Casa De Aweli

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Mientras estoy afuera de la casa de mi abuela pienso en lo que fui y en lo que seré.
Agradezco sentir mucho, agradezco que me rompieran el corazón hace un par de años atrás, en todos los sentidos. Porque me enseñaron lo que necesito para seguir, que quiero en mí y qué espero en los demás. Agradezco el hecho de descubrir que es lo que no me gusta, porque han pasado muchas oportunidades que no acepté en base a eso, porque sería repetir una y otra vez lo mismo.
Y ahora cuando ya pensé que no encontraría a nadie que me hiciera sentir nuevamente (porque todos eran demasiados similares a ti y a ti) encontré en alguien cosas completamente nuevas.
Encontré una gama de colores inigualables, sencillos, luminosos y por sobretodo colores que me encantan a la vista. Ahora siento mucho más, me fascina sentir esto y aunque sé que no debo romantizar mi sufrimiento (porque me lo han dicho muchas veces, lo siento a mi terapeuta), esta es mi oportunidad para hacerlo.
El momento perfecto para agradecer haber sufrido, porque todo eso valió la pena para al fin sentir que alguien está aquí de todas las formas posibles, en todos los escenarios y con todo lo suyo.
Y que yo puedo ser, en todos los escenarios, de todas las formas solo yo y completamente yo sin miedo al éxito.

Entonces una vez más mirando las plantitas de mi aweli y sintiendo las gotita caer (pq agüita de verano no moja dijera mi madre) siento la sutil brisa de tu risita y siento las ganas incontrolables de decir cuanto amo tu piel, porque se siente como un hogar (muy dulce hogar), hogar que al fin encontré.
Y después de tanto tiempo sin sentir que volvería escribirle a nadie, te escribo inconscientemente (sobretodo en mi cabeza), aunque como siempre soy un lío intentando plasmar lo que siente mi alma y desordeno las ideas, la necesidad de escribir sobre ti es más grande.

un nuevo yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora