🌠Prólogo🌠

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Seis años atrás...

— Sabrina... — La llamó Aidan entrando en el departamento con pasos lentos. — Llegué...

El silencio abrumador lo hizo estremecer. No es que Sabrina hubiese sido la chica más ruidosa del mundo entero pero él la conocía a la perfección y sabía que amaba la música de fondo.

"Es una manera de relajarme, Aidan. Además a la bebé le gusta y estimula su cerebro". Le había dicho alguna vez cuando él le había preguntado sobre ello.

Lo raro de ese día era que no había sonido alguno en el departamento. Ni siquiera el llanto de Venus o sus pequeños jadeos. Sus cejas se fruncieron, dejó las llaves sobre la mesa del comedor y avanzó en dirección a la habitación principal. La cama estaba perfectamente hecha pero eso no era raro tampoco, sabía perfectamente bien que a Sabri le gustaba el orden — Razón principal por la que a veces discutían, aunque tampoco eran discusiones fuertes, por lo general terminaban en risas y de las risas pasaban a los besos. —  El tipo de discusiones que en el fondo le gustaban. Cerró la puerta y luego se dirigió a la habitación del bebé.

Cuando abrió la puerta su corazón se aceleró. La niña permanecía dentro del moisés portátil encima de la cama profundamente dormida y un sobre pequeño que tenía su nombre descansaba sobre ella. Camino tan rápido como sus piernas se lo permitieron y tomó el sobre entre sus manos abriéndola sin cuidado alguno como si de repente estuviese dentro de un frenesí.

No puedo seguir así, lo siento. Te amo pero yo no quería ser madre y a diferencia de ti: No soy feliz con esta vida. Venus se queda contigo y sé que se queda en buenas manos porque tú la amas. No me odies, por favor.

Sabrina.

Y con una simple nota la mitad de su vida se había ido a la mierda. No es que renegase de la existencia de su hija, la amaba con locura y nunca iba a ser capaz de no quererla pero él no se veía lo suficientemente capaz para lidiar con una niña de dos meses de nacida. El llanto repentino de la niña lo sacó de sus pensamientos, la miró un momento y dejó salir un largo suspiro cargado de frustración de sus labios. La tomó entre sus brazos y dejó un pequeño beso sobre su frente.

— Tranquila, Vee... Nos la arreglaremos, mi amor... Lo prometo...

(...)

— ¿Qué? — Repitió la madre de Aidan. —

Él dejó escapar un largo suspiro y llevó sus ojos a la niña entre sus brazos que lo observaba fijamente mientras seguía bebiendo del biberón. Le sonrió débilmente y la miró de nueva cuenta.

— Que Sabrina se fue y me dejó solo con Vee... — Repitió. — Solo dejó una nota donde básicamente decía que odiaba su vida y que podía seguir con esto. ¿Y sabes que es lo peor? Ni siquiera me importa una mierda que se haya ido pero me molesta demasiado que haya dejado a Venus sola...

— ¿De verdad no te importa? — Respondió ella. El castaño dejó escapar un largo suspiro y asintió lentamente. —

— Bien, si me importa. — Admitió. — Pero no voy a ponerme a llorar ¿Sabes? Necesito encontrar una solución... No puedo simplemente dejar de trabajar para cuidar de Vee y tampoco voy a dejar que tú te hagas cargo de ella, eres su abuela no su niñera...

— ¿Qué tal una niñera? — Sugirió ella. —

— Mamá... ¿Tú crees que voy a dejar a mi hija sola con una desconocida prácticamente todo el día? — Hizo una pausa. — Pues no...

— ¿Entonces qué piensas hacer...?

— Le diré a Noah que me deje llevarla...

— ¿Qué? — Chilló la mujer. — Aidan... No creo que llevar a una bebé recién nacida a una oficina sea prudente. — Murmuró. — Hagamos algo; yo cuidaré de Vee mientras tú ajustas tus tiempos y después te haces cargo tú ¿De acuerdo?

— No quiero ligarte a esto, mamá... — Ella se rio en voz baja y negó lentamente. —

— Estoy ligada a esto desde que esa niña llegó al mundo así que déjate de tonterías. — Le sonrió. — Además... Mírala, ni siquiera sabe lo que pasa a su alrededor y si en serio dices que no vas a dejar que una desconocida se acerque a ella entonces déjame hacerme cargo...

— ¿Qué pasa con tus cosas...? — Le preguntó. — Te gusta viajar y con Vee no podrás hacerlo...

— Bueno... Me gusta estar con Vee... Y no es sacrificio: Es placer. — Decidió cruzando sus brazos por encima de su pecho. Aidan dejó escapar un pequeño suspiro, miró a la niña de nueva cuenta y depositó un beso sobre su frente antes de volver su atención a su madre. —

— Está bien. Pero será solo un tiempo mientras aprendo a arreglármelas solo. Como quiera que fuese el caso; Sabrina hacía un buen trabajo... — Anunció. —

— Hacerte el fuerte no te hace bien. Si tienes que llorar deberías hacerlo, guardarse las cosas no es bueno, Aidan... — Le informó. —

— No, yo no...

— Aidan. — Lo llamó. — Te conozco como la palma de mi mano así que... — El sollozó del muchacho llenó el aire. Apartó la mirada de su hija y miró a su madre una vez más. Ella se puso de pie y se acercó a él envolviéndolo en un ligero abrazo cuidando no aplastar a la niña entre los dos. — Está bien, mi amor. Llora todo lo que tengas que llorar, te hace bien...

— No sé que voy a hacer... — Susurró. — No sé cómo hacerme cargo de Vee yo solo...

— No estás solo para empezar. — Le espetó. — Y... Ella será quien te de las fuerzas para lograrlo... Siempre que no puedas solo detente un momento, respira profundamente, cuenta hasta diez y mírala un minuto. Después todo será mejor, lo prometo.

"Siempre que no puedas solo detente un momento, respira profundamente, cuenta hasta diez y mírala un minuto. Después todo será mejor, lo prometo."

— Mamá...

— A partir de ahora, Aidan Gallagher... Venus es la razón de tu existir por el resto de tu vida...

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🌠Aquí les traigo el prólogo de este nuevo libro que espero que les guste mucho y le den mucho apoyo, espero les guste mucho el capítulo y le den mucho apoyo, disculpen si hay alguna falta de ortografía, comenten mucho por favor me encanta leer cada uno de sus comentarios, y nada cuídense mucho y sin más hasta el próximo capitulo🌠

𝑈𝑛𝑎 𝑁𝑜𝑣𝑖𝑎 𝑃𝑎𝑟𝑎 𝑃𝑎𝑝𝑎́ - 𝐴.𝐺. {𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora