Hoy es otro de esos días
esos de los que te levantas con ganas,
porque sé que voy a estar con ella.
Bueno, que estoy con ella,
porque voy pensando en ella,
justo cuando la tengo al lado
cogida de la mano.
Supongo que muchos pensarán
que no soy objetivo diciendo esto
pero, está preciosa, como siempre.
- ¿Sabes que estás preciosa?
Veo como se le escapa una sonrisa
y se va sonrojando.
Y sin esperarmelo,
me atrae hacia ella
y me besa.
Los besos saben mejor
si son de sus labios.Me encanta sorprenderle,
besarle sin que se lo espere,
llevarle a mis rincones favoritos de Madrid,
y por eso le cojo de la mano
y le llevo al Templo de Debod
segura de que la puesta de sol
va a ser mil veces más bonita
reflejada en su mirada.Me encanta que confíe en mí
que me lleve a ver sus rincones favoritos
de Madrid.
Y es que me encantaría
saberlo todo de ella.
¿Me estoy volviendo loco
o me estoy enamorando?
Creo que sé la respuesta
a esa pregunta.
Y es verdad, me estoy volviendo loco,
por ella, ¿me estoy enamorando?
Qué más da cuando todo
es genial a su lado.
Ya estamos llegando e incluso
puedo decir que estoy un poco
nervioso e intrigado,
¿por qué habrá elegido este lugar?Me encanta
que sea como un niño pequeño
que esté nervioso
como si esperara los regalos de navidad,
aunque en realidad
¿qué no me encanta de él?
Si hasta me apetece
pasar toda la vida
besando sus inseguridades
y durmiendo con sus defectos.
- ¿Cuando llegamos?-pregunta,
y yo me río
porque confirma la teoría
de que es igual que un crío,
y lo adoro.Con ella me sale ser yo mismo.
Y me sale mi lado más infantil,
y no puedo evitarlo.
Es que me mira con esos ojos
y cualquiera le niega algo
a esos ojos ¿sabes?
Es que cualquiera no se
pierde ahí.
Decido ser yo ahora
el que sorprende.
Y de repente, la cojo
y la empiezo a besar,
a punto de llegar a ese rincón
de Madrid.Sus labios
saben aún mejor
desde el templo de Debod,
con él y con el atardecer de fondo.
Y es entonces cuando me doy cuenta
de que quiero compartir con Hugo
todos los atardeceres de mi vida.Estamos mirando el atardecer
desde el templo de Debod.
Los atardeceres de Madrid
son tan preciosos que
me pasaría viéndolos
todos los días,
y más a su lado con ella.
La miro y me encanta
ver como le brillan
los ojos contemplando el atardecer.
- Es precioso ¿verdad? - Me dice.
Y ella no se da cuenta de que yo
la estoy contemplando a ella.
- Si que eres preciosa.
Ella se ríe, me dice tonto,
y me mata.
Su risa, joder, su risa.
Yo la abrazo por detrás,
rodeando su cintura,
y le beso el cuello.
Y allí, a su lado,
puedo decir que estoy feliz.Sus brazos rodeando mi cuerpo
me dan la vida,
igual que sus labios
recorriendo mi cuello,
y sin que él lo sepa
haciéndome cosquillas.
Todo lo que tengo en ese momento
es un atardecer madrileño
y a él.
Juro que no necesito nada más.
-Te quiero-digo,
porque me sale de dentro
y no lo puedo evitar.
-Yo sí que te quiero-afirma él
mientras giro mi cabeza
para poderle besar.
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La historia de la chica con la sonrisa rota y el chico de los ojos color mar.
Любовные романыPoesías del amor a primera vista entre Hugo e Iris. Escrita por VictorSH y por Pr0mesasrotas.