El comienzo.

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Recuerdo cuando mi mejor amiga Emily me dijo en una de nuestras tantas videollamadas por Skype que me fuera a estudiar a Corea del Sur, concretamente en Seúl, por que ella ya hacía casi un año que estaba allí viviendo con sus padres y al ir yo allí a estudiar, podríamos vernos más. La verdad es que en mi interior pensé que sería genial cambiar de aires e irme a estudiar a otro país totalmente nuevo, pero claro, solo fue un comentario tonto, algo que realmente no piensas que vaya a suceder de verdad.

Y por eso mismo me extrañé tanto cuando, comentándoselo una tarde a mis padres para ver qué dirían, se lo tomaran enserio y me contestaran que no les parecía mala idea. Aprendería un nuevo idioma y además podía tener experiencias nuevas. De repente a ellos solo se les ocurrían cosas buenas que sumar a mi curriculum una vez que acabara mis estudios allí. Además creo que estaban más tranquilos al pensar que no estaría allí sola y que tendría a Emily y a sus padres, cosa que tambien me tranquilizaba a mi si soy sincera.

En realidad me pareció que todo se organizó muy deprisa, aunque en realidad se tardó meses en tenerlo todo a punto. Buscamos una universidad donde yo pudiese hacer los exámenes en inglés mientras estudiaba coreano, cosa que obviamente yo ya había estado haciendo los últimos meses mientras se ultimaba todo.

Por suerte la propia universidad ofrecía un apartamento, bastante caro tengo que añadir para lo minúsculo del lugar. Pero mirando precios de alquileres nos dimos cuenta que lo mejor era quedarme allí. Emily no había parado de decirme que podía quedarme con ella en casa de sus padres pero yo prefería tener la aventura completa, si iba a hacer esta locura quería hacerla bien.

Aun y con toda la ayuda que mis padres iban a darme económicamente y que en los pagos de la universidad entraban apartamento y menús diarios, quedamos en que trabajaría en el negocio del señor Harper, padre de Emily.

Así que bueno, aquí me tenéis, en Seúl, ni más ni menos.

Os adelanto los acontecimientos a la parte donde se pone interesante y es que ya hace unos meses que estoy aquí. Al principio me había costado mucho acostumbrarme a todo esto, los coreanos no son muy de mostrarse afecto entre ellos, cosa que a mi me rompía un poco los esquemas, pero la verdad es que no se si era al estar en una universidad donde aceptan a mucha gente extranjera o porqué, pero no podía quejarme de los compañeros que había conseguido hacer en mi corta estancia. Gracias a dios vine aquí con un nivel de coreano comparado con el de un niño de primaria y al menos podía defenderme con las personas mas mayores que no sabían inglés, por que esa es otra, la gran mayoría de jóvenes podían, al menos, defenderse en inglés, cosa que agradecí mucho. La universidad me iba bien y al fin podía ver a Emily cuando quería.

No podía quejarme del trabajo, pagaban bien incluso estando a media jornada, cosa que agradecía ya que así me dejaba más tiempo para estudiar. Lo unico que tenía que hacer era ir a casa de gente muy y cuando digo muy, es muuy adinerada y dejarle la casa limpia como una patena. Aún así, muchas veces acababa cansada y mis fines de semana los dedicaba a pasarlos en mi mini apartamento encerrada hasta que Emily me cogía por banda para salir a cenar a algún lado que seguramente estaba de moda esa semana en Seúl.

Estaba cómodamente espatarrada viendo Netflix, y si, digo espatarrada por que esta postura no debe de tener nada de sano para mi espalda, cuando de repente llega un WhatsApp a mi teléfono. Veo que es de Emily y me dice que su padre quiere hablar conmigo, en su casa. Mis cejas casi se unen en una sola al leer el mensaje por que era la primera vez que el señor Harper quería hablar conmigo. Y no me malinterpretéis, el señor era un agradable y rechoncho hombre que desde que había pisado Corea se había convertido en mi segundo padre, se preocupaba por mi y me trataba como a una hija. Pero era raro que Emily me dijese que simplemente quería hablar en vez de invitarme a cenar o a comer como hacía siempre.
Cogí el teléfono con las dos manos y me dispuse a responderle.

El viaje que lo cambió todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora