Despierto congelada, no siento mi trasero y comienzo a creer que esto no es un sueño. Tengo algo de miedo de abrir los ojos, el caos y todo el ruido que escuché en la cocina ya no está, solo hay un silencio sepulcral pero aún así logro escuchar una respiración que se acerca a mí, no aguanto más la curiosidad, al abrir mis ojos me encuentro con la misma cocinera de antes que esta vez me mira con dulzura y parece maravillada. Parece una señora de unos 50 años, tiene el pelo negro con notorias canas que, rebeldes, se escapan de su pañoleta, hay marcas de expresión en su rostro, se nota que sonríe mucho, sus manos están surcadas por viejos cortes, probablemente se los hizo cocinando.
-Buenos días señorita estar confundida sobre como llegó aquí pero tranquila, en cuanto logremos sacarla de este infierno, se le explicará todo. Mi nombre es Maricel, a su servicio.
-Eh, encantada Maricel, supongo que sabe mi nombre...
-Claro mi señora, Ellawen...
Ese no es mi nombre para nada, ni si quiera se parece a Isadora, es extraño que "Ellawen" se sienta más "correcto" para mí, es como si toda mi vida hubiese estado en la oscuridad y con una sola palabra, Maricel me sacó del abismo.
-Mi señora, ¿Se encuentra bien?
-Eso creo...
-Acaba de volver de el destierro, ¿no es así? debe estar muy confundida.
-¿Destierro? ¿Cuál destierro?
-Mi señora... su padre la envió al mundo de los humanos, solo levántese de el suelo, le prepararé algo y le contaré lo que sucede.
Mientras Maricel trastea en la cocina en busca de algo para comer, me levanto y encuentro una de las pocas sillas para poder ponerme cómoda, por primera vez en mi vida, la comida no es lo que más me interesa, sino lo que tenga que contarme Maricel, aunque esto sea un sueño quiero estar bien informada. El dolor, el hambre, el frío y la desesperacion se sintieron demasiado reales, aún para ser un sueño vivido y eso me asusta.
-Lo siento mi señora, esto fue lo único que pude encontrar preparado, la cena de esta noche arrasó con todo lo demás.
-Está bien, con que sea algo para comer, estoy hambrienta.
Maricel me tiende un plato con un trozo de el pie de frambuesas más apetecible que he visto jamás, comienzo a devorarlo al tiempo que ella comienza a hablar.
Hace aproximadamente 100 años, un poco más un poco menos, nació la princesita más hermosa que este reino ha presenciado, la reina, que también era una gran vidente decidió llamarla Ellawen, traducido al lenguaje común significa: "nueva esperanza" o "nueva luz". Cuando el rey preguntó porqué la princesa debía llamarse de esa manera, la reina respondió: "Una gran calamidad caerá sobre este reino, un tirano ha subido al trono, lo único capaz de derrotarlo será la nueva luz que emerge desde la oscuridad". Al rey obviamente no le gustó esta respuesta, sabía perfectamente que aquel tirano de la profecía era él mismo, así que asesinó a la reina en secreto, el pueblo la adoraba, no vería con buenos ojos su asesinato, de manera que él ordenó envenenarla poco a poco. Cuando la princesa tenía solo unos días de nacida, nuestra adorada monarca falleció, se le dijo a todos que tuvo complicaciones en el parto, luego de eso, debía deshacerse delo único que aún le estaba estorbando, la princesa, así que intentó matarla, esta vez simplemente envió a un nuevo recluta del escuadrón secreto a asesinarla, una vez estuviera hecho, asesinaría al único testigo, pero sus planes fueron frustrados cuando se descubrió que la princesa era... inmune a este tipo de ataques. Nadie entendía la razón, no tenía sentido, gracias a este hecho, el resto de la gente se enteró que el rey había mandado a matar a la princesa, su propia hija, éste incapaz de dañarla, hizo algo aún peor, la envió al mundo humano, incluso se dice que la visitaba todas las noches en sus pesadillas, solo para torturarla, de esa manera ella estaría demasiado asustada para representar alguna amenaza. En las visiones de la reina quedó escrito, la luz de nuestro pueblo, nuestra esperanza, nos liberará de la tortura, también liberándose a ella misma de aquel terrible destino.
Lo que Maricel dice, tiene tanto sentido, pero me niego a creer que esta ilusión de mis subconsciente sea tan elaborada, no es posible.
-Mi señora debe estar aun más confundida, despúes de todo, volver a casa no debió ser fácil, además escuchar la historia...
-Maricel? ¿Es realmente seguro para mí estar aquí? No creo que la boca del lobo sea el mejor lugar para ocultarme de él.
-No, mi señora, no está para nada segura, escuché un gran alboroto sobre una prisionera prófuga, dicen que es una asesina muy peligrosa, supuse que se trataba de usted. En estos momentos están registrando a cada persona que entra o sale del castillo, muy pronto vendrán a las cocinas, tengo que sacarla de aquí, aunque no me pareció buena idea dejarla pasar hambre.
-¿No debería irme ya, entonces? Este lugar me pone incomoda.
-Estamos esperando a mi informante, él nos dirá el mejor momento para salir de aquí. Aunque por mientras, debería cambiarse esa ropa, use esto.
Maricel me tiende lo que parece ser una blusa y una falda raídas, oscuras y un poco rotas, una pañoleta similar a la suya y un mandil de cocina, creo que mi super disfraz será de cocinera.
Lucho increíblemente con la blusa, es muy difícil de poner, tiene demasiadas amarras y no sé dónde va cada una, ella observa mi predicamento, se acerca a mí, vacilante, finalmente se decide y me ayuda.
Por fin la mentada blusa quedó bien, me coloco la pañoleta, intentando cubrir todo mi pelo, lo más notorio de mi apariencia: blanco, exageradamente largo y ondulado. Obviamente nada parecido al mundo real.
A penas termino de cambiar mi vestimenta, se escuchan pasos agitados desde la escalera, inconscientemente intento esconderme, pero Maricel me detiene, ella reconoce los pasos.
Un chico que no debería pasar de los 16 años, pelirrojo y muy agitado, se detiene en medio de la cocina, agarrado a una encimera, tratando de recuperar el aliento.
-¿Que diablos tomó tanto tiempo, niño?
-Ehh Uff Fue casi imposible encontrar el momento perfecto, dentro de 2 minutos habrá un cambio de guardias, los nuevos guardias deben hacer una ronda por todo el sector, cuando eso pase, tendremos unos 30 segundos para salir corriendo antes de que ellos vuelvan.
-Bien, ¿Qué esperan? Andando.
El chico agarró mi brazo y me jaló hasta las escaleras, busco con la mirada a Maricel pero ella no parece tener la intención de moverse, más bien parece triste, plantada estoicamente en el piso de la fría y ahora oscura cocina.
-¿Maricel? ¿no vendrás?
-Mi señora, prometí desde el momento en el que llegó a este mundo, que la cuidaría hasta el final de mi corta vida. Y parte de ello también es saber cuándo acompañarla y cuándo dejarla ir... En esta situación, seré de más ayuda quedándome que yendo con usted, una manca vieja, no será fácil escapar conmigo a la rastra. Le prometo que en el momento en el que usted me desee a su lado, allí estaré, sino, perderé la vida intentándolo.
Sin sospecharlo si quiera, unas cuantas lágrimas rebeldes recorrían libremente mis mejillas, sus palabras tenían un significado que ni yo misma lograba comprender al 100%.