1. La búsqueda

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-¿Que hiciste qué?- preguntó su mejor amiga, Lenay, después de contarle lo sucedido durante la cena.

-Lo sé, lo sé, fue una pésima jugada.- se lamentó pasando la mano izquierda por su rostro con frustración.

La rubia la observó en silencio durante unos segundos y finalmente suspiró.

-Mira, definitivamente fue muy tonto lo que hiciste sabiendo que tu familia es...bueno, es tu familia, pero te entiendo, estabas en apuros y todos cometemos estupideces en ese tipo de situaciones.

La morena asintió con la cabeza varias veces mientras la escuchaba con atención. -Y lo hecho, hecho está, no nos queda más opción que buscar soluciones, llamaré a Jean a ver si puede ayudarnos.

La expresión de Melissa pasó de preocupación a sorpresa en menos de un segundo, incluso se sintió un tanto desorientada al oír las palabras que salieron de su boca, Lenay siempre había sido la más intuitiva en situaciones como estas, pero no creyó que precisamente hacer realidad su mentira descabellada sería una opción.

-¿Te refieres a...?

-Sí, me refiero a que voy a ayudarte a buscar a tu chico asiático para que luego sea atormentado por tu familia en esa cena de año nuevo.

-Pero tu cliente y su divorcio...

-Es solo papeleo, sea como sea ella estará totalmente divorciada al finalizar el año.

Melissa se levantó de su silla y puso sus manos en los hombros de la rubia.

-Eres la mejor ¿Lo sabías?

-Lo sé.

-Te besaría si no estuvieras saliendo con Jean.

-Me halagas de una forma un tanto extraña, pero lo tomo.

Ambas rieron y se dedicaron el resto de su tarde libre a pensar en ideas que pudieran solucionar su encrucijada.

Luego de una exhaustiva búsqueda en diferentes redes, no encontraron a nadie que cumpliera con las características necesarias y por supuesto, con la confianza suficiente para hacer algo como solapar una mentira como aquella. Pero ese no era el único problema que tenía la morena, ella estaba consciente de que la persona que aceptara ayudarla-si es que algo como eso era posible-tendría que contar con una paciencia del tamaño de la Statue of Liberty, ya que sabía que su familia lo haría pedazos, probablemente insulte su etnia, su físico, sus costumbres y lo interroguen sobre su vida privada, todo en una noche y en cuestión de pocos minutos a tal grado de causarle muchísima incomodidad, su familia era todo menos prudente, esa palabra no existía en su vocabulario.

Dejó de sobrepensar cuando un suspiro cansado de Lenay llamó su atención.

-¿Y si mejor intentamos buscar en Tinder?- preguntó.

-Oh vamos, Lenny, tú sabes que esa app no es tan segura como parece.

-Ahí fue donde conocí a mi Jeanie.- respondió la rubia mientras sonreía embobada.

-Tú sabes que no todos corremos con la suerte de encontrar al amor de nuestra vida en una aplicación para follar, mucho menos a alguien que esté dispuesto a ayudar en mi situación.

-Lo harán por unos cuantos billetes.

-O tal vez por sexo, hay muchos pervertidos en ese sitio, es bastante arriesgado.

-Cierto, queda descartada esa opción entonces.- murmuró apenada y antes de soltar otra opción, la puerta del departamento se abrió para mostrar a una castaña de cabello rizado con varias bolsas encima y un par de cuadros en sus manos.

Un Coreano De AlquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora