Capítulo 3. El Plan Y La Apuesta

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La mañana del miércoles todo sucedió como esperaban, Mikasa y Sasha se encontraron con Jean para conocer el lugar. 

Mikasa estaba muy contenta, aunque todo eran restos de obra, mucha tierra seca y maquinaria por aquí y por allá, ella imaginaba todo aquel lugar pintado de verde con diferentes plantas, estructuras y agua, "el sonido del agua corriendo siempre es relajante pensaba" , por tal razón siempre la incluía en sus diseños. Sasha no se quedaba atrás y de vez en cuando hacía observaciones a la azabache sobre ideas en este o aquel lugar específico. 

Cuando casi era mediodía tal y como lo había planeado Erwin, se encontraron con los jóvenes que ahora también estaban acompañados por Connie el ingeniero a cargo, este era un hombre alto, delgado, con la cabeza rapada y muy despistado y sonriente como Sasha, parecían hermanos cuando se les veía juntos con mucha confianza, ellos se conocían desde la universidad donde se habían convertido en amigos inseparables. 

El plan de Erwin salió a la perfección y después de proponerles a todos almorzar juntos y que ellos aceptarán se dirigieron a un restaurante que estaba cerca del lugar. 

Todos comieron en medio de una plática tranquila de trivialidades y uno que otro dato del proyecto, Levi solo participaba de esta última parte. Pará Mikasa era inquietante la manera en que él hablaba, tan calmado y solo cuando era para asuntos del proyecto, le parecía curioso que ese hombre que la ponía nerviosa parecía no darle importancia a nada más que la empresa.

cuando ya se disponían a marcharse y se despedían Erwin dio un pequeño golpe con el codo a Levi en señal de que se acercara a la Joven azabache, todos salían dirigiéndose a sus respectivos autos, Sasha vio como Levi en vez de dirigirse a su auto se acercaba a Mikasa y también se percató que Jean hacia lo mismo, por lo que rápidamente se alejó de Mikasa (ambas pretendían abordar el automóvil de Mikasa) interceptando a Jean con cualquier tema improvisado para dejarle el paso libre a Levi. 

— Señorita Jeager—  Sí, Levi estaba nervioso aunque no lo demostrara en su rostro o tono de voz, no sabía que decirle, a decir verdad no había planeado nada, si había pensado en invitarla a cenar, pero tarde se acordó que al día siguiente tendría un viaje de negocios que duraría más o menos 14 días, por lo que no supo qué más decir. 

—¿Si?, Señor Ackerman— Mikasa había querido acercarse al hombre de mirada seria y profunda, pero hasta el momento no había encontrado la manera de estar a solas con él— ¿Señor Ackerman? 

— Disculpe mi atrevimiento, solo quería felicitarla por su trabajo— ahora Levi se sentía estúpido  por seguir el juego de Erwin y hallarse atrapado en una situación tan poco común para él. 

—¡Gracias!— dijo Mikasa sin saber cómo continuar la conversación, tenía ganas de invitarlo a algún lugar y poder hablar a solas, tenía ganas de preguntarle si acaso era él un ángel que la visitaba en sus sueños. 

— Sus paisajes son hermosos, he tenido el placer de estar en alguno de ellos, y puedo asegurarle que transmiten paz. 

— Ese es mi objetivo, que lo haya notado me hace sentir bien, es reconfortante que el trabajo sea reconocido por las personas. Gracias.— era su oportunidad de invitarlo, pensaba las palabras adecuadas para no sonar desesperada cuando el hombre habló. 

— Me gustaría conocer más de sus paisajes, si no le importa, quiero invitarla a cenar y así podamos hablar con mas comodidad. ¿Está de acuerdo? 

Si Mikasa antes estaba nerviosa, ahora sentía que su corazón palpitaba a mil, podía escucharlo y le parecía que Levi también. 

— Claro, es una buena idea. Solo dígame cuando y nos ponemos de acuerdo. 

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