Capítulo V

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Ali ingresó a la sala de residentes y se recostó en el sofá, no sin antes haber agarrado un libro de los estantes para leer y distraerse un poco. El escrito que había elegido era su favorito. Trataba sobre los médicos más reconocidos mundialmente y sus inventos, los cuales ayudaron al avance de la medicina.
Pasaban los minutos y Ali cada vez quedaba más fascinado con cada hoja que pasaba, pero su lectura se vió interrumpida cuando alguien abrió la puerta. El joven ni siquiera se tomó el tiempo de girar la cabeza para ver quién había entrado, lo único que hizo fue mantener su mirada en el libro, fingiendo estar leyendo, mientras en su mente decía: "Ojalá no sea Nazli"

—¡Oh, hola Ali! —habló aquella persona.

El mencionado reconoció al instante esa voz.

—Hola Demir, buenas tardes —saludó más tranquilo, aún con la mirada sobre aquel libro.

—Te ves muy concentrado en eso —comentó sentándose junto a él—, ¿qué lees?

—Mi libro favorito de aquí —respondió.

—Déjame adivinar, es ese de los doctores que descubrieron cosas, ¿verdad?

—Sí, ese mismo. ¿Cómo lo supiste? —preguntó mirándolo unos pocos segundos.

—A ver, ¿no será porque siempre te pones a leer lo mismo? —cuestionó con ironía.

Ali levantó una ceja y llevó su mirada hacia arriba, simulando estar pensando.

—Uhm... bueno, tal vez tengas razón.

Ambos comenzaron a reír.

—Dime, ¿cómo va tu caso? —preguntó Ali apoyando el libro en su regazo.

—Por el momento muy bien. En la mañana tuvo un ataque epiléptico, supusimos que tenía un tumor y los estudios lo confirmaron. Pero por suerte la cirugía salió a la perfección —contó el chico con alegría.

—¡Que bueno que haya salido bien! —exclamó feliz el de rizos—. ¿Quién supo lo del tumor? Apuesto a que fuiste tú.

El de lentes rió ante esa suposición.

—No, de hecho fue Nazli quien lo dijo.

Vefa, al escuchar ese nombre intentó mantener la calma; creyó que había logrado olvidarse de todo lo sucedido con dicha persona, pero al parecer no fue así. Aquellos molestos pensamientos volvieron a hacerse presentes en su mente.

—Oh... Nazli, bueno... bien por ella —dijo de manera cortante.

—¿Por qué lo dices así? ¿No te pone feliz? —cuestionó Demir.

—Sí estoy feliz, sólo que... olvídalo, seguiré leyendo —dijo cambiando de tema.

—Como quieras.

No pasó mucho tiempo desde que terminaron de hablar hasta que se escuchó como la puerta se abrió. Ali, con la mayor de las confianzas y sin pensar en quién podría llegar a ser, volteó su cabeza y vió a esa chica que había sido la razón del fin de su conversación con Demir. Instintivamente regresó su mirada al libro y siguió leyendo, ignorando por completo a Nazli.
Aunque la lectura no duró mucho, ya que a los pocos segundos dejó el libro tirado sobre el sofá y se levantó desesperado.

—Y-Yo tengo que ir a ver a mi paciente... quizás ya despertó, adiós.

Luego de decir eso, procedió a irse de la habitación. En realidad sus palabras fueron mentira; es decir, sí fue a ver a su paciente, pero la verdadera razón de su salida fue Nazli, no quería estar cerca de ella, al menos por estos días.

Perdido en ti || AlFerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora