Llaman al timbre
y sé perfectamente
que es él.
Me coloco el pelo
por enésima vez,
me retoco el pintalabios
con la yema de uno de mis dedos
y abro,
sonriendo sin querer,
como pasa
cada vez que le veo.
Está tan guapo
como siempre.
Pantalones pitillos,
camiseta azul y ajustada
que estoy segura
de que quedará perfecta
con el color madera del suelo de mi habitación.Estoy delante de su puerta
igual de nervioso que la
primera vez que la vi.
Llamo y en unos segundos
ahí está ella, preciosa,
con esa sonrisa que me
enamora porque es la de
verdad, porque es la que me
dedica solo a mí.
Se me escapa una sonría
cuando la estoy recorriendo
de arriba abajo, pero ella no me
da tiempo a nada más porque de
repente estoy cogiéndola y besándola.
Algo que no me importaría hacer
el resto de mi vida.He hecho la cena,
pero, ¿qué más da?
prefiero morder sus labios
o su cuello.
Prefiero no perder tiempo en el salón
cuando puedo llevarle
de la mano
hasta el borde de mi cama,
mientras él me mira el culo
y yo finjo
que no siento sus azules ojos
fijamente clavados en mí.Me lleva de la mano a su
habitación y a mí se me va
la mirada a todas las curvas
de su cuerpo y pienso que
los segundos mejoran cada vez
que van pasando y es que con ella
todo parece fácil.
Con ella todo es el puto paraíso.
Cuando llegamos a su habitación
no puedo evitar besarla, mordela,
besarla y morderla por todos lados.
Porque ella es la cosa más bonita
que hay en este mundo.
Porque Iris, Iris es la única persona
que me gustaría ver cada mañana al
despertar, solo a ella.Pronto toda nuestra ropa
adorna el suelo
y nuestros gemidos
al unísono
son la banda sonora
de esa noche.
Nuestra banda sonora,
solo de nosotros dos.
-Te quiero...-susurro
involuntariamente
mientras sus labios están
demasiado ocupados en mi cuerpo
como para contestar.
-Te quiero-contesta él
instantes después
con sus labios
a punto de rozarme,
al filo de mi piel.Se ha quedado dormida,
encima mía, rendida,
y yo la acurruco en mi
pecho y la abrazo.
Está preciosa cuando duerme.
Yo le hago cosquillas en la espalda
mientras e incluso parece que se
le escapa una sonrisilla,
es adorable y es que
¿cómo no enamorarme de alguien
así de increíble?
Y es que la quiero, la quiero
como nadie.
Le acaricio el pelo y le doy
un beso de buenas noches
antes de caer rendido.
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La historia de la chica con la sonrisa rota y el chico de los ojos color mar.
RomancePoesías del amor a primera vista entre Hugo e Iris. Escrita por VictorSH y por Pr0mesasrotas.