Capítulo 2

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-Ya te lo he dicho Ginny, ahora no es el momento adecuado- repitió Harry por enésima vez en los últimos 5 minutos.

-¿Por qué no, la temporada está casi terminada no hay nada que nos detenga?- Ginny argumentó agarrando de nuevo la entrepierna de Harry.

No tenía ni idea de lo que le había pasado a su mujer últimamente, desde que habían vuelto de Alemania se había subido al carro de tener un bebé de nuevo.

Es cierto que había sido un poco problemático conseguir la poción en ella mientras estaban fuera, así que eso podría tener alguna relación con el hecho de que ella estuviera constantemente pidiéndole sexo a todas horas del día y de la noche, sorprendiéndolo en el trabajo con mamadas y rapiditos en su oficina.

Por suerte, después de esta noche ella volvería al circuito con su equipo durante las próximas dos semanas y Harry podría tomarse un merecido descanso.

-Si te quedas embarazada antes de que empiecen las finales, sabes tan bien como yo que el entrenador te dejará en el banquillo y no jugarás-, razonó Harry.

-¿No quieres tener hijos, o es que no quieres tenerlos conmigo?- escupió Ginny

-Sabes que sí, sólo te pido que esperes un poco más- dijo Harry cansado ya que para tener hijos con ella o con cualquier otra persona no importaba, no iba a suceder -Ahora vamos a llegar tarde a la cena en la Madriguera-.

Harry estaba hojeando una revista después de la cena de esa noche cuando una conversación entre Ginny y Molly le hizo lanzar un encantamiento de audición mejorada para averiguar lo que estaba pasando.

Ginny había estado de mal humor toda la noche, fulminando a Harry con la mirada durante la cena, y luego se enfadó aún más cuando intentó activar el encantamiento y tocarlo por debajo de la mesa, sólo para que Harry apartara rápidamente la mano de su sobrecargada hombría.

Por las voces bajas que llegaban de la cocina, se dio cuenta de que Ginny se quejaba con Molly de lo imbécil que estaba siendo su marido.

-Dice que tenemos que esperar un poco más-, refunfuñó Ginny, -eso es todo lo que oigo-.

-Tendrás que ser paciente-, le recordó Molly. -¿Has estado lanzando los encantos?-.

-No tengo oportunidad, él siempre lanza los preventivos antes de que yo tenga la oportunidad- Ginny frunció el ceño

-Sé creativa, querida, lánzalos antes de tener sexo-, sonrió Molly.

-Es un poco difícil mamá, nunca sé cuándo va a ser, él nunca parece quererlo cuando yo lo hago- Ginny resopló -incluso lo sorprendí en el trabajo y no estaba allí, o si está no hay suficiente tiempo-.

-Ponle un poco de lujuria en el té o en el café, espera una hora y te garantizo que te rogará que le lleves a la cama, ¿cómo crees que he acabado con siete hijos?- Molly brilló.

-¿Crees que eso funcionará?- Preguntó Ginny.

-Estás aquí, ¿no?- Molly sonrió

-No puedo esperar a que todo esto termine, a que él esté muerto, a que podamos conseguir el dinero y empezar a vivir como se supone que debemos hacerlo, el bastardo nos lo debe- siseó Ginny

-Paciencia querida- Molly acarició la mejilla de su hija -¿Café Harry?-.

-No, gracias, Molly-, respondió Harry.

-No, gracias, Molly-, respondió Harry

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HIS FOREVER AND HER DEMISE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora