- Podrás, lo sé porque confío en ti
- Quisiera poder confiar yo también, pero mi mente, ella... Ella está rota, no puedo confiar
- Confío en ti lo suficiente como para toda una ciudad. Recogeremos, juntos, cada pedazo de tu mente rota y la uniremos pieza por pieza hasta que esté completa, lo prometo

Just another love story? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora