✞︎𝒆𝒔𝒆 𝒍𝒂𝒅𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊́𝒂 𝒅𝒆 𝒕𝒊, 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐✞︎ʰᵃⁱᵏʸᵘ

♔︎✞︎ᵗʰᵉ ᵇᵉᵍⁱⁿⁿⁱⁿᵍ ᵒᶠ ᵗʰᵉ ⁿᵉʷ ᵏᵃᵍᵉʸᵃᵐᵃ ᵗᵒᵇⁱᵒ✞︎♔︎

Despertó con una sensación de buenas vibras recorriendo su ser, algo que lo hacía sentir extraño, pero que le sacó una leve sonrisa a sus labios, y una sonrisa para nada aterradora.
Se dispuso a hacer aquellas cosas que eran una rutina en su día a día hasta el dichoso fin de semana, otra rutina aparte, rutina que poco a poco empezará a cambiar, pero uno de eso tiene que analizarlo y verificar que sea verdadero, ¿Tú creerías que con el tiempo el Kageyama que es ahora, en un futuro sea alguien...diferente? Mejor dicho, que cambie.

Su caminar era suave. Tranquilo, sereno, disfrutando extrañamente del aire en su nariz, la brisa fría en su cara y el viento en sus oídos. De manera extraña, estaba esperando a que sus otros tres compañeros llegarán a su lado como siempre. No llegaron ellos pero si divisó entre el camino que pasaba a sus dos antiguos sempais, con uno sonrió leve por ser la persona que siempre lo protegió, lo cuidó, lo quiso tal vez y eso le llena de orgullo al haber sido Kōhai de aquel azabache puntiagudo.
Por otro lado barrió su vista al castaño de su lado que a pesar de haber tenido un carácter de mierda con él, de haberlo tratado mal y todo, al menos ya sabía las intenciones del castaño con él, debido a su primer año en secundaria, el castaño se le pegaba mucho, hasta tal punto que casi lo besaba y más, su sonrisa se ensanchó más.

El castaño iba hablándole al azabache de cómo siguió sintiendo esa sensación de superioridad debido a las chicas que siempre le seguían pidiendo su número y terminando en peleas, viendo al azabache de ojos azules frente suyo, detuvo su narración y sus manos tuvieron una corriente placentera, haciéndole recordar que aquellas manos lograron tocar esas caderas y sentir levemente esos glúteos de su antiguo pequeño Kōhai. Y como siempre es él, no faltaron sus palabras al verlo tan deseable como toda una vida.

-pero miren, si es mi adorado, hermoso y pequeño Kōhai, iwa-chan~

-buenos días, sempai- esbozó una leve sonrisa el castaño al ser llamado "sempai"

-que tierno, iwa-chan, me dijo sempai~

-senpai se los dije a los dos, no sólo a usted, oikawa-san...

Oikawa entrecerró sus ojos ensanchando la sonrisa en sus labios debido a la respuesta de su sexy ex-Kōhai, al contrario del castaño, Iwaizumi si se sorprendió de que el azabache le dijera sempai, bueno si le hace feliz que le diga así ya que en un pasado le llamaba su apellido seguido de su apodo por respeto "sempai" aunque ahora solo es su apellido y el "san" pero no se queja, se sintió lindo ser llamado de vuelta sempai. Oikawa veía con detenimiento y con deseo al oji-azul frente a él, contrario a su persona se encontraba Iwaizumi sintiendo algo en la parte baja de su vientre en lo que pensaba en el azabache como un ángel, un hermoso y lindo ángel, con alas negras, poca ropa, mejillas rosadas, labios entrecerrados, manos juntas, ojos desviados, Todo hermoso.

E Iwaizumi volvió a la realidad y se cacheteó por pensar cosas tan obscenas de su ex-Kōhai, no era apropiado para él pero se veía tan hermoso en ese vestido con escote en la pierna de color blanco que sentía un leve bulto en su entrepierna formándose que la sangre se subió a su rostro y con un suspiro nervioso movió su cabeza a los lados, agarró de la muñeca al castaño y se despidió del azabache mientras dicho castaño se quejaba por quedarse junto al azabache y el oji-azul confundido de esa despedida tan extraña por parte de su senpai se giró y siguió su camino dispuesto a encontrarse con los tres miembros más de su equipo de voleibol.

El entrenamiento en karasuno fue todo normal, más de lo normal pero sin llegar a lo raro, bueno no raro porque en karasuno nada es normal sino fuera por un dúo raro y sus inesperadas peleas, que llegaban a un pelinaranja queriendo agarrar de manera pervertida al único azabache de ojos azules en el gimnasio.

-¡Hinata, ya para, voy a golpearte!

-¡PERO-...tienes un buen cuerpo y yo quiero agarrarlo!~