III. Lαʂ ʋιʂƈҽɾαʂ

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A medida que pasaban las primeras semanas de vida de Claudia, Imelda, al recuperarse, prosiguió con su vida andante, dejaba a los pequeños con una poca cantidad de dinero y no volvía en días, decía que los niños le hacían una carga para su "trabajo"

Pasaban los años y los hermanos de Claudia accedieron a sus estudios, se turnaban todos los días para cuidarla, para trabajar y estudiar.

Algo que hacían los niños de la coyotera, es que en el atardecer iban a jugar en las laderas del cerro, lugar que a les encantaba explorar pues era una parte en sus madres les prohibían acercarse. Pero era ahí donde a corriendo o rodando cuesta abajo, se divertían y así se olvidaban de todas sus miserias.

Por lo pequeña que estaba Claudia, se quedaba junto a una niña de nueve años, que contaba con el infortunio de no poder caminar, tenía su "silla de ruedas" improvisada, humilde como todo en ese lugar, las dos se divertían jugando a un rol en que Nica era la madre y Claudia su pequeña hija. Pero esas tardes de juegos fueron reduciéndose ya que la pequeña terminaba exhausta. Claudia iba a casa de ella y le pedía a su madre que la dejase salir, la señora se negaba, pero accedía dejar que ella entrase a jugar, extrañamente jugaban en su habitación, las dos solas, y solo duraba allí un rato corto, y salía de la casa sin siquiera despedirse.

Otra de las cosas extrañas que empezaron a suceder es que los animales morían en circunstancias raras, era tal la alarma de la comunidad, que todos empezaron a encerrarse temprano, una vecina les advirtió a los hermanos, diciéndoles que los perros se encontraban completamente desollados, unos decían que seguramente era una animal hambriento y solo estaba cazando, pero lo más curioso es que los gatos entre unas aves, y demás animales, morían porque no tenían nada dentro. Absolutamente nada por dentro.

Ellos no ignoraron las advertencias y se pusieron un toque de queda, se encerraban con sus mascotas y no salían más en el resto del día.

Una mañana los gemelos se encontraron con Claudia que cargaba en brazos uno de los perros de los vecinos, lo traía envuelto en unas sábanas, abrazándolo y mimándolo, parecía que estaba dormido, los niños se enternecieron al ver a la pequeña cuidándolo, y ojala hubiera sido así, al acercarse se dieron cuenta que el perro estaba muerto, corrieron para avisarle a Victoria quien fue deprisa a quitarle el animal de los brazos, tirándolo por ahí, con mucho cuidado para que alguien no la viera.

Pero dejemos esos recuerdos que sucedieron en la luz del día, y concentrémonos en los sucesos de la cruda noche.

Una de las tantas madrugadas en la que Beto llegaba de ganarse algún peso ayudando a mover cajas o lo que le diera para sobrevivir, ocurrió un suceso que apostaría lo que fuera a que el nunca olvidara.

Beto caminaba con su linterna en medio de la completa oscuridad del monte, cansado, hambriento, y con frio. A unas cuantas casas de la suya, escucho algo extraño, el sonido de algo devorando carne, eso lo sacudió por completo del estado de cansancio y un poco somnoliento en el que estaba, paro de caminar y presto atención, no estaba muy lejos del animal, pero también podía correr y llegar rápido a su casa, mas sin embargo, algo dentro de él, una mezcla de curiosidad y miedo, lo hizo caminar muy lentamente hacia la cosa que estaba "cenando"

Dio unos pasos con el mayor sigilo posible, estaba detrás de una casa, al dar la vuelta, el sonido se detuvo bruscamente, su corazón latía fuerte y sus manos sudaban temblorosas.

Sin pensárselo mucho, dio unos pasos hacia atrás y en un segundo se largó a correr, arrepentido, pero de los mismos nervios, se desvió de lugar, el pánico lo estaba invadiendo, miraba a todas partes tratando de ubicar su casa, repentinamente, escucho una risa, pero una risa dulce de niña.

Creyó haber visto a Claudia correr entre las casas. Eso le erizo todo el cuerpo.

La cuestión es, era imposible que ella estuviera despierta a esas horas, y más en ese lugar, se cuestionaba si estaba loco, o si estaba muy cansado y su cuerpo lo expresaba con alucinaciones, en medio de esa angustia, escucho nuevamente una risita. Siguió el ruido.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2022 ⏰

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