Parecía que iba a ser una larga noche, las calles de Brooklyn brillaban debido a las farolas y los focos de colores a lo largo de las casas titilaban gracias al viento que corría sin dirección exacta. La nieve asemejaba un río de escarcha y el frío era tan intenso como podía serlo en víspera de navidad.
Melissa se encontraba sentada junto a su familia, realmente pensó que no podían hacerla sentir mucho más avergonzada de lo que estaba, pero se equivocó.
Tan solo llevaban diez minutos sentados en la mesa, mientras su padre cortaba el pavo relleno, tan preciso como solía hacerlo. Diez, solo diez minutos y ya habían despotricado sobre su trabajo, la navidad antepasada el tema de conversación iba sobre la "mala suerte que tenía al estar trabajando en una tienda de surtidos y un restaurante al mismo tiempo que con ese sueldo mínimo y sus ahorros de toda la vida, terminaba de pagar una carrera en literatura". Como si eso fuera tan malo.
Ya este año, como diría su abuelo, siendo una muchacha "bien parada" y con 24 años, se había graduado hace un año y ahora trabajaba en una editorial; más sin embargo, seguía siendo insuficiente para su madre y tíos, llegó a pensar inclusive que sus hermanos menores creían lo mismo, que era una fracasada, aunque no supieran ni la cuarta parte de lo dura que suele ser la vida. En cuanto a su padre, nunca gustaba de opinar, era lo mismo que nada.
-Y...¿Ya tu jefe está pensando en tu ascenso?
-Tía Ginnie, como ya lo mencioné, estoy por cumplir un año en esa empresa y como es conocimiento de muchos, mis esfuerzos han rendido frutos, en mi estadía, he trabajado en varios libros que hoy en día ya están publicados.
-Libros que no tienen tu nombre.- dijo su madre, tan hiriente como siempre.
-En fin.- suspiró su tío Waldo ya aburrido. *Oh no, ya empezó* -¿Cómo te va en ese departamentucho por el que pagas tanto? ¿Sigues compartiéndolo con esa niña Lenay? ¿Cómo está?
-El departamento no es tan malo, tío, y sí, sigo viviendo con Lenay, ella está bien, a pesar de que se encuentra envuelta en un caso que parece enloquecerla.
-Eso sucede cuando se tiene un trabajo de verdad.- dijo para luego comer bocado.
*La indirecta no dolió, no, claro que no*
Entonces, cuando pensó que no podían preguntar nada más sobre su vida, su regordeta tía Myra abrió la boca para emitir esa mítica frase de tía en cena familiar. -Sobrina ¿Y el novio?
Carajo no, hasta ese punto ya no podía llegar, ya habían despreciado todo lo bueno en su vida, no podían encontrar otra cosa de la cual agarrarse para seguir humillándola.
-¿Melissa? ¿Novio?- Mirka, su rebelde hermana menor se carcajeó. -Imposible.- dijo provocando risas.
Sintió una gota de sudor resbalar por su frente. No podría negar que el comentario le había lastimado un poco.
Necesitaba una señal, que sucediera algo que la sacara de esa silla para salvarse.
Y como si algún ser superior hubiera escuchado su petición, recibió una llamada que a penas sonó, sin siquiera mirar la pantalla, contestó.
El hecho de que se levantara ansiosa y sonriera, hizo que toda su familia se callara.
-Ya regreso.- se llenó de valor y antes de caminar a la sala de estar dijo. -Hola, amor.
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-Hola, amor. - salió al balcón por más privacidad.
-¿Qué? ¿Soy su jefe, Parker, no su amor, ¿Qué le pasa?
Melissa sentía que su presión disminuía y su vergüenza aumentaba.
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Un Coreano De Alquiler
Fiksi RemajaMelissa ha cometido un grave error. Le ha mentido a toda su familia durante la cena de navidad. Ha dicho que tiene novio para no quedar como la solterona del año, pero en lugar de que la dejen en paz, ha despertado la curiosidad de todos en la mesa...