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Calor

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Calor.


Silencio, era todo lo que se sentía en esa
habitación.

Dos cuerpos semidesnudos uno sobre el otro compartiendo la misma cama y el mismo espacio.

Respiraciones lentas y relajadas a diferencia de hace unos minutos que eran rígidas y fuertes, sobre las sábanas yacían dos amantes compartiendo caricias y afectos entre ellas.

Nayeon quien descansaba su cabeza sobre el abdomen de su novia, abrazándolo cómodamente atrapada entre sus piernas. Y Mina, recostada con una almohada tras de sí para mayor comodidad; mientras daba masajes a la cabellera azabache de la coreana.

Inversas en su propio mundo compartido donde con un simple silencio ya decían más de mil palabras, más de lo que podrían llegar a demostrar a la otra.

Im llegaba a quedarse corta hasta con el mismo silencio, no sabía cómo explicar aquel sentimiento de abundancia y felicidad que le producía Myoui. Era tan remoto e indescriptible que verdaderamente sería una falta de respeto sólo llamarlo "enamoramiento" o "ilusión".

Mina le hacía cuestionarse sobre la existencia de ese sentimiento que nadie podía describir más como "amor". Si eso realmente era amor, pues todo lo que llegaron a prometerle aquellas declaraciones en la universidad; eran una farsa completamente.

Nadie, absolutamente nadie podría comparar una simple promesa vacía proponiendo felicidad, cuando ya su novia simplemente podía bostezar y Nayeon podría considerarse la persona más feliz de la historia.

Cerró sus ojos inhalando profundamente el maravilloso olor de Mina impregnado con el de ella, era una combinación tan embriagante que podría marearla si lo respiraba con tanta fuerza.

Porque su olor correspondía mayormente a almendras gracias al suavizante que poseía ese aroma. Si lo mezclaba con el de lavanda de su novia, lograba ésta rara pero increíble combinación que la hacía considerar de que respirar en verdad era una bendición.

¿Quién diría que la lavanda y la almendra combinarían tan bien? Si tuviera la oportunidad, sellaría ese olor por siempre en sus sábanas si no cumpliera con el lavado adecuado de éstas.

—Mina-yah —soltó suavemente sintiendo las caricias ajenas como señal de que la escuchaba—, te amo —dijo plantando un besito en el abdomen de su novia.

Escuchó una suave risa de aire por parte de la rubia que adentraba más sus dedos a su cuero cabelludo, masajeando con delicadeza.

—Te amo, Nayeon-ah —respondió de igual manera la nipona, con su mano disponible dando caricias en el hombro de la coreana sintiendo su suave piel bajo la yema de sus dedos.

Y en ese momento, Mina dejó caer su cabeza hacia atrás, sonriendo mientras agradecía estar viva y entre brazos de la azabache que se aferraba con cariño a su cintura.

YOU'RE MY BABY 𖥻 MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora