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*Narra Ximena*

-¡Salud!- exclamamos todas al unísono brindando con grandes jarras de cerveza.

El local apenas comenzaba a atestarse de la clientela hambrienta de medio día. Pese a esto, en nada influía aquello  mientras cotorreábamos afanadas, lideradas por Javiera.

-¡Hace mil años que no las veía! Cambiaron muchísimo, se ven hasta más viejas- la rubia nos observó atacada- Por mi parte al parecer encontré la fuente de la eterna juventud con Rocío, esa diosa me vuelve cada día más joven y activa.

Levantó las cejas sugestivamente y todas estallamos en carcajadas.

-No seas exagerada como siempre, si apenas las vimos en la Uni hace un par de días- Renata rodó los ojos y miró al cielo pidiendo paciencia- Bueno que más podemos pedir... naciste exagerada al máximo.

Todas coincidimos estallando en risa nuevamente.

-Bueno coincido con Rena en eso, eres exagerada de nacimiento- afirmé con un sorbo de cerveza.

Jazmín encontró mi mirada, guiñándome un ojo. Le correspondí el guiño de vuelta y tantié bajo la mesa hasta apoyar mi palma sobre su rodilla, acariciando con dedicación la piel que descubrí segundo a segundo bajo la fina tela de su falda.

Tragó saliva sin quitar su mirada de la mía, leyendo mis pensamientos e incluso mas.

-Qué se traman las dos?- Javiera quebró el silencio intercalando su mirada entre ambas- La tensión sexual entre ustedes se puede cortar con un cuchillo.

Le permití a mi mente divertirse un momento, imaginando distintos escenarios sensuales donde Jazmín y yo podíamos ser las protagonistas.

Cómo leyendo mis pensamientos mediante telepatía, Jazmín detuvo con sus dedos el movimiento involuntario de mi mano que comenzaba a subir con descaro por la cara interna de su pierna.

-Estamos normal, todo tranquilo como siempre- carraspeó ligeramente cuando mis dedos insistieron en colarse aún más entre la calidez que invitaba su entrepierna. Suspiró profundo y me dedicó una mirada de advertencia, enarcando su ceja como diciendo "atrévete a ir más allá y verás que te sucede".

Sofoqué una risa mordiendo mi labio inferior y finalmente me rendí de acosarla. Era tan divertido ver cómo intentaba camuflar sus expresiones de deseo en público.

-Si todo normal- deshice el recorrido de mi mano hasta depositarla nuevamente sobre la mesa, pero en el último instante cambié de idea y llevé mi dedo anular directo a mis labios simulando limpiarlo de algo.

Pude ver la postura tensa de Jazmín, y el fuego que salía a gritos de sus ojos atentos cada segundo de mi gesto.

Sonreí triunfante, de constatar el efecto que tenía sobre ella. No podía esperar a llegar a casa para retomar los asuntos pendientes que quedaban entre nosotras.

Y así se lo hice saber dedicándole una fija mirada, sin hacer caso al parloteo en el que se habían enfrascado Renata y Javiera. Jazmín cayó como hechizada en mi mirada, cautiva, demostrando rendición en cada poro de su ser.

Me obligué a quitar mi vista de ella y concentrarme en las chicas, aunque fuera para bajar la calentura. Después de todo los hombros rígidos de Jazmín, su forma de pasar la lengua por sus labios y el vaivén constante de su pecho estaban a segundos de hacerme perder la cordura.

Mi vida con ella (Libro 2 de la serie "Con ella")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora