final

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Estaba nervioso, en realidad muy nervioso. Los últimos meses había estado trabajando en algo especial para su familia, había hecho un gran esfuerzo y había ahorrado bastante para conseguirlo, y bueno también había recibido ayuda de su abuelo para conseguirlo.

No les había dicho nada, ni a Felix ni a los niños, los únicos que sabían eran sus amigos y su abuelo. Estaba nervioso y emocionado de mostrarles en lo que había estado trabajando los últimos meses. Felix ya estaba en sus últimos días de gestación, su pancita estaba apunto de estallar cosa que también lo tenía ansioso. Le costaba caminar y bueno hacer muchas cosas las cuales antes podía hacer con total normalidad, él debía ayudarlo en la mayoría de sus actividades pero no le molestaba para nada. Le gustaba pasar tiempo con él, darle mimos, acariciar su pancita y hablarle a su bebé. Su pequeña niña inquieta, habían noches en las que no paraba de moverse y ahora el castaño si sentía dolores por sus pataditas, pero él siempre estaba para acompañarlo y darle todo el amor que requiera.

Los últimos cinco meses habían sido locos, gracias a su madre había conseguido los trámites de adopción fuera muchísimo más rápido y ahora eran oficialmente sus hijos. Aunque ellos siempre lo hubieran sentido así, el que sea oficial ante la ley les había quitado el miedo, los había hecho por fin estar en paz, eran sus hijos y nadie iba a poder llevárselos de su lado. La relación con su madre no había cambiado mucho, aunque ahora podían salir juntos a comer gracias a la insistencia de su abuelo. Los niños adoraban al hombre, contaba historias y tenía un aura que te llenaba de paz, además de que se había llevado bien con los padres de Felix. Su madre siempre venía a las cenas pero no hablaba mucho, aún le contaba acercarse a los niños pero sabía que los quería y eso lo tenía feliz. Con el tiempo quizás podrían crear una buena relación madre e hijo, él dejaría que las cosas fluyeran, que pasara lo que tuviera que pasar.

— Ryu se está moviendo como loca, hija tuya es, así que por favor ¿dónde nos llevas? — preguntó Felix en el asiento trasero, ya que ellos consideraban que era más seguro, mientras acariciaba su pancita para calmar a su niña.

— Paciencia, amor — pidió Changbin intentando controlar sus nervios.

Ojalá les guste.

— No me gustan las sorpresas si no me dicen que es — se quejó Chan mirando por la ventana el barrio por qué iban pasando. Se veía como un lugar tranquilo, había un pequeño parque con varios niños jugando.

— Entonces no sería sorpresa — dijo Minho desde el asiento del copiloto.

— Yo tengo hambre — se quejó Seungmin arrugando su boquita.

— Luego iremos a ese restaurante de hamburguesas que te gustan — le dijo el castaño abrazándolo.

— ¿Ese que solo tiene helado de durazno? — preguntó el rubio en tono de burla.

— Ryujin va a salir oliendo a durazno — apoyó Minho.

— ¡Dejen de jugar con eso! Creo que después del embarazo no podré ni mirar el durazno — hizo una mueca de asco — En serio esta niña es salvaje — se quejó por lo mucho que se movía — Necesito caminar — pidió.

— Está bien — dijo Changbin estacionando el auto — Ya llegamos.

Se bajó rápidamente para ayudar a Seungmin y a Felix a bajar del auto. Los cinco se pararon en la vereda mirando a su alrededor.

— ¿Llegamos a dónde? — preguntó Felix mirándolo.

— A nuestro hogar — apuntó la gran casa que estaba enfrente. Era de color rojo sandía, el patio de enfrente era grande y tenía césped, flores y un árbol. De frente se podían ver dos grandes ventanales y la puerta de entrada, también se notaba que era de dos pisos.

padres - changlix ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora