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Annabeth no tuvo tiempo de moverse para evitar el impacto, lo único que pudo hacer fue tensarse y aguantar la respiración a pesar de que no serviría de nada, en lo que fueron segundos, que para ella fueron una eternidad, cayó encima de Percy, y antes de que pudiera levantarse, era ella quien se encontraba en el suelo, con el hijo de los mares encima de ella sosteniendo fuertemente su cuello y privándola de aire.

Sus ojos la miraban fijamente, pero en realidad no la veían, los orbes impresionantemente verdes, que alguna vez la enamoraron estaban nublados e hinchados por el sueño, y la locura que lo atacaba desde hace un tiempo, Annabeth no sabía que era lo que él veía en realidad pero de seguro era terrorífico para llevarlo a esto. El agarre en su cuello era fuerte, sabía que tendría marcas por ellos pero lo que más le dolía era el estado de su amigo. A lo lejos escucho los jadeos y gritos de quien había abierto la puerta, pero nadie se atrevía a entrar ya que sabían que solo lo empeorarían, lentamente la necesidad de aire se hacía mayor, así que se decidió por hablar y tranquilizar al semidiós frente a ella.

-Percy, cal-cálmate por favor...- fue lo que alcanzó a decir mientras lo miraba a los ojos, antes de que el la soltara y empujara lejos.

El héroe del olimpo se alejó arrastrándose hasta que llego a una esquina, donde no hizo más que halarse el pelo lo más fuerte que pudo mientras trataba de parecer lo más pequeño posible. Annabeth en cuanto se vio liberada del agarre mortal en su cuello hizo lo posible por recuperar el aire perdido, pero en ningún momento aparto la mirada del adolescente frente a ella, ni siquiera cuando su hombro choco dolorosamente contra la pared después del empujón.

Esta era la situación más pésima en la que lo había visto y eso era sorprendente, ya que habían estado enredados en situaciones horribles desde los doce, ¡¡INCLUSIO HABIAN ATRAVESADO EL MALDITO TARATARO!! pero ni siquiera cuando lograron salir de ahí se veía tan mal, ni física ni mentalmente. Escaneándolo con la mirada, noto que sus ropas estaban rasgadas en todas partes y por lo huecos en ellas se veía carne roja he hinchada masacrada por las uñas largas y descuidadas del semidiós, los huesos literalmente se le podrían contar en cualquier parte del cuerpo; el cabello estaba lo más largo, grasoso y enmarañado que lo había visto; y en la cara las ojeras estaban completamente asentadas bajo sus ojos, las mejillas hendidas dolorosamente, sus labios que siempre estaban húmedos y con un ligero tono rosado ahora se encontraban pálidos y agrietados y eso solo hacía que las lágrimas quisieran salir de sus ojos, esto era verdaderamente doloroso.

-Esto no es verdad, no es verdad, no nonononono, aléjate, déjame en paz, ¡¡LARGATE DE UNA BUENA VEZ, JODER!!-

Pero su aspecto no era lo peor, su condición mental era verdaderamente precaria, atacaba a todo aquel que se le acercara, excepto a Sally, Paul, Estelle, Grover, Tyson, Quirón y a mí, toleraba un poco a los campistas de Hipnos, Apolo, Iris, y Deméter, todos los demás solo lo alteraban más de lo "normal", siempre estaba alerta y se lastimaba lo más que podía, los gritos y destrozos eran cosas de todos los días y noches, no salía en absoluto y ni que hablar de que el señor D. lo revisara, se volvía completamente maniático en el mismo instante en que lo percibía fuera de la cabaña.

Soltó un suspiro, de tristeza por todo eso- Percy, tranquilízate por favor- trato de acercare nuevamente- vine a traerte el almuerzo- señalo la bandeja encima de su cama.

-¡NO TE ACERQUES!- dijo tratando de fundirse en la pared- quédate quieta, por favor- dijo esto último en un susurro suplicante y con la voz quebrada, luego levanto la vista y se fijó en la puerta que seguía abierta presentando la imagen de sus amigos, y con ello se volvió a inquietarse, cerró los ojos y empezó a temblar- déjenme solo- volvió a suplicar miserablemente.

Annabeth volteo a verlos y les indico que se fueran, aún tenía que hablar con el sobre el captura la bandera que se organizó con el fin de sacarlo de su cabaña para las fiestas de fin de año, aunque después de esto cree verdaderamente que cualquier posibilidad que hubiera tenido antes ahora se había esfumado.

-Hey sesos de algas, ¿sabías que Thalia vino a visitarnos?- le pregunto en el tono más bajo posible asegurándose de que la oiga, el solo asintió, otra cosa que les intrigaba de todo este asunto es que a pesar de que nunca salía siempre sabía lo que pasaba en el campamento y con todos sus amigos -ella y cuando menos la mitad de la legión vinieron a visitarte, todos te extrañan demasiado- solo se encogió aún más.

-lo- los extraño- dijo en un pequeño susurro-pero, p-pero no, no puedo Annie, ellos quieren que los destruya, mis, mis manos quieren rodear tu cuello y privarte de aire- hablaba a la nada misma mirando sus manos apretadas en puños y goteando sangre- pero yo no quiero eso-soltó un pequeño sollozo y aguanto las lágrimas- por eso debo estar solo, entiendes- hizo una pausa- ¿Verdad que lo entiendes?- completo sollozando y dejando fluir sus lágrimas.

Annabeth hizo amago de acercase y consolarlo, no le importaba lo que acababa de decir, su mejor amigo estaba frente a ella, sufriendo horriblemente, y ella haría cualquier cosa por aliviar ese dolor, pero sabía que acercarse a él en este momento no sería prudente. Por otra parte no era la primera vez que mencionaba que alguien le hablaba, pero por más que le preguntaban quién era nunca dijo un nombre, había veces que se refería a esa voz como la de un hombre, otras veces como la de una mujer, a veces eran varias personas, Quirón y el señor D. lo diagnosticaron como esquizofrenia, pero ella junto con otras campistas tenían la sensación de que eso no era cierto, no encajaba bien en ninguno de los tipos de esquizofrenia designados, era muy impredecible con el cómo actuaria de un momento a otro.

-Lo entiendo Percy- ella dijo derrotada- pero ellos aun quieren verte- la tristeza dio paso a la ira- en este momento están organizando un carura la bandera de cuatro frentes con el propósito de que salgas a divertirte un rato, con el propósito de que vuelvas a ser tu otra vez Perceus Jackson, aunque sea un segundo- sabía que enojarse no mejoraba nada, ni siquiera estaba enojada con él, odiaba al destino que permitió que esto le pasara, ya había sacrificado tanto por el bienestar de todas las personas, él se merecía un final feliz, merecía tan siquiera poder salir-¿intentarías siquiera echas un vistazo?¿por favor?- soltó con lágrimas escurriendo de sus ojos

-NO- dijo- no, no puedo, no debo- sin poder soportarlo más Annabeth se levantó- lo siento- escucho antes de cerrar la puerta de la cabaña 3

Mientras tanto el ocupante de dicha cabaña, peleaba a gritos contra su oponente asegurando que nunca tendría el control sobre él, que al mar no le gusta que lo contengan. 

LA VIDA DEL HEROEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora