II: 《 Capítulo 30 》

3.1K 422 1.2K
                                    

El primer mensaje fue el más aterrador, estaba seguro de que el recuerdo de lo sucedido lo iba a volver loco, Ten regresó a sus sentidos cuando una bola de nieve cayó contra su rostro, decidido a contestar el ataque de Lele hizo su propia bola para lanzar, sus dedos congelados parecían quemarse mientras moldeaba la nieve, cuando estuvo lista la tiró y sintió pequeñas y dolorosas corrientes cruzando por los nervios de su mano.

Miró sus dedos, estaban morados y temblaban, ¿por qué se hacía eso? ¿Por qué desde lo sucedido llevaba su dolor físico al límite? Un día bailó hasta que sus pies empezaron a sangrar y se sintió bien, pero pronto no fue suficiente, entonces empezó a fumar y cuando alguien quizo enseñarle a hacerlo bien, se negó, no disfrutaba del humo, sino del ardor en sus pulmones al inhalar mal.

Le gustaba ese dolor punzante y ardiente cerca del corazón, en sus mejores sueños su corazón se prendía en fuego y en su último suspiro exhalaba el humo de su remordimiento hecho cenizas.

—Estás loco —Chenle frunció el ceño al ver sus dedos congelados —¿dónde están tus guantes?

—Quédate quieto —contestó Ten.

—No me estoy moviendo.

El ruido de pasos en la nieve profunda inundó el silencio frío de su alrededor, Chittaphon miró a su hermano fijamente, alguien caminaba en círculos, como un animal rodeando a su presa, creyó por un momento que un depredador de montaña iba a atacarlos, pero cuando estaba a punto de gritarle a Chenle que corriera hacia la casa, los pasos se detuvieron y el teléfono de ambos resonó.

Chittaphon sacó su teléfono y apenas leyó el mensaje que le había llegado, el móvil se le cayó de las manos y terminó hundido en la nieve.





Jaemin
Van a pagar por todo
lo que hicieron.





El humo del cigarrillo llena sus pulmones y luego sale suavemente por su nariz, hace mucho que perdió la habilidad de inhalar mal el humo para sentir que sus pulmones arden, en algún momento estando ebrio alguien le enseñó la técnica correcta y desde entonces no puede parar de hacerlo así, maldito el día y el idiota que le enseñó.

—¿Por qué demonios Mark no me contesta?

—Seguro está con otro —se burla Ten.

De mala gana Johnny le quita el cigarro y luego tira tu teléfono a un lado.

—Era sólo una broma, tranquilo.

—No estoy para bromas —contesta John —desde que ese idiota llegó, Mark se la ha pasado siguiéndolo de un lado a otro, siempre los encuentro solos en alguna aula vacía, no soporto a JaeHyun.

La atención de Ten se centra rápidamente en John, ¿está hablando de su JaeHyun? Claro que lo hace, primero la reacción de Mark cuando Jae entró por primera vez a la clase, después JaeHyun llorando en su patio esa misma tarde, hay algo extraño entre esos dos, algo que podría ayudarlo a recuperar a JaeHyun, sólo debe usar bien sus cartas.

—Entonces a Mark le gusta JaeHyun.

—¡Claro que no! —alza la voz Johnny.

—Entonces, ¿por qué lo seguiría a todas partes?

—No lo sé, Mark no quiere decírmelo, lo único que he logrado sacarle es que ambos eran mejores amigos de niños, cuando Mark vivía en Canadá con su papá y el idiota ese en un orfanato.

—¿JaeHyun es adoptado?

—Obviamente, ¿o crees que alguien tan bonita como SeulGi tendría a ese deforme de hijo?

Vegetarià: Princesa | TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora