3."Princesa"

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La puerta se cerró, ya estaban fuera del edificio.

Después de que Ruby irrumpiera en el baño ante la desastrosa escena que había sido provocado por Dianna, les dijo a esta y a su amiga que la siguieran, claro que ellas no pensaban en hacer pellas.

-Como me pille mi madre me mata, ¡Ya ti también! – espetó Dianna hacia Karla.

Se encontraban en un descampado que había justo detrás del instituto.

-No seas exagerada, acaso la princesa nunca ha hecho algo... no del todo bueno. – respondió Ruby.

-Perdóname por no ser una macarra que pasa de todo. -contraatacó.

Ruby rodó los ojos y siguió caminando.

Entorno a unos diez minutos habían llegado al muro que marcaba el final del descampado.

- ¿Y ahora a dónde? – preguntó Karla, de la cual parecía haberse olvidado Ruby, porque dio un brinco al escuchar su voz.

-Ahora saltamos. – al terminar de decir esto, Ruby escalo el muro ayudándose de las grietas que este mismo poseía – te toca princesa.

Dianna bufó y subió al muro, cuando estuvo arriba vaciló un poco para bajar, pero al final salto y al caer se torció el pie. Gruño e hizo una mueca indicando estaba bien, aunque el tono rojo que había adquirido su tobillo indicaba lo contrario.

Karla escaló el muro imitando la acción de su amiga y la ayudó a levantarse.

- ¿Estas bien?

-Sigo de una pieza, ¿eso cuenta?

Ambas se dirigieron una amplia sonrisa. Por el contrario, Ruby rodo los ojos, y continuaron caminando.

Cuando llegaron a un gran rellano en medio del bosque, el cual poseía un rio a un lado, pararon.

- ¿Y bien? -cuestionó Dianna.

Ruby rodó los ojos y dio un paso hacia una piedra enorme que estaba situada en el centro del claro. Se coloco detrás de ella e hizo el amago de empujarla sin éxito.

- ¿Ves? – indicó una vez realizada la acción.

-El que, ¿que no puedes mover una piedra de dios sabe cuántas toneladas? – bufó.

-Es bastante lógico – añadió su amiga

Ruby rodeo la roca y se puso delante de ambas.

-Vale, yo no puedo moverla, prueba tu. - señalo a Dianna.

- ¿Yo?

-Has derribado una puñetera pared ¿y no vas a poder mover una piedra de nada?

Karla le dirigió una mirada a su amiga que claramente decía "vámonos, está loca", ignorando la advertencia de la rubia, Dianna se dirigió hacia la roca con pasos cautelosos, ella no creía que fuera capaz de mover tal objeto, claro que hacia apenas unos minutos había derivado parte de una pared con su puño, pero... ¿eso había pasado de verdad? Tal vez solo había sido cosa de la adrenalina que le producía su ira, pero a su mente llego ese recuerdo que tanto se esforzaba por rehuir.

De repente en su mente ya no estaba ahí, estaba en la pequeña casa que su familia solía usar para sus vacaciones de invierno, tres años atrás.

Su padre y su madre estaban preparando la cena en la planta de abajo, desde arriba podía oir su conversación sobre si la ensalada debía llevar o no vinagre. Ella se encontraba tumbada en la cama leyendo su libro favorito por cuarta vez, ("la corte de los espejos"), no sabía que era lo que hacia a ese libro especial, porque la historia no era de las mejores que había leído, pensó en el momento en el que lo adquirió su decimo cumpleaños, fue un regalo de su abuela, supongo que era eso lo que lo hacía tan especial.

Se oyó un grito proveniente de la planta de abajo, Dianna se sobresaltó y tan rápido como pudo cerro el libro y bajo las escaleras. Al llegar a la planta baja descubrió que la sala está prácticamente invadida por unas llamas d altitud de un metro. En la esquina de la derecha se encontraban sus padres, ella corrió hacia ellos, pero las llamas se lo impidieron. Dianna y sus padres empezaron a toser.

- ¡Vete hija! – consiguió gritar su padre.

-Yo no... - Dianna no podía hablar, el humo que se colaba en sus pulmones se lo impedía y la hizo caer al suelo de rodillas.

- ¡Corre!

Estaba aturdida y la falta de oxigeno no la dejaba pensar, por su cabeza se presento la idea de que iba a morir allí, se estremeció, no quería morir, así que se levanto como pudo y busco una salida, al final de la sala había una pared que todavía no había sido engullida por las llamas, pero no poseía ninguna puerta ni ventana, corrió hacia ella, una llama la alcanzo en la pierna derecha, grito de dolor y cayó al suelo, se arrastro hacia la pared y al no ver salida se desesperó.

La herida que había dejado el fuego en su pierna ardía y cuando levanto la mirada para dirigirla hacia donde se encontraban sus padres no pudo ver nada mas que dos figuras oscuras en el suelo, Dianna ahogó un grito y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no las dejo caer, sabia que si lo hacía se derrumbaría y no tendría fuerzas para sobrevivir, pero acaso ¿había alguna opción? La pared no tenía ventanas, no había salida, iba a morir en ese lugar, después de haber perdido a sus padres, sin despedirse de nadie, sin siquiera declararse a su crush se siempre Tom, nunca se lo había dicho, era muy joven, no había vivido la vida.

Una oleada de ira la inundo y consiguió ponerse de pie. Estaba en frente de la pared, el único obstáculo que la separaba de salvarse, de hacer todo eso que quería hacer. Esa ira se concentro en el punto mas alto de su columna y viajo hacia su brazo, este se elevó y lo impulso hacia la pared. Un fuerte ruido cruzo la habitación. Un trozo de la pared se había desmoronado. Al ver la reacción de su acto, lo repitió sin pensarlo un par de veces, para cuando abrió los ojos ya no había una pared enfrente de ella, solo en espeso bosque que rodeaba la cabaña abriéndose frente a sus ojos.

Recordó las palabras de su padre y no lo dudo, corrió.

- ¿Te vas a quedar ahí? – la vox de Ruby la devolvió a la realidad.

No respondió, estaba demasiado absorta en sus pensamientos como para hacerlo. Fue hacia la roca y extendió sus manos hacia ella. Empujó, pero nada sucedió, era obvio que una chica de 16 años como ella no podría mover una roca, pero aun así se sintió un poco decepcionada.

- ¿Ves?, es obvio que pesa demasiado para que alguien como nosotras podamos moverla.-dijo al cabo de unos segundos, - vámonos Karla, esto es una pérdida de tiempo.

- ¿La princesa ya se rinde?, vamos si apenas la has rozado, ¿Qué pasa, no quieres romperte una de tus perfectas uñas? -atacó Ruby.

Dianna dio un paso hacia ella con cara de pocos amigos. Karla se interpuso entre ellas

-La roca esa pesa muchísimo, no es que Dienna sea floja, es que existe algo llamado gravedad. – contraataco Karla.

-No me digas sabelotodo, entonces ¿Qué pasa?, que en el baño no había gravedad, ¿o qué? -aun que pareciera que estaba provocándola por el simple hecho de que no se llevan bien, solo estaba intentando que la ira llegara a ella, como un chute de adrenalina.

Dianna apretó los puños y tenso la mandíbula.

- ¿Sabes callarte?, ya me estas hartando, es obvio que lo que a pasado en el baño a sido algo producido por la adrenalina del momento, o yo que se, pero si algo si se es que estoy perdiendo el tiempo, porque yo no tengo que demostrarte nada a ti.

-A lo mejor es que no tienes nada de especial y estas en lo cierto, solo eres una chica perfecta con problemas de ira.

Dianna no pudo contenerse más. Esa oleada de ira concentrada volvió a trazar ese camino de su espalda a su puño, el cual lanzo hacia la roca que estaba a escasos centímetros de ella.

Los trozos de piedra volaron por los aires y Dianna cayó al suelo después del esfuerzo que acababa de realizar.

- ¿Ves? - cuestionó en tono sarcástico Ruby.

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2022 ⏰

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