Un mundo en el que las auras humanas son visibles, siendo casi siempre de colores negros, blancos y a veces grisáceos, pero él no era como el resto, el era un chico de aura arcoíris.
●Obra Inspirada En Una Metáfora Hacia La Comunidad lgbt+
●Uso De N...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un pequeño niño de seis años jugaba con sus amigos, podía ver como al rededor de cada uno de ellos había una pequeña aura negra y blanca, lo que le hacía sentirse especial al verlos.
Sabía que él era diferente, porque él tenía una hermosa y colorida aura de seis colores; rojo, uno muy fuerte y brillante, naranja, colorido y atrayente, amarillo, alegre y espectacular, verde, tan claro y hermoso, azul, como el color del cielo en las noches de verano, y su favorito, morado, uno muy fuerte y magnífico.
Como todos allí él era un niño al que no le importaba el color de las auras,después de todo eso no le impedía jugar y divertirse. Aunque esto solo aplicaba con los niños, los ya adultos siempre lo veían mal cuando salía a pasear con sus padres.
Nunca nadie le explico que significaban esos colores, para él sólo estaban ahí y ya, no le molestaban y no lo cambiaban, era igual que el resto, ¿verdad?
— Mami, ¿Qué haces?
Preguntó dudoso el infante al ver las acciones de su madre. Eso pasaba cada que salían de paseo, no entendía porque su madre se le acercaba e intentaba impregnarle un nuevo color a su aura, para su mala suerte los colores que emitía eran tan radiantes y brillantes que era imposible cubrirlos.
— Quédate quieto, Ari. Ya hablamos de esto.
— Pero a mí me gustan mis colores, mami.
— ¡Pero a mí no! ¡Ya te dije que tus colores deben ser normales! Deberías ser como tu hermana, una persona normal...
"Tus colores deben ser normales" Entonces, ¿Los suyos no lo eran? ¿No era especial como pensaba? Gracias a este comentario sus pequeños ojos esmeraldas comenzaron a soltar lágrimas.
— ¡Ya no quiero ir al parque! ¡Ya no quiero pasear!
Entre lágrimas se fue corriendo a su habitación, estaba herido.
— ¡Gonzalo Ari Coronel Vera vuelve acá!
Llegó a su habitación y se encerró en ella, se escondió debajo de su cama para llorar sin que nadie lo vea ni moleste.
¿Acaso estaba mal ser diferente?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
