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Martes 2 de noviembre

11:23PM

Desperté de golpe e intenté levantarme de la cama, pero mis muñecas estaban esposadas a la misma, intenté gritar por ayuda, pero las palabras no salían de mi boca, por más que lo intentaba, no lo lograba... La misma mujer de antes entró por la puerta, era la doctora de la mañana, se acomodó los grandes anteojos que traía en el rostro y se acercó a mí con una sonrisa y un portapapeles en la mano, se colocó junto a mí en la camilla y pronunció lo siguiente en un tono suave.

- Buenas noches, veo que despertaste, eso es bueno, ahora revisaré tus signos vitales y te haré un par de preguntas, ¿estás de acuerdo? - dijo la contraria mientras hacía unas anotaciones en una hoja que se encontraba en el portapapeles.

Solo asentí lentamente con la cabeza, quería mencionar que sí, sin embargo, no podía, mis labios no se movían, suspiré profundamente mientras la doctora comprobaba mi respiración con el estetoscopio que previamente tenía colgado del cuello, luego procedió a tomar mi saturación de oxígeno con un aparato, creo que le dicen oxímetro.

- Bien parece que estás mejor de lo que estuviste en la madrugada, eso es bueno, ahora empezaré con algunas preguntas de rutina, según me comentó la enfermera Clarie tu nombre es Jessica Owens, ¿es correcto eso? - decía la señora mientras me veía a los ojos y hacía anotaciones.

Únicamente pude asentir con la cabeza, las palabras no salían de mi boca, por más que la abría, nada podía salir de ella, trague saliva y nuevamente intenté hablar.

- De acuerdo, observo que sigues sin poder hablar, es normal debido a los medicamentos que te dimos, proseguiré con las preguntas, ¿Qué edad tienes?, no apareces en los registros de esta ciudad y tampoco en el informe de desaparecidos.

Podía escucharla hablar, pero yo no podía responder, estaba atada de manos literalmente, mis muñecas seguían esposadas a la camilla entonces decidí hacerle una seña a la doctora con mi cabeza indicando que me pasará el portapapeles junto al bolígrafo que ella tenía, al principio lo dudo un poco, pero al final decidió acercarse con los objetos en mano, con el bolígrafo escribí lo siguiente:

"Tengo 17 años y vivo en Greenshine, la ciudad vecina".

Termine de escribir aquella oración con algo de dificultad, ya que mis manos estaban inmovilizadas, solté un suspiro de alivio y me recosté nuevamente en la camilla, la doctora tomó el portapapeles y el bolígrafo para poder leer lo que escribí.

- Eres menor de edad, debo contactar a tus padres y decirles que estás aquí, ¿tienes padres o algún familiar aquí? - pregunto de nueva cuenta la mujer mientras me acercaba el papel y el bolígrafo a la mano, escribí aún recostada en la cama y con los ojos cerrados.

"No"

Aquella mujer salió del cuarto azul con los papeles, se dirigió a recepción y luego la perdí de vista, minutos después entró Clarie con una bandeja de alimentos, se acercó a mí y la puso sobre mis piernas en una especie de mesa portátil, le pidió al oficial que me sacará las esposas de una mano para poder comer bien, él de mala forma se acercó y la retiró, mi muñeca estaba roja y con un poco de sangre caía de ella, mi mano izquierda seguía esposada, comencé a comer de esa extraña sopa de fideos, al principio me supo extraño, luego realmente me empezó a gustar, comí y comí como si no hubiera comido en días, me relamí los labios para luego tomar un sorbo del vaso con agua que estaba junto al plato, sonreí satisfecha y la miré mientras con una servilleta me limpiaba la boca.

- ¿Te gusta mi comida?, la hice solo para ti, no le digas a la doctora Miyers - dijo mientras reía

Tomó la mesa portátil con los trastes y se los entregó a una enferma que se encontraba en la puerta junto al oficial, no escuché lo que mencionaban y tampoco me interesaba, comencé a recorrer nuevamente la habitación azul con la mirada, la camilla que estaba junto a mi ayer ya no estaba, en su lugar había un sofá café bastante grande, no pude terminar de analizar la habitación, otra enfermera había regresado, se sentó nuevamente junto a mí en una silla de metal, trajo unas pastillas en su mano izquierda y en la derecha nuevamente un vaso con agua.

-Ten, te harán sentir mejor - expresó mientras me extendía la mano que contenía las pastillas.

Negué con la cabeza varias veces mientras veía como la enferma nueva le hacía señas con la cabeza a alguien, de pronto dos médicos entraron al cuarto azul, iban vestidos normales, bata blanca y camiseta azul marino con corbata, el mayor se acercó a la camilla con la intención de hablarme.

-Mi nombre es Marcuss, Marcuss stevens y soy médico en este hospital y él es mi colega Patrick Jones - dijo el extraño mientras señalaba a un joven médico no mucho mayor que yo

-Doctor, la paciente se negó a tomar los medicamentos - mencionó la enfermera mientras se dirigía hacía el doctor Marcuss.

-Entonces dale algo a cambio, ¡Yo que sé un dulce o golosina! Y jamás le quiten las esposas a ella, ni a nadie de este hospital -exclamó en un tono alto el mayor de los hombres mientras se disponía a nuevamente colocarme la esposa en mi mano libre, lo mire fulminante mientras él salía de la habitación, solo quedamos la enfermera, Patrick y yo, el chico le pidió a la mujer que saliera de la habitación no sin antes dejarle las pastillas y el vaso con agua.

- Gracias Sofía, yo me encargó de ella - expresó mientras le dedicaba una sonrisa y se recostaba en el enorme sillón café que estaba junto a mi camilla

- Y bien, veo que el doctor Marcuss y tú no se llevaron una primera buena impresión del otro, no te preocupes ese viejo no suele ser amable con nadie, ni con su esposa, únicamente Dios sabe por qué no están separados- decía mientras me miraba de reojo acostado y sonreía de oreja a oreja

-Eso es porque él seguramente nunca está en casa, si su mujer lo viera más seguido lo odiaría - dije mientras mis ojos se abrían de par en par, había podido pronunciar una oración completa, mis manos sudaban de los nervios e intenté soltarme de las esposas jalándolas, pero fue inútil él intentó, solamente me lastime más las manos.

- Upaaa, Upaaa, al fin te dignaste a hablar con alguien que no sea Clarie - se sentó en el sofá y se acomodó el cabello hacia atrás con su mano derecha, tenía un cabello castaño claro lacio y sedoso.

- Ella es buena conmigo, ¿Podrías decirme que hora es?, el reloj de la pared está mal o el reloj que tienes en el bolsillo lo está, aún no lo sé con certeza - dije mientras lo miraba a los ojos de forma neutral.

- Vaya, ¿cómo notaste el reloj de mi bolsillo?

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