90.

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Sean.

Entro al gimnasio con una idea clara en mente, debo arreglar las cosas con mi hermana, no puedo seguir así. Gianna no va a interponerse entre nosotros, no dejaré que eso pase.

Ya escogí un bando, y es el de mi familia.

Escucho los golpes a la bolsa y la respiración acelerada que los acompaña, la veo a unos pasos, está concentrada en sus perfectos movimientos, calculados y en lugares correctos, sus ceño fruncido mientras se mueve rápido.

Sé que sabe que estoy aquí, es demasiado intuitiva y es más que seguro que ya me ha notado.

-Hablemos bruja- murmuro.

No contesta, se detiene y toma una toalla para secar el sudor de su rostro. Se sienta en el cuadrilátero que hay en el centro del gimnasio, tampoco me mira y no espero que lo haga, la conozco desde siempre y sé que le ha dolido aunque nunca lo dirá.

Me acerco con cautela, esperando su reacción, sin embargo no se mueve, es como si sólo esperara a que hable.

-Lo siento bruja- mi voz sale llena de súplica- En verdad lo siento mucho.

Espero una respuesta de su parte más no llega, nada sale de su boca y ni siquiera alza su mirada para verme. Sigue mirando el suelo, en silencio, tal vez pensando en que hacer conmigo.

-Di algo Alex- pido.

-No todo se soluciona con una simple disculpa Sean- murmura.

-Lo sé y haré lo que sea necesario para que me perdones- murmuro mientras me acerco a tomar su rostro entre mis manos- Eres mi hermana bruja, eres mi familia, eres quien me ha dado todo, quien me ha dado una familia- no habla- Una a la cual le fallé, te fallé Alex y es lo que peor me hace, lo que me está matando por dentro.

Me mira a los ojos, de inmediato recuerdo la primera vez que lo hizo.

Mis ojos cafés se topan con el azul de los suyos, me mira fijamente y me da la impresión de que sabe todo de mi con sólo hacer eso.

-Soy Alex- extiende su mano, los niños que la acompañan se paran detrás de ella, atentos-¿Cómo te llamas?

-Sean- murmuro estrechando su mano suavemente.

Esa primera mirada me dio confianza, me dio vida y un poco de aire en ese momento. Ahora puedo decir que en su mirada no veo nada, no me da nada más que indiferencia.

-Debes irte- dice alejándose- No te quiero aquí Sean- gruñe volviendo a acercarse a la bolsa para golpearla con mucha más fuerza.

-¿Estás echándome?- pregunto dolido.

-Estoy pidiéndote que te vayas- repite con su respiración agitada debido al esfuerzo ya que no deja de soltar golpes- Que vuelvas a Italia o a dónde sea que quieras.

Me quedo en silencio, mi pecho duele porque está pasando lo que temía, se está cerrando a mi y me está dejando fuera.

-No bruja, no puedes hacer esto- mi voz sale con más súplica de la que espero- No puedes alejarte de mi por esto.

-No fui yo quien se alejó Sean- murmura.

Me quema, joder.

-¿Me darás la espalda?- el dolor es claro en mi voz.

-Somos familia, jamás se le da la espalda a la familia Sean. Mucho menos yo- dice seria- Pero necesito tiempo, y quiero tenerlo. Querías ser libre de hacer lo quieras- me mira sosteniendo la bolsa entre sus manos- Lo eres ahora, no tienes nada que te una a mis planes, nada que te involucre en mis asuntos.

Contrarreloj [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora