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Retrocedió como si lo hubieran abofeteado, escuchó sin prestar atención a cómo le hablaban acerca de claras señales en el libro de análisis de héroes tomo 15, señales que hablaban de mejoras y solo no sobre cómo hacer daño, pero no entendía, él mismo lo vio, él leyó desde la primera hoja hasta la última, no había nada redentor en ése cuaderno, nada ¿Cómo podría pensar que estaban equivocados?

''—Aizawa escucha—'' oyó a la que era una de sus colegas más confiables dentro de la fuerza ''—Hay algo mal con él, sí, pero no es un villano—''

''—Éso yo lo decidiré—'' respondió, aún sin poder creerlo, tendría que ver con sus propios ojos aquellas ''claras señales'' antes de poder creer su inocencia.

''—Espero que no te equivoques—'' fue lo último que escuchó antes de que la llamada se cortara.





Un extraño malestar se instaló en la boca de su estómago mientras miraba a ambos peliverdes en la sala de interrogación, tuvieron que quitarle las esposas que inhiben su quirk al más joven, sin embargo, no había hecho ningún movimiento en falso, solo estaba recostado sobre el hombro de su madre, en silencio y con los ojos cerrados, respirando profundamente.


Hace unos minutos habían llegado Nezu y All Might a la estación y ahora los estaban observando a través de las ventanas espejo, de vez en cuando la Señora Midoriya susurraba dulces palabras para tranquilizar a su hijo, pero éste solo respiraba con más profundidad antes de hundirse más en su abrazo.

—¿Ha dicho algo?— preguntó Nezu dando un sorbo a su té, se encontraba sentado en el hombro de Aizawa como siempre, la habitación estaba silenciosa y el ambiente pesado.

—No— contestó el héroe —Se negó a hablar con el detective y solo cuando entré yo habló, y no dijo nada relevante—

—¿Solo cuando ingresaste tú en la sala?— volvió a preguntar la quimera.

—Sí, habló sobre como se confió demasiado, éso en sí mismo fue un poco condenatorio, pero luego dijo que si no llamábamos a su madre y al Dr. Cho no hablaría—

—¿Dr. Cho?— preguntó Toshinori confundido.


—Sí, al principio creí que se trataba de un abogado, pero los de criminalistica me han dicho que es un psiquiatra—

—¿¡Un psiquiatra!?— volvió a preguntar exaltado el rubio de la habitación.


—¿No lo sabías Toshinori? Éso es extraño— murmuró Nezu levemente curioso.


—No lo hacía, yo... No tenía ni idea—

El silencio volvió a llenar la habitación mientras observaban la habitación ocupada por ambos peliverdes a través de la ventana espejo, durante unos minutos siguieron así hasta que una mujer alta de cabellos oscuros y ojos amarillos ingresó por la puerta, observaron detenidamente como Midoriya Inko la saludaba a pesar de que su hijo seguía con los ojos cerrados. A la par, un policía nervioso ingresaba también a la sala junto a ellos para avisar que la Dr. Cho había llegado y había exigido hablar con su paciente, Aizawa asintió y se dedicó a mirar con un sentimiento pesado en la boca del estómago que se negaba a desaparecer, el oscuro presentimiento que tenía desde que el equipo de criminalistica lo llamó se acrecentaba a cada momento, sobre todo al ver cómo reaccionaba su alumno.

—Hey, Izu, ¿Estás ahí?— preguntó con voz suave la mujer.


—Hmm— murmuró el menor abriendo los ojos —Un poco, fue estresante todo y no me decían nada, solo hacían preguntas que no quería responder—



—¿Qué preguntas?—


—Preguntaban sobre días específicos, como si fuera una especie de criminal—


—¿Días específicos?—


—Sí, querían saber algo, pero estaba nervioso, sabes que no quería que se enteren—


—Izuku, no tiene nada de malo admitir que estás enfermo, no hay vergüenza en ello—


—Lo hay cuando es una enfermedad mental—


—Estás siendo muy duro contigo mismo, hemos hablado de ésto antes Izuku, tarde o temprano se habrán enterado y no te hace débil tener una enfermedad así, es más, fuiste lo suficientemente fuerte como para buscar ayuda profesional—

—¡ES UNA DEBILIDAD!— siseó con fuerza, se irguió a toda su altura de una manera intimidante, sus ojos siempre expresivos ahora solo denotaban un vacío y leve disgusto, probablemente hacía sí mismo, la Dr. Cho permaneció impasible —¿Cómo puedo ser un héroe y salvar a las personas si tengo un maldito ataque de pánico?— la señora Midoriya se estremeció en su lugar, pequeñas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas regordetas. —Todos los días, desde que tenía siete años tuve que mirar por encima del hombro para ir a cualquier lado, no puedo ni siquiera mirar a mis maestros a la cara sin pensar en todo lo que podrían hacerme, ni siquiera puedo estar cerca de mi mentor, el miedo me paraliza cada vez que éso sucede, y éso, doctora, es una maldita debilidad—


—Te estás tratando, cariño— intentó la Señora Midoriya.


—Estás progresando— fue la declaración del Dr. Cho


—Tuve dos ataques de pánico en ésta semana doctora, el martes y el jueves— dijo con voz plana el menor.



—¿Y cuántos tenías hace siete meses atrás? ¿Cuántas veces tuviste ataques de ansiedad y pánico hace un año atrás?— preguntó la mujer, e Izuku permaneció en silencio. —No estás solo en tu enfermedad Izuku, y definitivamente no lo estás en ésto, no tengo ni idea de lo que te acusa, pero todo está siendo muy ilegal— Izuku asintió, demasiado cansado para poder replicar, volvió a acurrucarse en su madre y cerrar los ojos.


—¿Tienes hambre? ¿No quieres beber algo?— y el menor negó con la cabeza.


—Tengo demasiado sueño para comer algo, aunque tengo sed— murmuró apenas.


—Iré a traerte algo dulce para beber— dijo la Dr. Cho antes de volver a salir de la habitación de interrogación.



Del otro lado de la ventana espejo, dos héroes profesionales estaban con el horror escritos en sus rostros; pálidos y temblorosos habían escuchado cada palabra de su alumno y la culpa los había golpeado con venganza. Nezu se veía impasible, pero sus pequeñas patas se movían nerviosamente, claramente no se había esperado aquello cuando ordenó que interrogaran al joven Midoriya, no era absolutamente nada de lo que esperaban.



—Éso ha sido una sorpresa— comentó en voz alta, intentando romper el tenso silencio.




Nadie respondió.

Las metiras que te dices a ti mismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora