1. Una vida normal

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Era un día lluvioso y Dianna había llegado hace unas horas a casa del instituto. Se encontraba en su habitación, un cuarto pintado de blanco y con el suelo de madrea, al fondo a la derecha estaba la cama y la izquierda su escritorio, toda la pared que se situaba al lado del escritorio estaba repleta de armarios y cajones. La chica de pelo castaño claro y ojos del color de la miel, se encontraba sentada en la silla de su escritorio, haciendo unos ejercicios de historia que le ha mandado su profesor, cuando recibió una llamada de su amiga Karla.

-¿Quién es?- le respondió al aparato.

-Quien va a ser, la que lleva esperándote en la puerta de la biblioteca veinte minutos, por ejemplo. -contesto una voz amigable y familiar para la chica.

-Es cierto, me olvide, lo siento.

-¿Y que escusa tienes esta vez?, si se puede saber.

-No, pues ninguna se me ha olvidado y ya- al decir esto le tembló la voz.

Hubo un breve silencio, mientras una esperaba a que la otra contestara.

-Bueno, pues si no vas a venir, yo me voy, nos vemos mañana.

-Lo siento, adiós.

El teléfono descolgó con un pitido que lleno los oídos de la muchacha, un segundo después lo volvió a dejar sobre la mesa y se volvió a concentrar en sus deberes de historia.



Al otro lado de la conversación, acabada hace apenas unos pocos segundos, yacía una chica de pelo rubio como el oro , ojos tan verdes como un bosque en primavera y sus gafas blancas como la nieve y a la vez tan cristalinas como el agua. La chica está empapada de haber corrido a su casa durante diez minutos , bajo una lluvia tan abundante como el océano.

La muchacha de piel clara había estado esperando durante veinte minutos a su amiga la cual no había llegado.

Al cabo de quince minutos llego a una casa de color blanco y de tamaño familiar. En la puerta espera sentada en una silla una mujer de apariencia de unos cuarenta años, al entrar a la casa la mujer se puso en pie y fue a saludar a su hija.

-Estas empapada, ¿No deberías estar en la biblioteca con Dianna?

-Ya lo se y , si , debería pero a Dianna se le olvido y como estaba lloviendo tuve que volver a pie, pero no te preocupes, creo que estoy bien.

Karla se encontraba total mente helada , se podía notar en lo rosadas que tenía las orejas y la nariz. A pesar de aquello no tenía lesiones graves.

-Vale, pero ve a cambiarte ya , o cojeras un resfriado.

-Vaalee.

Después de que terminara la conversación, Karla entro a la casa y se quitó sus zapatillas, unas Comverse blancas, que había pintado con rotuladores de colores.

No podía quitarse de la cabeza el asunto de que Dianna, su mejor amiga, se hubiera olvidado de ir a estudiar con ella. Y mucho menos conociéndola, sabiendo que tiene cronómetros para todo, gracias a los cuales siempre se acordaba de todo. Y también estaba la rara llamada, había notado como le temblaba la voz y eso solo lo hacia cuando estaba mintiendo, ¿Pero porque lo haría?



En un rincón remoto de la ciudad, ya se estaba poniendo el sol que se reflejaba en las ventanas de la habitación de Ruby.

Una chica de dieciséis años , quizá demasiado alta para su edad , de cabellos negros y ojos que combinaban a la perfección con ellos.

La joven se encontraba tumbada boca arriba sobre la cama de su habitación, la cual era de lo mas oscura, porque estaba prácticamente todo llena de negro , las paredes, la silla, la madera del escritorio y los cajones, la decoración etc.

A su lado sentada es el puf gris ,que permanecía pegado a una de las paredes laterales, quedaba una chica de cabello corto , moreno, con mechas rubias a los lados del flequillo, ojos color marrón como el chocolate y de apariencia rebelde, ya que vestía a conjunto con la habitación el la que yacía , de negro. El nombre de la atractiva chica era Amy.

Ambas estaban escuchando la música que provenía de un altavoz que se situaba a unos pocos metros de ellas. De su interior salía una canción de su grupo favorito. Cuando a Ruby uno se refiere no hay nada mejor que una buena canción de rock.

- "In hit the sack" -tarareo.

- "I've been to long" -contesto su amiga.

- "I'm glad to the back".

- "Yes I'm let loose, from the noose".

- "That's ke...

La puerta de la habitación se abrió de par en par y de ella asomo la cabeza de una niña pequeña, de cabello negro largo y ojos negros como el carbón. Estuvo un par de segundos admirando la escena que se formaba dentro de la habitación al verla. Ruby se levanto de la cama se acercó hacia el altavoz y lo apagó.

-¡Ey! – protestó Amy.

Ruby no se inmuto y se dirigió hacia la niña que seguía en la puerta.

-¿Qué quieres? – mascullo entre dientes, poniéndose al nivel de la niña.

-Dice mi mamá que Amy tiene que irse ya- susurro para su adentros, pero los suficientemente fuerte como para que la chica la oyera.

-Amy, ¿No dijiste que te quedabas aquí esta noche?

-Ya bueno, que se le va a hacer.

La chica se levanto y se dirigió escaleras abajo hacia la puerta de la casa dispuesta a salir de ella.

-¿Te veo mañana?- dijo volteando la cabeza hacia atrás para mirar a su amiga.

-Supongo que si.

Después de eso la joven cerró la puerta y sus pasos se perdieron en breve.

Ruby se había quedado sola en casa, y no sabía que hacer. Por su mente corrían fugaces ideas que se le ocurrían para pasar el rato, pero ninguna de ellas la convencía del todo. Estaba acostumbrada a estas sola en casa, su padre nunca estaba porque se tiraba medio día trabajando y el otro medio en el bar de la esquina, y su madre había fallecido cuando ella apenas tenía cuatro años.

Al final, se decidió por practicar un poco con su guitarra, lo que mas le gustaba hacer.



-...¡Ya! – grito un hombre que estaba de pie junto a la línea de salida.

En el mismo momento en el que la palabra salió de su boca, siete adolescentes de quince años salieron corriendo hacia delante. La que iva a la cabeza era la mas alta de todas, tenia el pelo rubio y daba unas zancadas enormes. En el segundo lugar estaba Charlotte, una chica de largo cabello negro, alzado en una cola de caballo, ojos azules y una estatura mas bien baja.

Faltaban apenas tres metros para encontrarse cruzando la línea de meta, la chica de cabello rubio iva ganando cuando el flash de la cámara de un móvil la dejo ciega durante dos segundos, unos segundos demasiado preciados y que Charlotte no iva a malgastar.

Pego un veloz spring y a escasos centímetros de la línea que marcaba la victoria, pego una zancada que la dejo en primer lugar, cortando la cinta que la esperaba encima de la línea.

La chica se puso tan tremendamente feliz que pego un gran grito de alegría y victoria. Su hermano pequeño Chuck le esperaba ansioso detrás de la cinta y en cuanto su hermana cruzo a través de ella corrio a abrazarla.

-¡Felicidades Char!

- Gracias mico.

El hombre que había gritado para que la carrera mepezara se acerco a ella, le colgó una medalla de color oro en el cuello. La cogió de la mano, la levantó y gritó:

-¡La ganadora de este año , señores y señoras!

EL CAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora