COLD BLOODED [Tokyo Revengers]

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La pelea contra el Valhalla y la Toman había llegado, y yo tenía una maldita migraña que no se me pasaba con nada.

—Ay pobre cosita fea. —Rió Rindo.

—Callate y pásame esa agua, plis. —Pedí lloriqueando.

Viri llegó corriendo y a su vez levantando el polvo.

—¡Ya llegué!

—Hija de la matraca, nada más porque me tomé el medicamento, sino te mataba. —Gruñí y ella agachó la cabeza.

—Perdonars. —Dijo. —¡Ya están todos en sus posiciones!

—Ay niñaaa. —Se quejó Rindo. —Gritas muy fuerte, mejor ve a molestar a otro lado.

Eso bajó considerablemente el ánimo de la pelirroja.

—¿Tienes algún problema con mi Ginger? —Gruñí.

—No ninguno, pero que no grite. —Bufó.

—Si tienes algún problema con ella, tienes problemas conmigo, y yo puedo hacer más que sólo dar golpes y romper huesos, ¿Quedó claro?

Rindo apretó la mandíbula y asintió.

—Vamos Ginger, sentemonos en otro lado. —Musité jalandola por la manga de su suéter.

De reojo vi como Ran golpeaba algo molesto a Rindo. Viré los ojos y nos sentamos sobre el toldo de una camioneta.

—Hace mucho que no me dices Ginger. —Sonrió Viri.

—Ya se me había olvidado. —Dije sin importancia.

Ella siguió sonriendo emocionada.

—Deja de verme con esa cara de psicópata.

—Es que... agradezco mucho que tú seas mi amiga. Y bueno, también quiero agradecerte que me defiendas de la manera en que lo haces.

—No es nada, para eso estoy. —Sonreí debajo del cubrebocas. —Ay, ¿Ya para que traigo esta cochinada? Ya me tomé el medicamento y estamos lejos del polvo.

Me quité el cubrebocas y Viri fingió recibir mucho brillo.

—Necesito una lámpara. —Murmuré.

—¿Para qué? —Cuestionó curiosa.

—Es que... —Di un suspiro dramático. —Sé que soy la luz de tus ojos, ¿Pero quién me alumbra a mi? Necesito una lámpara.

Viri soltó una carcajada, de esas que se escuchan a cuatro cuadras, y todos la voltearon a ver.

Pero luego las miradas se dirigieron hacia mi, completamente sorprendidas.

Levamte mi mano y saludé cuál modelo.

—Corto, corto, largo. —Sonreí.

—¿Ves eso? Se les cayó la mandíbula a todos. —Dijo burlona Viri. —Eso es, admiren a mi comadre, es toda una diosa que no van a tener nunca. ¡Admiren... Mi nuevo Dakota-inadorrr!

—Calmate Doofenshmirtz. —Reí echando mi cabello hacia atrás.

—En serio, tomate el medicamento todos los días, te ves bien linda, y sobre todo sonriendo. —Dijo dándome un abrazo.

Pronto el tipo de blanco llamó a ambas pandillas, y luego los representantes de cada una llegó con el de blanco.

—Uy, ya va a empezar. Ojalá hubieran apuestas de dinero. —Dije interesada. —Pero supuestame es una pelea limpia, a ver qué sucede.

—Oye, Dakota. —Llamó Viri y yo la miré. —No traes tu arma... ¿O sí?

—Sabes que siempre la traigo, ¿Tú traes las balas, no?

—N-No, bueno, no creí que fuera necesario. —Dijo ella. —Ni siquiera traje mi bolso.

—Oí, Dakota. —Llamó Hanma caminando hacia acá. —Cuida mi mochila, traigo cosas importantes, ten también mi abrigo. 

—Bueno, pero lo voy a hacer no porque tú me digas, sino porque quiero. —Le dije tomando el abrigo para ponerlo en mis piernas y taparlas.

Hanma se fue con los del Valhalla y entonces el tipo con cabello de plátano/banana le soltó un puñetazo al de blanco. Y entonces la verdadera pelea comenzó.

Todos ellos se lanzaron entré sí a golpearse.

—Que flojera, nos trajeron a lo menso. —Se quejó Viri mientras se acomodaba.

Me dió curiosidad que Hanma haya dicho que tenía cosas importantes, ¿Qué traerá?

Abrí la mochila mirando su contenido.

Perfume, desodorante, anillos, cartera, unos cinco celulares que seguro se robó, llaves y... ¿Una caja?

Cuando la miré más de cerca me sorprendí al ver balas, pero no vi ninguna pistola.

Levanté mi mirada, nadie observaba para acá así que guardé las balas en mi sudadera y luego cerré la mochila colocandola detrás de mi.