Capítulo I

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Era una mañana como cualquier otra en la ciudad de Estambul, un hermoso día soleado, casi ni había nubes en el cielo, los rayos del sol eran bastante fuertes, justamente eso hizo que el joven Ali Vefa despertara de su profundo sueño.
El brillo del sol le pegaba directo en los ojos, imposibilitando que pudiera abrirlos por completo. Se sentó en la cama y refregándose ambos ojos con sus manos, logró enfocar su vista. Miró su despertador y notó que aún era muy temprano, recién eran las 6:38 AM y él entraba al trabajo a las 8:00 AM.

Observó por la ventana durante unos minutos, adoraba la vista que tenía desde ahí, el cielo despejado, los pájaros volando y cantando, los autos pasando por la calle, le parecía realmente hermoso. Sin perder más tiempo, se levantó y realizó su rutina diaria antes de ir a trabajar, ya saben, cepillar sus dientes, lavarse las manos y la cara, arreglar su cabello, vestirse, comer las tostadas con queso que tanto le gustan, y esas cosas. Una vez hecho todo, agarró su bicicleta y se dirigió hacia el hospital donde le esperaba un nuevo día de mucho trabajo.

Ali había llegado 20 minutos antes del horario que debía entrar, supuso que tendría que quedarse en la sala de descanso hasta que se haga la hora de comenzar a trabajar. Mientras se dirigía hacia allí, en uno de los pasillos, se encontró con Ferman.

—¡Ah, hola Ali! ¿Qué haces aquí tan temprano? —preguntó, frunciendo levemente el ceño—.

—¡Hola Dr. Ferman! —exclamó con una sonrisa—. Bueno... usted sabe que soy una persona muy puntual, pero esta vez no creí llegar tan temprano la verdad —decía mientras jugaba con sus manos, acto que hacía cuando estaba nervioso—.

—No te preocupes por eso —dijo, sonriéndole—. Sabes que cuánto más temprano mejor.

—Sí Dr. Ferman, lo sé —haciendo una leve sonrisa y dirigiéndole la mirada durante un micro segundo—. Si me disculpa, iré a la sala de descanso a esperar que se haga la hora de comenzar mi turno laboral.

—Está bien, ve a la sala, yo luego estaré allí para informarles sobre el nuevo caso. ¿De acuerdo hermanito? —dijo para luego acariciar el cabello rizado del menor—.

—De acuerdo, hermano —riendo levemente—. Nos vemos luego.

—Nos vemos, Ali —dijo, para después seguir con su camino—.

Al llegar a la sala de residentes, Ali se recostó en el sillón y miró la hora en su reloj, eran las 7:54 AM, sus compañeros ya deberían estar por llegar. Solo esperaba que Demir o Doruk llegaran antes que Nazli para no quedarse a solas con ella y pasar un momento algo incómodo debido a lo que pasó la noche anterior, luego de su separación, se le haría difícil el hecho de tener que verla todos los días. Sentía que lo mejor para ambos era alejarse por un tiempo, pero no sería posible debido al trabajo.
Y para su mala suerte, Nazli fue la primera en cruzar aquella puerta. Ambos se miraron de forma seria por unos instantes, ya que rápidamente apartaron la mirada, sin decir una sola palabra. Ali cada tanto la observaba de reojo, mientras que el movimiento de sus manos mostraba su nerviosismo.

—Buenos días Nazli —dijo serio—.

—Hola Ali, buenos días —le respondió, también seria—.

Esas fueron las únicas palabras que intercambiaron. Nazli se sentó en la mesa, alejada de Ali y durante unos minutos que parecieron eternos, hubo un silencio extremadamente incómodo. Hasta que finalmente llegaron Doruk y Demir, molestándose entre sí, como de costumbre.

—Te dije que ganaría, tú eres demasiado lento para competir contra mí —dijo Demir en modo burlón, mientras se reía—.

—Yo no soy lento, ¿acaso yo tengo la culpa de que la rueda de mi moto se haya pinchado a mitad del camino? —cuestionó Doruk algo enojado—.

—Nunca dije que tú tuvieras la culpa, además, la rueda pinchada no es excusa para tu derrota.

—Si bueno, como digas.

El castaño dejó de lado la discusión con su amigo y procedió a sentarse en el sillón, junto con Ali

—¡Hola chapulín! ¡Hola Nazli!

—Hola Doruk —dijeron los mencionados a la vez—.

—Buenos días compañeros —dijo Demir aún con su sonrisa—.

—Buenos días Demir —volvieron a decir a la vez—.

—Díganme, ¿Por qué estaban discutiendo recién? ¿Hicieron una apuesta otra vez? —preguntó curioso Ali—.

—Doruk me apostó a que él podía llegar al hospital antes que yo, cosa que no es verdad porque cuando yo llegué estuve 5 minutos esperándolo afuera. Técnicamente gané, pero ahora pone la excusa de que se le pinchó la rueda —se quejó Demir—.

—No es excusa, realmente se pinchó, por eso no llegué —se defendió Doruk—.

—Cómprate un auto amigo, son mucho mejores que las motos, ademá-.

Demir no pudo terminar de hablar ya que fue interrumpido por Doruk.

—No tengo suficiente dinero para comprarme uno, no soy multimillonario como tú. De todos modos las motos son más rápidas —volvió a defenderse—.

Nazli por su parte, los escuchaba con atención, mientras se reía levemente viendo como comenzaban a pelearse otra vez.

—.Mmm, no lo sé, yo prefiero las bicicletas —mencionó Ali—.

—Las bicicletas son buenas, lo que pasa es que-.

Demir nuevamente fue interrumpido, esta vez por Ferman, quien traía nuevos casos.

—Buenos días a todos —dijo con una sonrisa, pero con tono serio en su voz—.

—Buenos días doctor —saludaron los residentes—.

—Vengo a traerles los primeros casos de hoy. Cihan Kaya, varón de 9 años, vino con un fuerte dolor en el abdomen, y Sibel Karahan, mujer de 43 años con dolor en el pecho —dijo mientras leía los papeles con la información de los pacientes—. Nazli y Demir, ustedes se encargarán de la mujer, estarán con Tanju. Ali y Doruk estarán conmigo y nos encargaremos del niño. ¿Entendido?

—Entendido doctor —todos los residentes responden a la vez—.

—Así me gusta, ahora vamos, todos a trabajar —dijo Ferman mientras hacía señas para apurarlos—.

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¡Holaa!
He aquí el primer capítulo, sé que está malísimo y muy corto, pero como dije, es la primera vez que escribo una historia, no tengo experiencia en esto, sepan disculparme

Perdido en ti || AlFerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora