Socorro...

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- Steve, pero qué hiciste?...

Flashback

Margaret Elizabeth "Peggy" Carter

"Todo lo que podemos hacer es dar lo mejor de nosotros y, a veces, lo mejor que podemos hacer es comenzar de nuevo"

Se lee en la lápida hecha de piedra blanca, las palabras están perfectamente talladas, en la parte superior de la misma, descansan hojas caídas del árbol que está detrás de la lápida.

Steve observaba el nombre de su amada, con ojos cristalinos, casi nunca iba a aquel cementerio, rara era la ocasión en la que él logrará visitar aquella lápida sin romper en llanto y regresar antes de lograr cruzar la entrada.

El día era frío, con apenas una leve brisa, algo raro en la ciudad; Steve quitó las hojas de la lápida con cuidado. Aún era temprano, se había desviado de su camino al trabajo para visitar a Peggy; no le importaba llegar tarde a trabajar, sentía la fuerte necesidad de hablar con Carter, de confesar aquel fatal error que había y seguía cometiendo.

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- Cómo pudiste hacer algo así!?- Wanda caminaba por la habitación, haciendo gestos con sus manos, no estaba molesta, no sabía cómo se sentía, ni siquiera entendía lo que había escuchado
- No quise hacerlo- Steve miraba a su amiga desde su asiento, la culpa lo invadia al igual que el remordimiento- fue un error
- Los errores pueden enmendarse- el rubio miró a la pelirroja con esperanza, ¿Es qué lograría enmendar su error? Wanda no estaba completamente convencida de que aquella relación que Steve sostenía, fuera un error, lo veía más como una oportunidad, algo extraña, pero oportunidad al final- Quién más sabe?
- Solo tú, podríamos mantenerlo así?, por favor- Wanda asintió

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- Probablemente te decepciones cuando escuches lo que quiero decirte- Rogers dejo un ramo de hermosas flores blancas al pie de la lápida, para después sentarse frente a ella- no te culpo sí lo haces, yo también lo estoy. Me haces falta Peggy, de verdad lo haces, creo que de alguna manera, perdí el camino cuando tú te fuiste... la verdad es que nunca enfrente mi pérdida, no tuve el valor...

Steve paro de hablar, no sabía que más decir, su mirada no se apartaba del nombre grabado en aquella piedra, esa era su tercer visita y aún no podía confesar su error, no encontraba las palabras.

- Aún conservó ese vestido rojo que tanto amabas y tú sombrero azul, es difícil dejarte ir, aceptarlo al menos...- suspiro, tenía que decir la verdad- pero no estoy aquí para eso, vine a decirte que me equivoqué, me equivoqué y no sé cómo remediarlo, ni siquiera sé sí es posible, no he hablado de esto con nadie, ni siquiera con Buck.... no sé que hacer Peg, estoy enamorado de alguien que no me pertenece...- las palabras grabadas en la lápida fueron reconfortantes para el rubio cuando pudo leerlas. Tal vez debía comenzar de nuevo; respingo al darse cuenta- gracias Peggy

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- Estoy bien, no necesito hablar con nadie- las palabras de James daban la impresión de ser obvias por el tono empleado; estaba recostado en el sofá abrazando una almohada cuadrada, Natasha y Helmut lo veían con desaprobación, ambos sentados en sillones opuestos
- Las pesadillas y miedos no desaparecerán de la noche a la mañana, debes hablar, permitir que te ayudemos. Necesitas encontrar tu paz- Natasha asintió ante las palabras de Helmut, ambos sabían que buscar ayuda era lo mejor que alguien podría hacer, claro que enfrentar a tus demonios sólo, es bueno, pero ¿Cómo enfrentas algo que no encuentras? A veces buscar ayuda y hablar con alguien más, no es una forma de enfrentar tus demonios, sino de encontrarlos
- Sé que no crees necesitar ayuda, eso es lo que todos creemos al principio y puede que no la necesites, tal vez solo necesitas alguien que te escuche sin juzgar, alguien que no minimice tus sentimientos y que te haga sentir como una persona y no menos, tal vez solo quieres ser entendido- Barnes miraba al techo, intentaba sostener las lágrimas, cada palabra pronunciada por la pelirroja daba justo en el blanco, describía con precisión lo que sentía y por lo que estaba pasando en aquellos momentos
- Es difícil hablar de algo que ni siquiera entiendo- Zemo y Romanoff miraron a Barnes con compasión, él comenzó a morder sus uñas sin darse cuenta, quería hablar y ser escuchado, pero no sabía que era lo que quería decir, no sabía sí hablar de aquellos tormentosos meses o de la pesadilla que vivía a diario, de aquella sombra psicológica que lo perseguía hasta la hora de dormir y, al despertar disfrutaba de una mente agradable por, al menos, unos segundos antes de que todo volviera- en realidad, me es difícil hablar de algo que anhelo olvidar, no quisiera que alguien supiera lo qué pasa por mi mente
- Al menos podrías hablar generalmente- propuso Natasha cruzando sus brazos sobre el abdomen
- Sobre qué? No quiero recordar- ella frunció los labios con resignación, no quería presionar a su amigo, al final, se habla cuando se está listo
- Qué tal los sueños?- intervino Zemo con voz queda y dulce, como sí hablará con un niño, James miro por vez primera a sus amigos ladeando la cabeza, Helmut le sonrió como diciendo "está bien", Barnes bajo la mirada, no respondió estaba indeciso, quería liberarse de al menos un tormento, pero no quería preocupar a sus amigos, no lo merecían- James, sé que no quieres alarmarnos, pero lo haces al no hablar- Barnes volvió a mirar el techo, intentaba ignorar a Zemo, aunque sabía que, uno, no era posible y dos, no serviría de nada- mírame- James, aunque dudoso, obedeció- está bien, no eres una carga, no nos molesta escucharte, recuérdalo, eres muy importante para nosotros, nos preocupas y te ayudaremos, entiendes? Está bien- James apretó la mandíbula, asintió y después de unos momentos, pasó sus manos por su rostro
- La veo a ella- dijo, Natasha levantó la mirada del suelo para verlo, algo sorprendida por lo repentina que había sido la respuesta- siempre a ella

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Helena veía con nostalgia la silla vacía frente a ella, esperaba su café mientras recordaba a quien había sido su mejor amiga, Rose, a pesar de las terribles cosas que había hecho, ella la extrañaba, probablemente era la única persona sobre la Tierra que la recordaba con cariño y no con rencor u odio.

Aquel lugar era el favorito de ambas amigas, la mesa junto a la ventana, el café estaba convenientemente situado entre la ciudad y un bonito parque, nunca había demasiada gente en él y el servicio era tan agradable que incluso había algo de hogareño en él.

Cuando su café llegó, sacó de su bolso un pequeño panque de nuez, el pan favorito de Rose, lo puso frente a la silla vacía y lo observó con tristeza.
- Feliz cumpleaños, Rosie- dijo, para después tomar un sorbo de café; después de unos momentos, tomó su bolso, el vaso y salió del café dejando ahí aquel panque.

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Sentados en la acera se encontraban Kate, Clint y Sharon disfrutando de una pizza mientras Lucky jugaba con un pequeño pajarito que paseaba de un lado a otro sobre una rama.
- Creí que vendría Sam- Clint apartó una rebanada de pizza para su querido perro, Sharon asintió
- Dijo que estaba en camino- Kate escuchaba la conversación sin participar en ella, pues apenas conocía a Clint y a Sharon, así que no sabía de quién hablaban realmente- Y Steve?
- Con Wanda
- Bucky?
- Con Tasha y Zemo
- Pff, a este paso mejor invitamos a Walker
- Por eso mi querida Sharon, Kate está aquí- la chica respingó a oír su nombre- además le agrada a Lucky
- Hablando de él, Bucky sabe qué tienes un perro?- Lucky se acercó a Sharon, quien lo acarició con cariño
- No, no le he dicho
- Cómo es Bucky?- preguntó Kate uniéndose por fin a la conversación
- Amm, alto, ojos azules, cabello negro, en extremo guapo...- respondió Carter provocando la risa de Clint y una sonrisa divertida en Kate
- En ese caso, ya conoce a Lucky, ha venido un par de veces- informó Bishop mientras daba una rebanada de pizza al perro, Clint la miró sorprendido, pues nunca creyó que James visitará su casa cuando él no estaba en ella, creyó qué tal vez no había sido más que una coincidencia, tal vez su amigo solo paseaba por ahí y se topó con Lucky, nada del otro mundo.

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- Nunca nos dijiste que tuviste que fingir...
- No lo digas- Natasha callo en ese instante- nunca se los dije porque no sabía cómo
- Sabíamos que tenía cierto interés en ti, pero no creímos que fuera tan... horrible- Helmut escuchaba la conversación desde la cocina, servía tres tazas de café y evitaba que Alpine se abalanzara sobre la tarta de ciruela que estaba a un lado de la cafetera- Oh Bucky, cómo mantienes esa sonrisa tuya a pesar de lo que sufriste?
- Tengo amigos, supongo- suspiro, Natasha sonrió de lado, Helmut se acercó con una taza de café para James en una mano, la bella gatita descansaba, abrazando el antebrazo del castaño
- Disculpen, Alpine no es de gran ayuda; ya traigo tu café Natasha- una risa breve se hizo presente
- Puedo ayudarte sí quieres
- No, está bien, siéntate
- Bien...- Romanoff volvió a sentarse y siguió con la mirada a Helmut, James bebió de su café, tomaba la taza con sus dos manos cuán niño que recién aprende a tomar en vaso

Just another love story? IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora