La Rosa En La Tormenta

Capítulo 4. No Es Una Cita De Negocios

Por la noche y según como habían acordado Levi paso a la oficina de Mikasa a la hora exacta. La joven se veía diferente estaba más arreglada que en  las ocasiones anteriores en que se habían encontrado, llevaba un vestido color marrón que le llegaba a mitad de las piernas, ajustado al cuerpo, de cuello alto y mangas largas, sobre este tenía puesta una chaqueta color beige que llegaba apenas unos centímetros debajo del largo del vestido, unos botines negros de tacon bajo y para finalizar el oufit, su característica bufanda roja alrededor de su cuello, Levi empezaba a sospechar que está prenda era muy especial para la chica.

El caballero de la mirada profunda y fría, también se había preocupado por su apariencia, vestía una camisa azul naval que hacía juego con sus interesantes ojos del mismo color, un traje negro y una gabardina negra.

Levi bajó del carro para abrir la puerta de  Mikasa y se dirigieron al lugar, aunque ambos estaban sorprendidos por la apariencia de su acompañante se limitaron a darse un saludo formal y el viaje al restaurante fue más que menos silencioso.

El lugar era impresionante, Mikasa llegó a pensar que quizás su atuendo era poco adecuado para aquel sitio, conocía el lugar porque ahí había realizado uno de sus primeros proyectos hace ya varios años, pero, no recordaba que ahora era un restaurante tan elegante. Había un amplio techo de vidrio y grandes candelabros colgaban de este con pequeñas luces tenues que daban al lugar algo de romántico, lo cierto es que Levi solo había estado ahí para el compromiso de Erwin con Marié, su ahora esposa y de eso ya habían pasado varios años, y más reciente en un evento privado donde conoció a Petra.
La vista era espectacular, las luces de la ciudad se veían a través de grandes ventanales y en una de las altas paredes se erguía un jardín vertical que similaba un lienzo con el rostro de una mujer, logrado a base de plantas y acero corten*. (acero oxidado y tratado para detener la oxidación, proceso que le da un tono marrón precioso).

Se sentaron cerca al ventanal, desde ahí tenían ambas vistas y no se perdían la belleza de estas, Levi había reservado esa mesa exacta pues era por demás una de las más privadas del lugar, claro que esto por insistencia de Erwin que conocía muy bien el restaurante.

Ordenaron y mientras esperaban iniciaron la conversación.

— Señor Ackerman, gracias por la invitación, debo decir que es un lugar encantador, pero no parece el mejor sitio para que pueda ver bien mis trabajos.— Si era objetiva la luz tenue no era la indicada para revisar las imágenes de la carpeta que Mikasa traía consigo.— tendrá que verlo en la tableta.—agregó como solución al problema.

—Levi, puede llamarme Levi, por favor. Respecto a que no podría ver su trabajo, se equivoca, creo que es el mejor lugar para eso— Giró su rostro hacia el imponente Jardín vertical— se que este es uno de sus diseños, y debo decirle que me basta y sobra para saber que es una mujer talentosa y profesional, es exactamente lo que necesitamos para los proyectos de los que le hablé.

Un leve sonrojo asomo a las mejillas de la azabache.

— Gracias,  s- se, quiero decir, gracias Levi.  Y  puedes llamarme Mikasa, me gustaría. —

— Claro, Mikasa es un honor para mí.—

—Y dime Levi, ¿A qué proyectos te refieres? — preguntó curiosa, ella al igual que el Ackerman era mejor hablando de trabajo que de asuntos personales.

— Te explico: mañana viajaré a Japón, ahí se encuentran las empresas de un familiar, en el pasado hemos trabajado en conjunto, y él planea la construcción de un hotel de lujo, por lo que necesitará diseñadores.— Explicó el hombre de negra cabellera.

— Entiendo, pero imagino que allá habrán buenos paisajistas también.—

— Si, los hay, pero ninguno como tú.— Halago Levi.