Al entrar a la biblioteca, encontramos al señor (del que tanto nos había hablado mamá) sentado en una butaca, leyendo un libro. La verdad es que daba un poco de miedo pero en el fondo las dos sabíamos que era un buen hombre.
- Hola Zaira, hola Dafne.¿Qué necesitáis esta vez?- dijo de forma pausada.
- Hola William, hemos venido a buscar libros que contengan información sobre la revolución industrial y también para devolver unos.- respondí.
- Me parece bien, adelante, os acompaño arriba porqué allí está lo más interesante...- dijo él.
Mi hermana y yo nos quedamos un poco extrañadas por las últimas palabras que salieron de su boca, pero de todas formas subimos con la cabeza alta y seguras de que no iba a pasar nada raro (como nos dijo nuestra madre), o eso pensábamos nosotras...
Al llegar a la segunda planta el hombre nos guió hacia una estantería con muchos libros con toques dorados pero había uno en especial que nos llamó la atención.
Dafne se acercó y lo intento coger pero de repente:
- Ese libro no está disponible pequeña, tal vez algún día os explique lo que esconde.- dijo él con un tono misterioso.
Dafne me miró con una cara que no sé si expresaba pena o miedo, tal vez ambas expresiones a la vez. Decidimos olvidar lo que estaba pasando y centrarnos en buscar la información para mi proyecto.
- Zaira, a lo mejor estos libros te sirven.- dijo el señor mientras señalaba con un dedo un montón de libros que había amontonado sobre la enorme mesa de madera oscura.
- Vale, muchas gracias.- le respondí educadamente.
Las dos nos sentamos en la mesa y comenzamos a hojear los libros. Todo y que Dafne no tenía ni idea del tema me intento ayudar.
- ¡Si necesitáis algo me avisáis! Yo estaré abajo en la recepción atendiendo a los clientes que vengan.- nos informó William cuando estaba a punto de bajar el primer peldaño de aquella enorme y preciosa escalera de caracol.
Nosotras asentimos con la cabeza. Cuando él ya había bajado al primer piso (lo sabíamos porque lo habíamos escuchado hablar con la señora Elizabeth que era nuestra vecina), Dafne se levantó de la silla silenciosamente y cogió aquel libro que a las dos nos había llamado la atención, que según el señor William no estaba "disponible". Una vez lo tenía en las manos volvió a la mesa y leyó el título en voz alta: Fórmulas para alterar el tiempo.
- Que curioso, ¿no?- dijo ella.
- Si, muy curioso, pero deja el libro donde estaba antes de que nos descubran, recuerda, la curiosidad mató al gato...- le ordené a mi hermana.
- Pues yo había pensado en llevárnoslo a casa sin que nadie se diera cuenta.- me respondió ella.
Me paré a pensar que no era mala idea, pero no podíamos llevarnos ningún libro sin que lo sellaran antes.
- He traído la cámara, ¿y si en vez de llevarlo a casa le sacamos fotos?- dije cuando se me iluminó la bombilla.
- De acuerdo, pero date prisa.- afirmó ella.
Dafne abrió el libro y las dos nos quedamos petrificadas del asombro. Ella pasaba las páginas y yo sacaba las fotos.
Al acabar de fotografiar las páginas que más nos llamaron la atención,dejé el libro donde estaba para que nadie sospechara nada. Bajamos al primer piso para que no sellaran todos los libros que nos teníamos que llevar, que no eran pocos.
- Me alegra que hayáis encontrado todo lo que buscabais. Hasta la próxima niñas.- dijo despidiéndose de nosotras con una sonrisa en la cara.
- ¡Hasta entonces!- exclamamos las dos a la vez.
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Lo llaman magia || ꧁ S.N.R. ꧂
FantasyDos hermanas se adentran en una aventura en la que el timpo se vuelve loco, ¿ podrán volver a ver a su familia ?