Lucía:Al día siguiente, muy temprano, salí de mi departamento con mi optimismo por las nubes y preguntándome cuál sería el departamento de Caroline, ella había dicho que era mi vecina, así que mis apuestas estaban en el departamento al fondo del pasillo, porque recordaba muy claramente haber visto salir a una joven pareja del departamento al otro lado. Me acerqué a la puerta reacomodando la mochila sobre mi hombro antes de tocar el timbre, pero este no sonó así que lo pinche de nuevo con extrañeza, obteniendo el mismo resultado. Con un suspiro aporreé la puerta con mis nudillos, Caroline abrió la puerta casi al instante con el cabello en todas direcciones pereciendo un nido de pájaros y su rostro luciendo como si acabase de despertar.
—Tu timbre no funciona— fue lo primero que se me ocurrió decirle.
—Lo sé, lleva tiempo averiado— me informó mientras pasaba sus manos por su cabello en un intento de aplacarlo. Dio un bostezo.
—Eh… vine para llevarte al instituto— le dije cuando noté que no diría algo más. Ella dirigió una mirada al interior del departamento, yo suponía que estaba mirando la hora.
—¡¿Ahora?!— Gritó, del todo despierta, y luego se llevó una mano a la boca— ¡Dios! Mi mamá duerme, tuvo turno de noche… Lucia, ¿sabes que aún es temprano?
—Quiero llegar pronto— dije con un encogimiento de hombros. Me resultaba muy dulce su manera de velar el sueño de su madre.
—Dame diez minutos— demandó y luego cerró la puerta en mi cara, yo no sabía si sentirme ofendida o reírme por su entusiasmo. Caroline verdaderamente debía amar mi auto si andaba con esas prisas. Estuve frente a su puerta esperando tranquilamente los 10 minutos que me pidió, pero cuando ya habían pasado 15 minutos comencé a inquietarme, no me gustaba esperar.—Disculpa la tardanza— Caroline salió del departamento justo a tiempo para evitar que yo me tirase del cabello— ¿nos vamos?— asentí y la mire detalladamente en cuanto entramos en el ascensor. Se había peinado el cabello pero este aún conservaba algunos mechones que apuntaban en todas direcciones, como si no se tomase el tiempo de cuidarlo. Yo había notado que siempre lo llevaba así; además utilizaba ropa muy holgada… como si intentara esconderse, esconder la belleza que tenía y lo hacía muy bien, pues de no haber sido porque yo conocía el aspecto acicalado que había poseído la Caroline del pasado, yo habría pensado que ella no tenía remedio. No sabía por qué descuidaba tanto su aspecto, pero decidí guardar mi opinión para mí mientras salíamos del ascensor.
En la recepción, como el día anterior, el conserje extraño leía su libro y yo no me moleste en saludarlo, sabía que se limitaría a ignorarme. Sin embargo, el levantó la mirada del libro y agrandó su ojos con horror al verme junto a Caroline. Fruncí el ceño, que extraña reacción.
—¡Hola, Rafa!— saludo Caroline con entusiasmo y yo le arqueé un ceja. Caroline parecía ser una persona muy sonriente… alguien tenía que enseñarle que algunas personas no merecían esa sonrisa.
—Hola, pequeña Caroline— el conserje (Rafa parecía ser su nombre) intentó recomponerse ante ella, dándole una sonrisa cargada de dulzura. Estaba comenzando a pensar que ese hombre me odiaba— ¿Qué te trae por acá tan temprano?— me dio una mala mirada.
—Ay, Rafa. Voy con prisa, mi amiga aquí— dijo señalándome— quiere llegar temprano al instituto así que ¡adiós!— se despidió con la mano.
—¡Ten cuidado, pequeña!— gritó el hombre, aparentemente preocupado, cuando salíamos del edificio. Era sorprendente la actitud del hombre, pero no comentaría nada, ¿yo no le agradaba? Perfecto. Él a mí tampoco.
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Poco Compatibles
FantasySoy un Ángel Oscuro. Más específicamente, una Desterrada. Desterrada por no ser lo que el Rey desea. No soy normal, estoy defectuosa. Toda mi vida lo he sabido; más intenté ocultarlo pero, como siempre, la verdad sal...