El restaurante que Hanna eligió, o su cita, no sé, es extraordinariamente elegante, sofisticado y sofocantemente romántico. Un pie dentro y ya quiero dar media vuelta y correr. Lejos. Sinceramente, estoy reevaluando su propuesta y sopesando si debo o no subir sus tres meses a cinco, porque el lugar por si sólo ya es demasiado.
Presiento que será una larga hora.
—¡Billy! —exclama Hanna al ver a un hombre alto, de tez canela, esbelto y tentador, como el mismísimo chocolate. Está vestido con un elegante traje gris, combinado con una corbata azul cielo que resalta maravillosamente sus ojos también azules, y hace lucir aún mejor su sonrisa.
Caminamos hacia él. Hanna va unos pasos delante de mí mientras busco en un lado y otro al amigo, a quien no conozco, ni tengo idea cómo luce, pero que espero al verlo poderlo reconocer. De alguna manera.
—¡Wow! —exclama Billy recorriendo a Hanna minuciosamente con la mirada—. Te ves... deslumbrante.
Hanna sonríe coquetamente.
La verdad es que sí, mi mejor amiga es refinada y encantadora, y sabe lucir sus curvas y su hermosa cabellera platinada hasta los hombros. Lleva puesto un vestido vino tinto largo, y unos magníficos tacones negros de diez centímetros.
Estirando una mano para que me acerque a ella, hace que los ojos de su cita se desvíen por primera vez hacía mí.
—Esta es Elena —me presenta—. Lena, este es Billy.
—Billy —digo estirando una mano en su dirección—. Elena Corelly.
Sonrío lo más amablemente posible porque, no porque no quisiera venir en un inicio, significa que voy a ser maleducada, aunque el idiota este sea el culpable. Si quería salir con Hanna, ¿por qué simplemente no salió con ella? ¿En serio tenía que invitar a un amigo?
—Elena —responde mi saludo—. Billy Brons. —Una cálida sonrisa acompaña su nombre—. Un placer conocerte.
Asiento, manteniendo la sonrisa.
Rodea la cintura de Hanna con un brazo, atrayéndola hacia él, mientras dice:
»Vamos a nuestra mesa.
Caminamos hasta una mesa en una plataforma que hay a un lado del restaurante. No es que quede exactamente aislada, pero el hecho de estar en un desnivel la hace parecer exclusiva. Algo así como VIP.
—Así que... —digo lo más casual que puedo una vez nos sentamos—. ¿Tu amigo?
Su sonrisa se ensancha mientras escanea el restaurante con la mirada.
—Estaba aquí hace un segundo. —Me sonríe ligeramente apenado—. Un momento antes de que llegaran atendía una llamada. Debe haber ido a un lugar más silencioso.
El restaurante en su conjunto no es que sea ruidoso. Las conversaciones de los comensales en todo el lugar son bajas y las risas delicadas.
El lugar en general resuma tranquilidad y confortabilidad, y yo de verdad, verdad, no puedo creer qué estoy haciendo aquí. La próxima semana tengo un proyecto importante que cotizar, y le estoy ayudando a mi jefe con los presupuestos del próximo año, y...
—¡Oye! —Hanna llama mi atención, su mano sosteniendo la mía sobre la mesa—. Dime que tu cabecita no se fue a tu computador.
Ay. Hago una mueca. Me conoce.
—¿A qué te dedicas? —pregunta Billy, siguiendo la línea de conversación.
Y no puedo abrir la boca antes de que Hanna intervenga.
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El Jefe del Jefe de Mi Jefe [COMPLETA EN DREAME]
RomanceAnthony Saint. Poderoso, misterioso y sexy como el infierno. Cree que el mundo debe arrodillarse a sus pies solo por ser quien es; y aunque arrodillarse ante él suene seductor... no pienso caer en la tentación. ¿Qué tan malo podría ser? Para empezar...