El Amor Nunca Se Va

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La mente de Severus se quedó en blanco; nunca lo habría admitido, pero lo hizo; le tomó varios minutos darse cuenta de que las contracciones, el trabajo de parto y el parto, significa que el bebé está en camino. Respiró para calmarse, levantó a Harry, caminó hacia uno de los sofás y lo sentó. Arrodillándose frente a Harry, Severus colocó su mano sobre el estómago que sobresalía y miró hacia arriba. — ¿A qué distancia están las contracciones, Harry?

Harry, que había cerrado los ojos ante una contracción en curso, susurró — 5 tal vez 10 minutos

—Harry, sé honesto conmigo, ¿cuánto tiempo han estado durando las contracciones?. – Harry miró por encima de la cabeza de Severus y vio que sus padrinos parecían preocupados, a pesar de la ira de Sirius por el, en su mente, el sarcástico murciélago de la mazmorra de nariz grande, podía dejar de lado sus sentimientos por su ahijado

— Tal vez desde la mañana, no estoy seguro.

— Está bien Harry. Ahora quiero que esperes aquí, voy a llamar a Madame Pomfrey y le diré que tu fuente se ha roto. Mientras lo hago, tal vez Lupin o Black puedan salir de su aturdimiento. y te ayudo a ir al dormitorio. – Severus dirigió una mirada acalorada a los dos Merodeadores y los desafió a decir lo contrario.

Remus, el primero en recordar dónde estaban, le dio un codazo a Sirius en el costado y se acercó a Harry. "¿De qué manera llegamos a el dormitorio? ¿Y hay algo más que necesites ahora? – Dando instrucciones al lobo y despidiendo a los dos hombres con un Harry tambaleante, quien había recibido un beso en la frente y la promesa de que todo iba a estar bien, que lo superarían, Severus se dirigió a la red flu para buscar. Amapola.

XooOooX

Tanto Sirius como Remus tenían un brazo alrededor de Harry, tratando de estabilizar al chico mientras caminaban por la biblioteca / estudio y entraban al dormitorio principal. Llevando a Harry a la cama y ayudándolo a limpiarla de sus libros descarriados, ubicándolo de manera que estuviera apoyado en la cabecera en una posición cómoda.

— ¿Por qué el imbécil sarcástico, Harry? ¿Podrías haber tenido al hombre que quisieras y lo elegiste? ¿Por qué?– Harry miró a Sirius, reflexionando sobre qué decir. Mirando a su padrino de cabello negro humeante, se volvió hacia su otro padrino, mirando sus expresiones, descifrando que el hombre también quería escuchar la respuesta a esa pregunta.

Centrándose en otra parte de la pregunta, Harry trató de desviar la atención de Severus, — ¿No te importa que me gusten los hombres? ¿O que quieras vivir mi vida con alguien del mismo sexo?

— Harry, deberías saber eso. nunca lo juzgaremos, podemos juzgar sus elecciones y cuestionarlo como lo acaba de hacer Sirius, pero nunca lo juzgaremos por ser quien es

Harry se quedó atónito ante la respuesta de Remus y pensó en una respuesta para darles, — Si bien es posible que no respetes que elegí a Severus como mi compañero, el hombre con el que quiero pasar una eternidad y un día, es mi elección. Sirius tú llámalo un imbécil sarcástico, lo he llamado el gran murciélago de la mazmorra, un gran vampiro de nariz ganchuda, el idiota grasiento de las mazmorras, ha tenido muchos nombres a lo largo de los años, pero no me importa, porque puedo di que es Mi imbécil sarcástico, es Mi gran murciélago de mazmorra, Mi gran vampiro de nariz ganchuda, es Mío, y como sabes desde el momento en que lo llamo mío, nunca lo dejaré ir.

Sirius se sentó sorprendido en el borde de la cama, con la boca abierta en una expresión cómica, y si esta no hubiera sido una conversación seria entre el padrino y el ahijado, Harry se habría reído — Pero ... pero ... él ... él es ...