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Lloraba

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Lloraba.

Mina lloraba y Nayeon sólo pudo sentir su presión bajando frenéticamente.

—Amor, amor, Mina —llamó repetidamente con un tono suave tratando de calmar a la nipona quien al parecer no tenía intenciones de parar su llanto, sólo se aferró fuertemente a la coreana—. ¿Qué sucede? ¿Te hicieron daño?

—Estás bien, Dios, realmente estás bien, yo, yo... —la rubia a penas podía hablar, quiso con todas sus fuerzas parar su llanto y no preocupar más a la azabache, pero lo único que hizo fue hundirse en su cuello e intentar calmarse.

—Bebé... —formuló a lo bajo mientras dejaba besos por la coronilla de su cabeza, abrazándola de forma acogedora mientras sus manos acariciaban su espalda ayudándola a calmarse.

Mentiría si dijera que no quería llorar también, sabía que su novia pudo tener un previo ataque de pánico, le preocupaba en demasía qué fue la causa de que aquel ángel entre sus brazos estuviera sufriendo como si le hubieran quebrado su cielo.

Le importaba una mierda estar en medio de un pasillo vacío donde cualquiera podría verlas, y si así fuera, lo mandaría al carajo de igual forma.

—Yo... Escuché de un accidente de tránsito en la entrada —comenzó a relatar Myoui una vez pudo controlar su voz y evitar tartamudear por su llanto—. Dijeron que era alguien de apellido Im; te busqué en tu salón y no estabas, pregunté por ti en cada pasillo y nadie te había visto, no estabas en la salida, te llamé y me enviaba directamente al buzón.

»—No supe qué pensar y yo sólo me asusté mucho porque pensé que eras tú la del accidente y tuve tanto miedo... El pánico me atacó y pensé que te había pasado algo horrible —explicó abrazando el cuerpo de su novia con fuerza, aterrada en su paranoia de que algo o alguien intentara llevarla de su lado—, mi última opción era buscarte en el último piso, y aquí estás. «

Nayeon por fin respiró con un poco más de calma, soltando algunas lágrimas pero manteniéndose firme por su novia y luchando con la conmoción.

Y la verdad era que si a ella le tocara vivir lo mismo, hubiera caído por el pánico al instante.

—Ya, está bien mi amor, está bien —la separó de su cuello acunando su rostro en sus manos para luego repartir besos por este, finalizando uno corto en sus labios y luego unir sus frentes—. Estoy aquí, estoy bien, no me he ido ni me iré.

Luego de unos minutos en un cálido abrazo con caricias e intercambios de palabras mutuos, la rubia logró calmar totalmente su llanto y sollozos, separándose para ver a la azabache y acariciar su rostro, tanteando cada rasgo y memorizando una vez más las facciones difíciles de ver a simple vista.

Y nunca percibió un sentimiento tan vivaz y complejo como el de ese momento en que se perdió en los ojos de Nayeon, teniendo una profunda sensación que la llevó a afirmar que los ojos eran la ventana del el alma. Y, ¿Qué fue lo que vió Mina en el alma de Nayeon?

YOU'RE MY BABY 𖥻 MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora