Capitulo 2: El Regreso De Clock

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Axel.

Estar tanto tiempo bajo las sombras comenzaba a aburrirme, tenía pensado abandonar estas andanzas y mudarme a Sùilt, había escuchado que su gente era muy animada y que sus calles siempre estaban cubiertas de bullicio, música y alcohol, pero decidí que un último trabajo no dañaría a nadie, ahora que Ethan Clock hizo acto de presencia he comenzado a cuestionarme si debí irme en cuanto pude. Así que al escuchar lo que dijo el traidor de Roberic acerca de Ethan es más que obvio que Derek le enseño algunas habilidades.

Sucios brujos y así se hacen llamar "gobernantes".

Un estruendo me hizo salir de la línea de mis pensamientos y dirigí la mirada hacia el lugar de donde provenía, estábamos en una calle ciega, rodeada de bares y antros, así que lo único que se lograba divisar eran carteles neones titilantes y fachadas antiguas de lo que antes eran casas de apuestas. Roberic era el culpable de los estruendos provenientes de estos lugares.

Quiere distraernos e irse.

La tierra se estremeció y de inmediato supe que Louisa estaba distrayendo a Roberic para que lográramos quitarle el jarrón que todo este tiempo tuvo aferrado a su cuerpo como si fuera la vida misma, bueno, quizás sí que lo era. Eran altas horas de la madrugada por lo que ya casi comenzaba a aclararse, utilizar eso a mi favor era lo único que tenía para quitarle el jarrón a Roberic sin hacerlo añicos, pero no alcance a levantarme cuando el sonido de un disparo se llevó toda mi atención, Daniel le había disparado a Roberic en la cien.

- ¿Qué? Santo Dios no se atrevan a juzgarme, estábamos perdiendo tiempo con él, además, si no lo asesinaba yo lo haría Derek - no pude estar más de acuerdo, era tedioso este tipo de trabajos, pero sabía que a Junna le sentaría como una patada en el estómago - otra - después de todo ella quería más información acerca de los gobernantes.

⸗⸗⸗

Regresamos a la guarida más tarde, era un edificio que se encontraba al centro de la ciudad, allí donde el bullicio reinaba, a pesar que las ciudades eran solo escombros y que ya la mayoría de edificaciones habían sido proclamadas por la naturaleza. Estábamos en el séptimo piso del edificio al que llamábamos "guarida", este era el comedor, habían mesas y asientos metálicos que recorrían de una punta de la estancia a otra, a excepción del espacio del fondo a la derecha que era una parte del edificio que estaba derrumbada, desde aquí por ese enorme agujero se lograba apreciar toda la ciudad, un espectáculo en días importantes como "el haskac" solía haber fuegos artificiales, drogas, alcohol y perversiones para celebrar el día en que Harslock fue fundada. Hoy era ese día.

Nos habíamos reunido en el comedor para comenzar a embriagarnos luego de un día exitoso como este, con el jarrón recuperado y Roberic muerto, podríamos mudarnos al aquelarre pronto, pero claro eso no era lo que Louisa quería.

- Saldré mañana por la mañana, necesitamos provisiones para lo que resta de año y el viejo Peters podría contactarme con alguien – Dijo Louisa quien al igual que Junna estaba totalmente sobria.

Joder, ¿Qué esas dos mujeres no se divertían jamás?

Yo por mi parte asentí sin darle mucha importancia, jamás lo hacía, así que decidí intentar robar la botella de ron que el idiota de Ethan se había quedado solo para él.

- Eh, Eh, ¿Qué no sabes que robar el alcohol de un indefenso borracho es de mala educación? - dijo Ethan y sentí como un viento lo suficientemente fuerte como para comparar con un tornado me enviaba de vuelta a mi asiento.

Siempre hace trampa el muy idiota.

- ¿Siempre eres así de egoísta Clock? Pensé que éramos amigos - dije con un ápice de decepción.

- Tú no eres mi amissssssss - a eso le llamo una exagerada pronunciación de sss.

- Joder... ¿Junna quieres salvar al joven Clock de su penosa situación? Ya ni siquiera puede hablar y suele ser muy molesto cuando esta borracho.

- Que mal educado considerando que acabo de llegar - dijo Ethan asegurándose de sonar exageradamente indignado.

- Clock creo que va siendo hora que descanses - dijo Louisa colocándose a su lado para chasquear los dedos en su oreja.

- Aún queda media botella... ¡¿eh que estás haciendo?! ¡¡Junna dile que pare, aléjate bruj...!! - Y con un chasquido de dedos, el gran y temible Ethan Clock caía en los brazos de Morfeo, eso sin mencionar el golpe seco que el pobre se dio al chocar su cabeza contra la mesa.

Se lo merecía por imbécil egoísta. Negué con la cabeza mientras le quitaba la botella de los brazos a un Ethan medio muerto, es tan alcohólico que al quedarse dormido prefirió golpearse la cabeza que dejar caer la botella. Había olvidado por completo lo que era convivir con él, es un buen estratega, es ágil y es un asesino, pero el bastardo prefiere cruzar todo Harslock solo para conseguir ron.

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Que imbécil... ¿Cómo carajos pude beberme esa botella como si se tratara de agua? - al diablo - dije entre dientes mientras avanzaba por el pasillo, Junna había decidido que por nuestra incompetencia debía castigarnos entrenando, así que si, menuda mañana más bonita. Al bajar las escaleras, detrás del edificio en la cancha de baloncesto que denominamos "el gimnasio" pude ver a un Ethan malhumorado pero enfocado y una Junna tomándose un jugo de naranja mientras le reprendía a Ethan lo que estaba haciendo mal.

- Mierda Ethan cariño, ¿Cuánto tiempo estuviste en el exilio? Tu puntería es una basura - esos solían ser los consejos de Junna, bastante emotiva y profunda como siempre.

- Si no tuviera esta migraña CARIÑO mi puntería seria perfecta - no pude evitar reír, podían decir cualquier cosa, pero para mí esos dos se traen algo entre manos.

Me posicioné a unos metros de ellos y comencé a disparar, entre trucos de Junna todo era más entretenido, tener que correr por la cancha, dar volteretas y demás mientras practicaba puntería era demasiado estimulante, sobre todo cuando los entrenamientos son como hoy. Hace años Junna acondiciono la cancha para que el suelo se levantara, quebrara y de vez en cuando se convirtiera en una caja. Yo como siempre vivía el momento de mi vida mientras aquellos dos decían querer asesinarse y con eso transcurrió la tarde.

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