Recepción

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La novela Cincuenta sombras de Grey obtuvo reseñas mixtas por parte de la crítica. La profesora de la Universidad de Princeton, April Alliston, dijo: «Aunque no es una obra de arte literaria, Cincuenta sombras es más que un fanfiction basado en la serie de vampiros Crepúsculo». La revista Entertainment Weekly calificó al libro con una «B+» y lo elogió por ser « [...] único en su clase».[23] Jenny Colgan de The Guardian escribió: «Es alegre, fácil de leer, tan dulce y seguro como el BDSM (bondage, disciplina, sadismo y masoquismo) erótico sin contravenir la ley de designaciones comerciales» y también elogió el libro por ser «más agradable que otros» libros de literatura erótica.Sin embargo, The Daily Telegraph criticó el libro como un: «empalagoso cliché», pero también escribió que la política sexual en Cincuenta sombras de Grey tendrá lectoras «discutiéndolo en los próximos años». Sonya Sorich, del periódico Ledger-Enquirer, describió el libro como un placer pecaminoso y escapista, «pero también se refiere a un aspecto de la existencia femenina [la sumisión femenina]. Y el reconocimiento de este hecho —incluso apreciarlo— no debería ser un motivo de culpa». Christine Sheehy, de The New Zealand Herald, afirmó que el libro no «va a ganar ningún premio por su prosa» y que «hay algunas descripciones sumamente atroces», pero que también es de lectura fácil y si el lector puede «postergar su incredulidad y su deseo —si se me permite la expresión— de dar una bofetada a la heroína por tener tan poco respeto por sí misma, es posible que lo disfrute».

Jenee Osterheldt, de The Columbus Dispatchbut, también criticó el libro, pero afirmó que: «A pesar de la prosa anticuada, James provoca dar vuelta a la página». Jessica Napier, de Metro News Canada, escribió que «fue una tortura soportar 500 páginas de diálogo interno de esta heroína, y no de la forma atractiva que se preveía» Jessica Reaves, del Chicago Tribune, escribió que el: «el texto original no es gran literatura», y señaló que la novela está «salpicada abundantemente y repetitivamente con frases estúpidas», y la describió como «deprimente». El libro también ha sido criticado por el uso de modismos ingleses que, sintácticamente, presentan una desconexión con la voz estadounidense de la protagonista, lo que pone a prueba al diálogo.

La socióloga israelí Eva Illouz analiza el libro en su estudio Erotismo de autoyuda y se pregunta cómo es posible que se haya difundido tanto una obra que “contiene muestras de la peor escritura que he visto nunca” y presenta de modo favorable el sadomasoquismo y el sometimiento de la mujer. Su hipótesis es que sintoniza con tendencias muy promovidas en la sociedad occidental, como la reducción de la sexualidad a objeto de consumo o la creencia de que la satisfacción o el éxito –sexual en este caso– se consigue aplicando recetas (la base de la literatura de autoayuda).

50 Sombras de GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora