Capitulo 1: El trabajo

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Louisa.

Llevábamos horas aguardando, ocultos entre las edificaciones a unos metros de Daniel y Junna. Esto por primera vez, aunque parezca increíble no era obra nuestra; anoche entre el bullicio y el olor a cerveza Junna decidió citar una reunión y según parecía consistía en un trabajo sencillo, nada que antes no hubiéramos hecho porque al parecer, el idiota de Roberic habría tenido la osadía de llevarse una de las posesiones más preciadas de Junna, un jodido jarrón Nantí, hecho por una creadora - o como yo les llamaba: brujas - lo suficientemente poderosa como para hacer de ese objeto algo invaluable, según Junna valía lo que ni mil gobernantes podrían pagar jamás.

Roberic decidió fugarse con su gente suponiendo así que no lo encontraríamos, no obstante, aquí estamos aguardando a que esa rata decida hacer acto de presencia.

Peters el viejo del muelle nos había contactado en la mañana para decirnos que Roberic llegaría antes de lo premeditado luego de una noche agitada en Prinstom.

- ¿Crees que lo de la inmortalidad otorgada por el gran jarrón sea cierta? - cuestionó Axel a mi lado, era bueno en lo que hacía, después de todo antes de encontrarnos era un asesino a sueldo, pero solía ser un idiota que hablaba demasiado.

- No tengo idea, estoy aquí solo por la paga - respondí de manera hostil, dando por zanjado el tema.

Note que iba a responder, pero el edificio a nuestro lado comenzó a temblar de manera hosca y de un momento a otro comenzaba a doblarse como si de plastilina tratase.

Nantíes. Asumí.

- Ya por favor díganme que me extrañaron, estar en el exilio por tantos años no fue muy genial que digamos.

Jodido Nantí. No pude evitar pensar mientras dejaba escapar el aire retenido de mis pulmones.

Me di la vuelta para revelar el rostro de aquella voz tan familiar y casi grité al notar que Ethan estaba allí de pie, su cabello rubio lucía un poco más largo y sus ojos color esmeralda brillaban con diversión, vestía un uniforme táctico negro, lo que me llevo a pensar que estaba trabajando, quizás llevaba más tiempo fuera del destierro de lo que pensaba, con Ethan Clock nunca se sabía, era tan escurridizo como una cucaracha.

Clock era un Nantí, uno muy poderoso de hecho, pero lo enviaron al exilio al traicionar a su padre -quien era el gobernante líder- para convertirse en uno de nosotros.

Para Ethan los Nantíes eran nada más que mafiosos que lucraban con la compasión y los pedidos de ayuda de los más débiles y es que en Harslok solía aplicar la ley del más fuerte, al menos hasta que los Nantíes decidieron tomar las riendas de la ciudad y llamarse a sí mismos "gobernantes".

Iba a cuestionar a Clock, pero Axel decidió adelantarse.

- ¡¡Hijo de perra!! ¡¿Dónde demonios has estado y porque no viniste a la ciudad apenas regresaste del exilio?! - exclamó, con demasiada emoción si me lo preguntan.

- Axel... ¿se te olvida que estamos a mitad de un jodido trabajo? No me malinterpretes Clock es un justo verte, pero estamos a mitad de algo - Dije a pesar de mi tono hostil, ellos estaban acostumbrados, solía ser de esa manera cuando mi atención estaba del todo en algún trabajo.

Y entonces como si lo hubiera invocado, mi brazalete brilló, era lo que utilizábamos cuando necesitábamos ayuda y si Junna o Daniel decidieron hacerlo entonces estábamos verdaderamente jodidos.

Decidí que arrástrame entre el césped alto del patio de la casa que estaba a unos metros del edificio en donde nos ocultábamos sería más fácil y así no me verían, a unos metros entre la cerca y la carretera de este abandonado lugar lograba ver a Daniel con un revolver en la mano mientras le apuntaba a Roberic, quien por cierto estaba siendo asfixiado por el otro brazo de Daniel, cuando baje mi mirada me encontré con Junna, ella estaba en el suelo sobándose el estómago como si con eso pudiera aliviar el dolor del puñetazo que seguramente le dio el idiota de Roberic.

Decidí que rodear el lugar era la mejor opción así Daniel y yo amordazaríamos a Roberic sin ningún problema, pero justo cuando iba a ponerme de pie, el habló.

- Ok... ok... ¿Por qué no nos relajamos eh? No crean que mi robo fue por nada, el gobernante Derek quería que hablara con ustedes y estaba convencido de que de esta manera se interesarían en lo que tengo para decir - sonaba desesperado, como si estuviera bajo amenaza para decir exactamente lo que decía y en el tono de voz en que lo hacía.

Él sabía que los demás estábamos allí. Fue lo que pensé antes de seguir prestando atención a la plática.

- Tus encuentros y diálogos con los gobernantes han dado frutos por lo que veo - era Junna quien hablaba ahora, se había levantado del suelo y ahora actuaba como si nunca hubiera recibido un puñetazo en las costillas.

- Derek quiere que les avise, que les diga que ustedes tendrán un trabajo que los llevara a sus muertes y dejaran de ser lo que son ahora - su confesión no me impresiono en lo absoluto, muchos gobernantes habían dicho lo mismo.

- Verás Roberic no estoy de ánimos para tus desfachateces, si no tienes más que decir... - Junna se dio la vuelta y dio dos pasos adelante, sus tacones resonando en el frio suelo de asfalto, esa era su manera de conseguir información y vaya que lo conseguía porque en ese instante Roberic habló.

- Quiere hablar personalmente con ustedes - miro al lugar en donde se encontraban Axel y Ethan escondidos y alzo la voz - ¡Derek quiere que te cuides la espalda Ethan! - me pregunte a que venía eso, dejaron de buscarlo luego de enviarlo al exilio.

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