QUIZÁ DUELES

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Escuchaba música antes de dormir y... Aquí está el resultado.
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Con un par de pasos Xiao Zhan cruzó la puerta de su departamento. Había silencio y soledad merodeando por la pequeña sala, los muebles estaban limpios y ordenados a la luz del día que ingresaba por la amplia ventana tras las cortinas color crema, aquellas que compraron juntos el día que se mudaron.

Los pequeños adornos de porcelana y otras baratijas sin utilidad continuaban sobre la mesita de café y el pequeño librero, mostrando la poca colección de libros que acostumbraban leer juntos los domingos por la noche, esos momentos cuando se quedaban en la sala a charlar de la vida y tomar chocolate caliente como si fuese una romántica cita de invierno.

Habían cosas que le disgustaba de Wang Yibo, su amor por las peligrosas motocicletas porque una vez tuvo un accidente, y aunque no resultó herido el miedo en Xiao Zhan por perderlo así nunca se había ido. También estaba su poco conocimiento en la cocina por las ocasiones que casi lo intoxicó con sus intentos de preparar una cena esos días que él llegaba tarde del trabajo, pero no importa qué, Xiao Zhan valoraba su esfuerzo, aunque amaba más el esfuerzo que este hacía para ir a un restaurante a comprar su comida favorita o marcar las teclas del teléfono para ordenar una pizza.

Xiao Zhan se paseó por la sala de aquel departamento que compartían juntos. Le gustaba mucho ese lugar y los recuerdos que cada día creaban a la compañía del otro.

Caminó por el pasillo llegando al dormitorio que compartían. La cama tenía puesto el primer juego de edredones color azul que compraron, habían dos peluches descansando junto a las almohadas, el conejo y el león que ganaron en una feria durante su primera cita. Estos se habían hecho sus amigos durante las largas noches de espera hasta quedarse dormido porque Wang Yibo llegaba tarde del trabajo, también eran quienes lo saludaban por las mañanas porque Wang Yibo se había ido muy temprano al trabajo, pero aún así, el hombre intentaba mantener el romance con una hoja de papel que mantenía el saludo que quería darle todas las mañanas como antes, un agradable" buenos días" y algún otro mensaje deseándole un buen día y dejándole en claro lo mucho que lo amaba.

Eran esos intentos que lo enamoraban aún después de mucho tiempo.

Xiao Zhan se sentó sobre la cama observando su entorno con detenimiento y rememorando todos los días anteriores a este desde el momento en que se conocieron. Pasó al primer día que se mudaron al pequeño departamento y todos los juegos y bromas que compartieron con sus amigos, al final sin terminar la mudanza hasta que por la noche durmieron apilados en el suelo de la sala sobre una montaña de ropas.

No pudo evitar soltar una carcajada al recordar las veces que Wang Yibo había traído a casa una maceta de pequeñas plantas florecientes porque consideraba que era extraño regalarle un ramo de flores a un hombre; dos de esas pequeñas seguían en la sala y el resto lo habían enviado a casa de su madre.

Recordaba el pequeño gato que llegó una noche de lluvia en brazos de su novio junto a la noticia de que había renunciado a su trabajo, pero la buena noticia era que había encontrado ese gato en el camino.

Xiao Zhan siempre fue una persona comprensiva, así que aceptó al minino en la familia y los mimó a ambos con una sonrisa alegando que él los mantendría mientras ambos buscaran un trabajo para seguir contribuyendo en el hogar. Entre esos dos, sólo Wang Yibo había conseguido un nuevo trabajo y el gato se había vuelto cariñoso con ellos y arisco para las visitas.

Ahora que había llegado muy temprano a casa recordaba con detenimiento la alegre vida que tenía con él. Habían pasado por situaciones complicadas como cualquier pareja, pero también lograban salir de todo juntos; bromeaban, jugaban, competían y al final se amaban.

Nuestra Historia en una Tarde   //    YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora